ALICANTE (EFE). El Hércules CF pasó en 2020 de la angustia ante la posibilidad de certificar el descenso a Tercera División por su pésimo rendimiento en el primer tercio del año a la ilusión que genera el nuevo proyecto, encaminado a luchar por el ascenso a Segunda.
El conjunto alicantino nunca había estado antes tan cerca de un batacazo deportivo de esta entidad como el del pasado curso, ya que la pandemia le salvó de un descenso que parecía cantado por las sensaciones que transmitía el equipo.
El inicio del año estuvo marcado por el turbulento final de 2019, con destituciones en el banquillo, dimisiones en la dirección deportiva y la salida de la entidad de varios jugadores emblemáticos.
El Hércules entró en marzo, mes en el que se declaró la pandemia, en zona de descenso y en una racha de cinco partidos consecutivos sin ganar, si bien los últimos cuatro fueron empates.
Aunque la zona de permanencia no estaba lejos, apenas a tres puntos, las sensaciones eran malas, sobre todo como local, donde el Hércules era incapaz de puntuar ante sus rivales directos.
Además, la revolución realizada en el mercado de enero, con la salida de varios titulares y la llegada de nuevos jugadores, tampoco funcionó.
La suspensión de la competición sin descensos, opción promovida por el Hércules entre bastidores, junto a otros clubes, permitió cerrar el curso 2019/20 de forma agónica en mayo.
Los dirigentes herculanos tomaron nota y comenzaron a planificar pronto el nuevo proyecto deportivo con el objetivo de no cometer errores y apostaron firmemente por Carmelo del Pozo, quien tras varios meses de dudas aceptó finalmente la oferta del club.
Del Pozo renovó por completo la estructura deportiva, tanto del primer equipo como de la cantera, y configuró una plantilla ilusionante con el reto de, como mínimo, dar el salto a la nueva categoría antesala del fútbol profesional.
Los primeros meses de la nueva temporada han ofrecido un Hércules, dirigido en el banquillo por David Cubillo, con aspiraciones a pelear por el ascenso a Segunda División, ya que ha finalizado el año en la segunda plaza de su subgrupo.
En estos meses, el equipo ha roto varias de las malas rachas históricas, como las de volver a ganar como local, marcar fuera de casa o vencer en un encuentro de rivalidad provincial, y ofrece buenas sensaciones, a pesar de no haber podido contar aún en plenitud con todos sus jugadores por culpa de las lesiones.
A nivel institucional, el Hércules también vivió un primer semestre agitado ante las continuas protestas de varios colectivos de aficionados a la gestión de los máximos accionistas y la dimisión de Quique Hernández como presidente, segunda en apenas dos años.