ALICANTE. Son las 20:30 horas de un caluroso 4 de agosto de 2011. Eduardo Nave (València, 1976) se encuentra frente al Cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola, donde la bandera de España ondea en su mástil mientras algún vecino camina por la acera con normalidad. El sonido ambiente es el de algunos coches y motocicletas que circulan por las calles cercanas. Todo tranquilo y normal, así que pulsa el disparador de su cámara para capturar el momento. La instantánea plasma de esta manera el escenario en el que, nueve años antes, en el mismo lugar y a la misma hora, lo que se veía era el caos y lo que se escuchaba era el ruido ensordecedor de un artefacto explosivo que había colocado el grupo terrorista ETA, llevándose así por delante la vida de la hija de un Guardia Civil, con tan solo seis años, y la de un transeúnte que paseaba por las inmediaciones, de 57.
La fotografía muestra la normalidad de una ciudad que continúa con su rutina, pero sobretodo evidencia la ausencia de las personas que se marcharon con esa bomba. Y esa escena en concreto es una de las fotografías que forman parte de la muestra A la hora, en el lugar de Eduardo Nave. Una colección de 35 instantáneas en formato mediano y otras ocho en gran formato que ocupan la totalidad de la sala de exposiciones de la antigua estación de autobuses de Alicante, en la plaza Séneca, y que se puede visitar hasta el 27 de enero, de lunes a domingo, en horario de 10 a 15 horas y de 17 a 21 horas.
"Lo que hizo ETA no puede caer en el olvido aunque lo hayamos superado", afirma el autor de las imágenes. Y es que el último atentado mortal de ETA fue en marzo de 2010, cuando la banda terrorista asesinaba a un policía francés durante robo en un concesionario. Por primera vez mataban fuera de España, pero ahora, nueve años más tarde, ya han cesado su actividad armada y ha dejado de teñir de sangre las ciudades del país. "Las generaciones, los más jóvenes, no habrán vivido ese miedo y ese dolor, pero debemos seguir recordando lo que sucedió para honrar a las víctimas", explica. Y ese es precisamente el fin de esta muestra que recoge 35 días X a sus horas H, en 35 ciudades diferentes.
"No he buscado el dramatismo en ningún momento, porque lo que quería mostrar era una imagen realista y objetiva", explica Eduardo Nave, que ha usado en todos los casos una cámara de placas con tecnología analógica, empleando tiempos de exposición muy largos. Por ese mismo motivo no ha querido emplear tampoco la técnica del blanco y negro, tratando de buscar la mayor realidad posible de unos lugares que son cotidianos para muchos, pero donde otros pueden escuchar, sin mucho esfuerzo, el eco de los disparos y las bombas que acabaron con la vida de sus seres queridos. Unos escenarios que también están recogidos en un libro que se amplía con hasta 75 imágenes y que también se puede consultar en el lugar de la exposición.
"No aparece nadie en ninguna imagen porque lo que quiero mostrar es precisamente eso, las ausencias de los que ya no están, por medio de escenarios vacíos de gente, sin vida", cuenta el fotógrafo. Así que con todas esas condiciones para cada imagen, ha tardado más de cinco años en recoger todos los lugares donde actuó la banda terrorista con sus atentados mortales. De hecho, las características de cada atentado se explican también en la muestra por medio de transcripciones de noticias radiofónicas, "el medio más inmediato a la hora de dar las informaciones", según el autor. Unos datos que se complementan con un vídeo a cámara lenta en el mismo lugar de los hechos, un mapa para ubicar al público y un pequeño making of de cada foto.
Las víctimas fueron las protagonistas del acto institucional que llevó a cabo el Ayuntamiento de Alicante este lunes. Junto al autor de las fotografías, y acompañando también al alcalde de la ciudad, estuvo presente la directora de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Ana Torrente, así como la Directora General de Justicia, Verónica López, el Director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez y diversos miembros de la Corporación Municipal. Las imágenes que conforman la exposición "nos evocan y nos retrotraen a los lugares donde perdieron la vida personas inocentes", afirmó el alcalde. "El perdón queda en manos de las víctimas, pero el recuerdo es obligado para todos", añadió. Tras visitar las obras junto al autor, Barcala ha destacado que "no hay nada más impactante que observar lugares cotidianos, rincones que podemos contemplar en cualquier ciudad, y ser consciente que en algún momento se convirtieron en paredones del asesinato, en el lugar donde se perpetraron los peores crímenes de nuestra historia reciente".
El trabajo de Eduardo Nave está realizado entre 2008 y 2013. El proyecto, que está compuesto por fotografías, titulares de prensa, transcripciones de radio, coordenadas espaciales, así como grabaciones de vídeo y audio de cada escenario, consiguen que, tanto la obra como el diseño expositivo y su enfoque conceptual, estén en perfecto diálogo y sintonía. Una muestra que pone el énfasis en la escucha y el reconocimiento de la memoria individual y colectiva, pero también en el trabajo de campo y de documentación realizado por el propio autor. De ahí su carácter de archivo, de registro, de recuerdo y de documento histórico. Con esta exposición, nos invita a reflexionar sobre el mutismo y la mutilación que sufre el individuo y su entorno a partir de referencias históricas. Sin duda, el conjunto de su obra inmortaliza el síntoma en la imagen y convoca la urgencia de la escucha, ampliando así la experiencia emocional de sus fotografías.