Esa solución consiste en el desarrollo de una intervención de urgencia con la que el Obispado se haría cargo de la consolidación de su estructura, sanearía los elementos en riesgo de desprendimiento fortuito y, además, pretendería darle un futuro uso público social para los residentes de la isla, de modo que pudiese utilizarse como centro social.
En principio, el compromiso alcanzado durante el encuentro fue el de acelerar todos los trámites para que esa intervención pueda ponerse en marcha cuanto antes. Así, se llegó a plantear la posibilidad de que toda la tramitación de los permisos administrativos que debe conceder tanto la Conselleria de Cultura como la Concejalía de Urbanismo puedan estar solventada antes del mes de agosto para que los trabajos de consolidación y derrumbe puedan ejecutarse sin más demoras.
Como publicó Alicante Plaza, el permiso de Cultura resulta imprescindible, ya que la casa sacerdotal forma parte del Bien de Interés Cultural (BIC) que conforma el conjunto de la isla de Tabarca. De hecho, el Obispado había planteado una primera propuesta de intervención en el año 2000 que había sido desestimada por Cultura al considerar que no se ajustaba a las determinaciones de Ley de Patrimonio Cultural Valenciano.
Representantes del Obispado, Cultura y de la Concejalía de Urbanismo, durante el encuentro.
Cultura llegó a emplazar a la propiedad de inmueble a presentar un nuevo proyecto en julio de 2017 sin que hasta la fecha hubiese se hubiese planteado una propuesta alternativa. Ahora, el nuevo proyecto comprendería la conservación de los elementos de la propia iglesia que penetran físicamente en la estructura de la casa sacerdotal.
La Iglesia de Tabarca, que forma parte del BIC de la Isla. Foto: RAFA MOLINA
