El mayor desastre en el peor grupo de Segunda B que recuerdo

Foto: Rafa Molina
7/05/2017 - 

ALICANTE. El Hércules ha escrito páginas para el olvido a lo largo de su trayectoria en Segunda B pero, si bien la cercanía puede pesar, no recuerdo un grupo tan pobre como el que ha militado el conjunto blanquiazul esta temporada. Me vienen a la memoria goleadas encajadas por los del Rico Pérez ante rivales como el Sporting Mahonés o el Torrevieja en la primera de las tres etapas en la categoría de bronce del fútbol español, pero en una mirada global, nada que ver que con el esperpento de temporada que el equipo dio por cerrada ayer (en la última jornada ya no se juega nada de nada).

Los blanquiazules han quedado peor clasificados en otras ocasiones, se han visto también a un mundo del liderato y han dicho adiós a las opciones de ascenso mucho antes que en el presente curso. Sin embargo, la sensación con la que me quedo de que esta temporada estaba regalado acabar entre los cuatro primeros no me la va a quitar nadie.

Foto: Rafa Molina

Y no lo digo por la intrascendente goleada frente al frágil Mallorca B de este domingo (sí, es verdad que sirvió para certificar el pase a la Copa del Rey pero es que ése es un objetivo que se daba casi por descontado al inicio del curso). Lo pienso porque no puedo dejar de darle vueltas a lo rematadamente mal que lo ha hecho el Hércules y que, aun así, llegó con vida a la penúltima jornada del campeonato

Jornada tras jornada han ido fallando uno o varios de los rivales que ha tenido el cuadro blanquiazul por delante. El que más, seguramente, un Badalona que tiene pie y medio en la promoción después del traspié del Villarreal B ante el Atlético Baleares esta jornada. Sin mirar demasiado para atrás -porque al fin y al cabo todos los equipos podrán recordar aquellos puntos que no debieron dejarse por el camino-, a nada que el Hércules hubiera sumado una victoria en las derrotas encajadas frente Atlético Levante, Villarreal B o Alcoyano, habría llegado vivito y coleando a la jornada final.

Foto: Rafa Molina

Aunque resulte paradójico, lo mejor que le pasa al Hércules es que sólo le resta una semana para concluir esta pesadilla de temporada y podrá centrarse plenamente en la confección del nuevo proyecto. Y bien hará en construirlo sin prisas pero sin pausa, teniendo bien claro por dónde quiere cimentarlo e intentando evitar los errores de un curso que, cual broma pesada, va a concluir con una goleada para disfrazar los números colectivos e individuales de más de uno.

En el consejo de administración ya se ha producido un lavado de cara, en la parcela deportiva ya no está el único al que se podía echar y ha llegado el momento del banquillo y de la plantilla. Ya dije semanas atrás en este espacio que me proporciona Alicante Plaza que no soy partidario de una revolución total pero eso no quiere decir que deba llegar un bloque importante de futbolistas. Eso sí, en mi opinión, acostumbrado a mear alto buscando en mercados de superior categoría, a lo mejor el Hércules debería centrarse en buscar jugadores que sepan más de qué va el grupo III de Segunda B y que sean conscientes de que el Rico Pérez es la excepción de lo que se van a encontrar por el camino. Lo cierto es que, ascienda o no, muy mal lo tendrá que hacer el Hércules 2017/18 para no superar al que está a punto de expirar.

Foto: Rafa Molina

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