ALICANTE. El pleno municipal en el Ayuntamiento de Alcoy aprobaba por unanimidad este viernes instar a la conselleria de Cultura a que inicie la tramitación para proteger al Alcoyano como Bien de Interés Cultural.
Lo hacía en una sesión extraordinaria del pleno, celebrada un día después de que los portavoces de los grupos municipales y Juan Carlos Ramírez, el máximo accionista del club blanquiazul, se reunieran en el consistorio como ambos 'bandos' solicitaban públicamente al contrario desde hace días, en el marco de un diálogo de sordos que, por el momento, nada hace indicar que no continúe realmente. Y es que no cabe inferir otra cosa de los hechos reales y no aquellos trasvestidos de palabras huecas y brindis al sol por los interesados, que solo buscan distraer la atención de la sufrida afición blanquiazul.
Está por ver que el movimiento del consistorio de este viernes tenga efectos prácticos (por mucho que desde la Generalitat prometan celeridad en la tramitación de un procedimiento farragoso y que requiere de la colaboración del club), pero lo que es seguro es que no los va a tener a corto plazo, que es cuando se necesitaría si de lo que se trata es de bloquear un cambio de domicilio del Alcoyano ahora, claro. Al tiempo, el consejo de administración blanquiazul mantiene la convocatoria de la Junta General de Accionistas del 17 de junio, en la que se ha de aprobar el traslado a La Nucía (al que seguiría el cambio de elementos distintivos, dentro de los límites que marca la reglamentación), porque desconvocarla supondría cerrar la posibilidad a hacerlo efectivo de cara a la próxima temporada, ya que que toda la tramitación federativa ha de completarse antes del 30 de junio para que tenga plasmación real en la temporada 2024/25.
Vaya que en la práctica, más allá de dejar de meterse el dedo en el ojo (públicamente), poco más... en lo que se refiere al Ayuntamiento, con el alcalde Toni Francés a la cabeza, y al Alcoyano, con Ramírez como máximo accionista, toda vez que los aficionados sí que han dado un paso al frente de manera constructiva: si no dudaron en alzar su voz, entre otras cosas evitando que se les usase, este sábado marcharán por las calles de la ciudad exigiendo que el Alcoyano siga en su casa, al tiempo que demostrarán con su asistencia al partido ante el Intercity en El Collao (que registrará la mejor entrada de la temporada) que el club blanquiazul cuenta con una notable masa social, tanto cuantitativa como cualitativamente.
Esto último era algo que ponía en duda Ramírez, pero ni es la única ni es la más importante de las razones que aduce el empresario para llevarse el club a la Marina Baixa (y plantear como compensación a Alcoy que el primer equipo de La Nucía -no sus divisiones inferiores- designe El Collao como sede principal de sus partidos oficiales). El alcalde lo sabe porque días antes de que trascendiera públicamente se lo dijo a través del presidente Toni Justicia, como desde hace meses es consciente de que Ramírez le señala como responsable de la situación y le acusa de haberle engañado. Huelga decir que desde Alcaldía niegan la mayor, pero la realidad es que ahora mismo no hay nada palpable que lleve a creer que las exigencias de Ramírez para dar marcha atrás (plan de mejoras en El Collao, un campo de entrenamiento en condiciones y apoyo económico de terceros cuantificable en 500.000 euros por temporada) se verán satisfechas, aunque sea a medio plazo. En su aventura en Alcoy, el empresario está ofreciendo su versión más mercantilista, algo que el aficionado e incluso el consistorio le puede afear, pero conviene no olvidar que el Alcoyano estaba condenado a desaparecer hace dos años y lo evitó Ramírez; en ese momento nadie quería tocar el club ni con un palo (con perdón). De aquellos polvos, estos lodos. De la mala gestión del Alcoyano, a la que el Ayuntamiento no puede decir que fuera ajeno, el lío actual... y en La Nucía se siguen frotando las manos.