ELCHE. Las consecuencias que puede conllevar la paridad euro-dólar a la economía alicantina tiene diferentes campos de exploración y uno de ellos es el de la relación de industrias que dependen de la gran química para llevar a cabo sus procesos productivos. Incluso si una empresa tiene sede en España, comercia en euros y no depende en gran medida de importaciones internacionales, puede ver el reflejo del aumento de los precios de su producción. La clave está en el mercado de la "gran química", la industria que surte de compuestos para suelas de goma, por ejemplo en el calzado, o de base para plásticos. Derivados del petróleo, en definitiva. Y es que esta industria funciona con su propio "mercado de valores" a nivel internacional porque son el resultado de la primera elaboración de la fracción del petróleo. Dependiendo de su cotización, los precios pueden ponerse muy cuesta arriba.
Así, el director general de la empresa de Elche Synthelast, Francisco Javier Rodríguez, confirma que su compañía puede ser ejemplo de un posible aumento de precios en sus productos por esta situación. "Nuestra empresa solo importa directamente un producto, fabrica en Europa y pagamos y vendemos en euros. Es el primer año en el que hemos empezado a exportar. En principio, no deberíamos vernos demasiado afectados por la paridad euro-dólar, pero sí que puede pasar, de forma indirecta por el mercado de la "gran química" que sí opera en dólares. Aun así es pronto para analizarlo".
Synthelast es una industria muy química y crea gomas para las suelas del calzado. La "gran química" es la industria que está un escalón por encima de su sector y su cotización les afecta. El hecho de que las bases químicas de Europa sean más caras y que en Asia estén más baratas lleva a que se compre en el continente asiático los compuestos químicos en cantidades ingentes. "Cuando se importen esas bases, repercutirá en el producto que compramos y se encarecerá el proceso", afirman desde Synthelast. "Nuestro producto final se escapa de lo global, pero la producción será más cara. Todo sería más sencillo si lo que se importa de Asia tuviera que ceñirse a los mismos criterios de lo fabricado en Europa. Seríamos más fuertes", apunta.
Por otra parte, María del Carmen Pastor Vicedo, jefa del gabinete de estudios de Cámara Alicante aporta su visión de cómo puede afectar la situación a más sectores de la economía alicantina. "las consecuencias son diversas. La más inmediata es que nuestras exportaciones tienden a aumentar, ya que nuestros bienes y servicios se abaratan, aunque esta ganancia de competitividad debido a la depreciación del euro respecto al dólar puede verse contrarrestada parcialmente por el aumento de los precios y otros costes. La depreciación del euro sí tendrá un efecto positivo en el turismo procedente de países como el Reino Unido y Estados Unidos".
Además, apunta a que "un euro más débil encarecerá las importaciones, lo que provocará un aumento de las presiones inflacionistas. El petróleo, el gas y numerosas materias primas se facturan en dólares, lo que aumentará los costes de las industrias. A su vez el mayor coste del gas aumentará el precio de la electricidad. Todo ello contribuye a aumentar la inflación y recorta la capacidad adquisitiva de los hogares".
Y es que, según Pastor, la depreciación del euro hasta alcanzar la paridad con el dólar responde varios factores, entre ellos el mayor impacto de la guerra en Europa que en Estados Unidos, lo que ya se ha traducido en un deterioro del saldo comercial en la zona euro, debido al descenso de las exportaciones y al aumento de las importaciones. También se debe -argumenta- a la respuesta de la política monetaria, mucho más agresiva en el caso de la Reserva Federal que en el Banco Central Europeo: la FED ya ha subido los tipos de interés en un 1,5%, mientras que el BCE los mantiene en el 0%, y además las expectativas de subidas de tipos son mayores en EEUU que en la eurozona. A esto se añade el valor del dólar como moneda refugio.