ALICANTE. Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs) se adentran en la fase de negociación de los presupuestos del Ayuntamiento de Alicante para 2022. O al menos, en el momento de los contactos políticos para dar a conocer las líneas centrales de una propuesta que el propio alcalde, el popular Luis Barcala, ya ha considerado como muy acotada, sin que puedan introducirse modificaciones de calado. Al menos, no hasta que llegue el momento de promover una primera modificación de crédito para incorporar el remanente (dinero presupuestado pero no gastado) de las cuentas de este año.
Ese proceso de tanteo se iniciará este próximo jueves en un primer encuentro ya concertado con un primer protagonista hasta cierto punto inesperado: el PSOE. Hasta este martes, no había trascendido ninguna explicación que justificase la elección del partido del puño y la rosa como primera pareja de baile, toda vez que las dos formaciones aliadas al frente de la gestión municipal podrían tener, a priori, una mayor afinidad ideológica con Vox.
Lo cierto es que no se descarta que, en esa misma jornada del día 9, también puedan ampliarse los contactos con los concejales de la formación que preside Santiago Abascal. No obstante, la elección de los socialistas como primera baza no parece anecdótica. Al margen de que el PSOE sea el principal partido de la oposición, con nueve concejales (los mismos que el PP), el movimiento del bipartito trataría de conseguir un doble objetivo. Primero, se trataría de buscar un acuerdo en el espacio del centro político con el fin de conseguir el respaldo necesario para que las cuentas prosperen (PP y Cs gobiernan en situación de minoría, con 14 ediles en una corporación de 29, por lo que necesitan el apoyo o la abstención de un concejal más). En ese objetivo, en diciembre de 2020, ya se consiguió cerrar un acuerdo, negociado desde las filas de Cs, por el que el PSOE se comprometía a favorecer la aprobación del presupuesto a cambio de que el bipartito aceptase un listado con una veintena de planteamientos no estrictamente ligados a la existencia de consignación económica, como informó Alicante Plaza. Un pacto al que, por otra parte, no se la he llegado a dar cumplimiento en su integridad. Al menos, no en las condiciones reivindicadas por el PSOE, más allá de que PP y Cs hayan considerado que sí se han atendido aspectos como la creación de microcréditos o de distintos fondos de ayudas a empresas para favorecer su recuperación tras la crisis sanitaria del coronavirus.
Sea como fuere, ahora se trataría de reproducir un pacto similar de modo que PP y Cs no lleguen a depender únicamente de los votos de Vox, con la intención de no convertirse en blanco de los ataques del conjunto de las fuerzas que conforman el eje progresista (PSOE, Unides Podem EU y Compromís) por volver a congraciarse con la formación que la izquierda vincula con las posiciones de la ultraderecha. Ese acercamiento al PSOE sería relevante si se tiene en cuenta que en el bipartito -o al menos desde los bancos de Cs- también se estaría tratando de favorecer la introducción de modificaciones en la ordenanza de convivencia cívica mediante la presentación de alegaciones tras su aprobación inicial que podrían encontrarse con el rechazo de Vox.