ALICANTE. La situación de riesgo de derrumbe obliga a buscar un pacto a tres bandas sobre la casa sacerdotal anexa a la Iglesia de San Pedro de Tabarca, propiedad del Obispado Orihuela-Alicante. Un pacto que debe producirse de manera urgente. Fuentes consultadas por Alicante Plaza precisaron que la búsqueda de esa posible solución ya está en marcha, tras los contactos bilaterales mantenidos por el Ayuntamiento de Alicante con el Obispado, por un lado, y por el propio Obispado con la Conselleria de Cultura, por otro.
El objetivo ahora es llegar a una solución que permita mantener la estructura que merezca ser conservada y que evite el derrumbe fortuito del edificio. De hecho, el inmueble acusa un deterioro tan avanzado que el Ayuntamiento podría quedar obligado a ordenar su demolición forzosa por motivos de seguridad en el caso de que no se llegase a una salida de consenso. Es más, el propio Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Urbanismo, ya habría concertado un encuentro para conciliar posturas que podría desarrollarse la próxima semana.
El edificio en sí no tiene ningún valor patrimonial específico por sí mismo, aunque sí está afectado por la protección que rige sobre el conjunto histórico de la isla de Tabarca, reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC). De ahí que cualquier intervención que pretenda desarrollarse sobre él necesite del visto bueno de la Conselleria de Cultura. Lo cierto es que el Obispado presentó un proyecto de reconstrucción en el año 2000 con el propósito de que tuviese algún tipo de uso público no necesariamente ligado al culto. Ese proyecto no llegó a ejecutarse. De hecho, la Conselleria de Cultura requirió al Obispado que presentase un proyecto actualizado en julio de 2017, ya que la propuesta en cuestión no se ajustaba a la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano.
El último contacto entre el Obispado y los responsables de la conselleria se produjo este martes sin que se produjesen progresos relevantes. Portavoces de Cultura precisaron que, en todo caso, el Obispado habría planteado ahora la posibilidad de plantear "la consolidación de la ruina, en lugar de su demolición". Las fuentes consultadas apuntaron que ello conllevaría que se saneasen los elementos que presentan riesgo de caída y que se preservase la estructura que sí pudiese tener alguna funcionalidad, ya que algunos elementos de la estructura de la Iglesia penetran en la propia casa sacerdotal.