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el sur del sur / OPINIÓN

El Botànic II, visto desde Alicante

30/06/2019 - 

A falta de que se concreten las últimas estructuras y nombramiento del nuevo Gobierno valenciano, ya nos podemos hacer una idea de lo que tendremos, o podemos tener, en los próximos cuatro años. El Botànic II, guste más, guste menos, va a vivir mucho de la sombra que haga la política nacional, de cómo deambule la cuestión catalana -después de la sentencia del Supremo- y de si hay alianza entre PSOE y Podemos, y que influencia acaban teniendo los morados en las políticas estatales. En el ámbito doméstico, el Botànic II tiene un doble objetivo, uno básico, que es acabar de poner fin a los desmanes de tantos años en las infraestructuras educativas; es decir, debe poner fin a los barracones, y agilizar las listas de espera en los hospitales públicos y mejorar la atención primaria, más allá de meterse en el jardín que supone a revisar otras concesiones; el otro, es mantener viva la llama de los proyectos, ya no digo grandes, sino que las grandes apuestas, más allá de si hay financiación o no, como el distrito digital, la finalización del AVE regional, una solución lógica para la autopista AP7 o los primeros pasos de la conexión ferroviaria por la costa, desde Torrevieja hasta la conexión Dénia-Gandía vean algo de luz. Este va a ser el doble juego al que se enfrente el Botànic II: avances en el día a día, un horizonte creíble en la mejoras de las comunicaciones. Todo ello sin descuidar que puede haber una recesión económica o que cualquier elemento exterior de la economía puede tener mucha incidencia en la Comunitat Valenciana. 

En cuanto a la nueva estructura del Gobierno valenciano, este es mi punto de vista de cuáles deben ser los objetivos, desde una óptica de Alicante y su influencia en las comarcas del sur.

Podemos y vivienda

El éxito o el fracaso de Podemos va a estar en la destreza que tenga para poner en el mercado vivienda pública de alquiler o en la rehabilitación, todavía más, del actual parque de viviendas de la Generalitat. En la lógica morada, se va intentar limitar el precio de los alquileres, pero el objetivo tiene riesgos, además de una clara interferencia en el mercado. En este sentido, tiene más sentido incentivar -fiscalmente- a los propietarios para que pongan las viviendas vacías en el mercado del alquiler o apostar por la compra, rehabilitación y puesta en el mercado de alquiler de edificios en el centro de las ciudades para un público joven. La intervención se tiene que hacer con más oferta, oferta pública y a precios asequible para todos los sectores. Pero el departamento de Rubén Martínez Dalmau también tiene campo en uno de los aspectos que más cojeó su antecesora; la rehabilitación de los barrios con viviendas propiedad del antiguo IVVSA. El barrio Miguel Hernández de Alicante es un ejemplo de una iniciativa que ya no tiene justificación alguna para no actuar.

La apuesta por la Innovación

Hay que ponerlo en valor: la creación de la Conselleria de Innovación es una apuesta acertada, lógica y necesaria para los cambios que se están produciendo en el modelo productivo de la Comunitat. El hecho que su sede esté en Alicante, también es un buen gesto -hay empresas que se han alegrado porque ya tienen otro chiringuito del que vivir, pero bueno siempre hay oportunistas-, pero no descuidemos el objetivo final: supone una apuesta por diversificar la economía y poner la base sectores más pujantes. Lo más importante es que el gran proyecto de la Generalitat en Alicante, el Distrito Digital, tenga la agilidad que se merece, y no que sus responsables estén pendientes cada vez de tener que ir a València para realizar las gestiones necesarias -otra asignatura pendiente que se acabaría con la puesta en marcha del AVE regional-. Pero más allá de cuestiones políticas, ubicar la conselleria en Alicante debe suponer un espaldarazo por la atracción de inversiones y empresas digitales en toda la Comunitat y que el talento de esta tierra encuentro trabajo en las empresas que aquí se instalen.

Compromís y la cuestión hídrica

Que Compromís tenga la Conselleria de Agricultura y Medio Ambiente es una oportunidad que debe aprovechar para relanzar su proyecto político en las comarcas del sur, después de la caída de votos en las últimas elecciones generales y municipales. Mireia Mollà jugará un papel importante en la medida que sepa contactar y dar respuestas a un sector de la población muy conservador, fiel votante del PP. La coalición valencianista no tiene dudas del trasvase Tajo-Segura, lo cual ya es una ventaja, pero su gran apuesta debe ser por aportar soluciones alternativas a la consecución de más recursos hídricos y más agilidad en la tramitación del proyectos. Tampoco debe olvidar -pero esto sí que lo tienen claro- que la apuesta del futuro en el campo es por una agricultura más eficiente en los recursos y en la producción.

La continuidad en Economía

Rafa Climent repite en el Botànic, algo que no parecía probable hace unos meses. Las negociaciones del nuevo Gobierno le han concedido una nueva oportunidad. Su baza debe ser completar la política de apoyo a la base del tejido industrial, con la mejora de polígonos y el aumento de sus prestaciones tecnológicas, y el respaldo a que las empresas hagan sus transición digital. No tiene más secreto: responder a lo que quieren los empresarios de los denominados sectores productivos y tradicionales de la Comunitat Valenciana. Hay cuestiones que escapan a su departamento, como las infraestructuras, pero por lo menos debe luchar porque esas mejoras de comunicación se lleven a cabo.

El futuro del turismo pasa por la digitalización, no por la tasa turística

No se presenta un futuro espectacular para el turismo. Tiene muchos nubarrones a la vuelta de la esquina. El principal, es que los destinos competidores se están recuperando y con ofertas en las que no se puede competir por precio. Por ello, la estabilización y mejora del sector turístico pasa por algo tan manido como la competitividad en valor añadido y la apuesta por otros mercados y otros nichos de negocio (congresos o deporte). Y para ello, son básicos dos aspectos: que el sector esté totalmente digitalizado y que pueda ofrecer respuestas a su cliente desde cualquier parte del mundo y que exista una mejora de las infraestructuras que lo haga más competitivo. Alicante y la Comunitat Valenciana tienen resueltas las vías de comunicación de brocha gorda -el AVE y los aeropuertos-; falta solventar la segunda unidad para que llegar a otros destinos más alejados no sea una odisea.

Lo que no necesita el sector es el debate de la tasa turística, pese a los intentos de Podemos en mantener esa llama. Hay otras formas de buscar ingresos alternativos, bien con objetivos medioambientales, bien con carácter disuasorio para desviar tráfico. La AP7 es la fórmula: se trata de buscar una fórmula que beneficie a los residentes y haga pagar a los visitantes, en determinadas épocas del año. Y además, evite más impacto en el paisaje con la construcción de más circunvalaciones.

El urbanismo ya no es un problema, pero necesita agilidad

Más allá de las controversias locales que ha generado la aprobación del Pativel, una de las cuestiones que tiene resueltas las Comunitat Valenciana es la urbanística. La modificación de la actual ley vigente, la Lotup, ha generado bastante consenso entre formaciones políticos y sectores económicos. Ahora, la gran asignatura pendiente es la agilización de los trámites para aplicar la ley. No se entiende que en este Botànic II no esté el hombre que llevó a cabo esos cambios, como ha sido Lluís Ferrando.

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