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con grupo soledad, wonders, josé vidal, alzis y cuatrecasas

El Club de las Buenas Decisiones y Aefa analizan los retos de la empresa familiar

7/03/2022 - 

ALICANTE. Impulsada por la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (AEFA) y el Club de las Buenas Decisiones (CBD) de la Universidad de Alicante, el pasado 4 de marzo se celebró, en el Parque Empresarial de Elche una mesa redonda sobre los Retos y Desafíos de la Empresa Familiar y la función que desarrolla el Protocolo Familiar para el equilibrio de la Empresa en un tiempo tan complicado como este que podríamos calificar como post-COVID pero con la enorme inestabilidad que provoca una guerra tan injusta como la impulsada por Rusia con la invasión de Ucrania.

Participaron Francis Carbonell (Wonders); Magdalena Vidal (Grupo José Vidal); Vanesa Pérez y Salvador Pérez (Grupo Soledad); y Vicente Coves (Alzis), moderados por Juan José Castón (Asociación de la Empresa Familiar de la Provincia de Alicante), con Marta Máñez (Cuatrecasas) con las aportaciones del Protocolo Familiar adaptado a cada empresa, a la solución de conflictos y puesta en valor de las fortalezas propios de la empresa familiar,y que habitualmente tienen que ver con las relaciones empresa/propiedad/familia.

La mesa redonda se desarrolló en dos partes: la primera en la sede de Neumáticos Soledad y la segunda en la sede de Wonders, para los alumnos del máster en Dirección y Gestión de Empresas y el curso Experto en Control de Gestión de la Universidad de Alicante, que integran el concepto de que la participación directa de las empresas es  imprescindible para un conocimiento exhaustivo de la realidad que viven las empresas para, sobre esa realidad, ser capaces de diseñar el futuro de las compañías o, al menos, tener desarrolladas habilidades para adaptar esas empresas a la realidad cambiante que hoy vive la economía. Porque en esta línea están los retos fundamentales que los ponentes identificaban como prioritarios hoy para las empresas, especialmente de las empresas familiares –que suponen en nuestro país el 90% del tejido empresarial, el 70% del empleo y el 60% del PIB-, son:

Agilidad para hacer frente a la velocidad de los cambios y determinación consiguiente para abordar la Transformación (digital, mental, etc.) de la empresa (decían “el mundo va más rápido que las familias, y en la capacidad de adaptación está una de las claves del éxito”): Estos retos requieren Innovación constante en procesos, productos y mercados, capaz de hacer funcionar la empresa como un barco pequeño, independientemente de su tamaño, que reorienta su rumbo con facilidad en función de las condiciones del entorno. Sin olvidar, por supuesto, el Tamaño (muy ligado a la internacionalización) y la Formación, este último como elemento transversal sin el cual todos los demás retos resultan imposibles de asumir; con la Profesionalización, por tanto, como catalizador de todos los retos anteriores y nexo de unión entre la familia y la empresa (los profesionales externos, coincidían los participantes, son muy importantes en los Consejos en tanto que, en muchas ocasiones, incorporan objetividad a los debates que los lazos emocionales dificultan en la familia), así como responsable de la Rentabilidad, bastante deteriorada en estos dos últimos años por la pandemia y muy amenazada actualmente por la guerra impulsada por Rusia contra Ucrania.

Y con un reto adicional que no depende tanto de las empresas como de sus soportes imprescindibles: los ponentes se referían a que la Agilidad empresarial es difícilmente compatible con una Administración en muchos aspectos arcaica, sin la capacidad suficiente no ya para catalizar el desarrollo de las empresas como sería exigible, sino, al menos, para no entorpecer su desarrollo.

Es importante, en este punto, compartir las características de una empresa para su consideración como Familiar, independientemente de su tamaño: “La continuidad generacional como objetivo estratégico, basada en el deseo de los fundadores y sucesores de mantener el control de la propiedad, así como el gobierno y la gestión de la empresa en manos de la familia”.

Este concepto determina los valores básicos de las empresas familiares (estabilidad y confianza, prudencia y austeridad, compromiso interno y con la sociedad, así como cultura emprendedora y del esfuerzo), relacionados con la gestión de un patrimonio propio con un objetivo último que es el legado y siempre con la dimensión humana y el compromiso social como elementos de unión, anticipando muchos de los valores que hoy se consideran imprescindibles para el desarrollo sostenible, y que la empresa familiar tiene fijados en su ADN, al menos en las primeras etapas de crecimiento, porque algunos problemas importantes, como apuntaban los ponentes, se plantean en la sucesión por compatibilidad difícil entre la segunda y siguientes generaciones (son “generaciones de primos”, decían) y no siempre las relaciones se desarrollan con la normalidad de la primera generación.

Para evitar estos conflictos, juega un papel fundamental el Protocolo Familiar.

En la empresa familiar, decía Marta Máñez, concurren tres grupos de interés: la Familia (representada por el Consejo de Familia), la Propiedad (representada por la Junta General de socios/accionistas) y la Empresa (representada por la Dirección, que puede ser o no miembro de la familia), con riesgos relacionados con la sucesión, el reparto de poder  o la profesionalización.

El Protocolo Familiar trata de prevenir y tener soluciones acordadas previamente a estos problemas, para lo que es necesario el compromiso previo de los actuales propietarios, y hay que entenderlo más como un proceso que como un producto cerrado e inamovible. El protocolo es un instrumento vivo de gestión que ordena las relaciones entre la familia y la empresa, y que siempre debe estar en disposición de adaptarse a los nuevos tiempos.

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