ALICANTE. La segunda vida de los antiguos cines Astoria de Alicante comienza a pergeñarse. Los nuevos propietarios del inmueble, inversores particulares de origen belga, han activado trabajos de reforma y limpieza en su interior con el fin de sanear sus estancias que permanecían desocupadas y sin uso desde el año 2009. Se trata de un primer movimiento con el que se pretende evitar problemas de inseguridad provocados por la falta de mantenimiento que venía arrastrando tras cerca de quince años de inactividad, desde que se produjo su cierre como multisala.
Por ahora, eso sí, sigue sin concretarse cuál puede su futuro destino. Sus dueños continúan sopesando distintas alternativas -todavía no desveladas- sin tomar una decisión definitiva, aunque con la intención de que pueda promoverse la recuperación del edificio con un proyecto al que se pretende dar impulso el próximo año 2025. A partir de ahí, habría que esperar a que se produjese su reconversión, fuese cual fuese el uso finalmente escogido. En cualquier caso, sus titulares persisten en que el objetivo es promover su recuperación para rescatarlo de la situación de abandono en la que se encontraba hasta ahora.
El inmueble se sitúa entre la calle Cisneros y la Plaza del Carmen, con una distribución en planta baja y dos alturas. Cuenta con dos accesos en sus dos lados de fachada. Y permite tanto el uso terciario que tuvo durante su etapa de funcionamiento como sala de exhibición cinematográfica, como su adaptación como establecimiento turístico o su transformación a un uso residencial para dar paso a la construcción de viviendas.
De hecho, ese el uso de sus edificios colindantes, a excepción del inmueble de titularidad municipal situado en la confluencia con la calle Virgen de Belén que acoge provisionalmente las actividades organizadas por la Concejalía de Juventud como sede alternativa al palacete histórico del Centro 14 de la calle Labradores, ahora todavía sujeto a su proyecto de ampliación.
En cualquier caso, la reconversión en otro uso distinto al de sala de cine requeriría de una profunda remodelación, con un desembolso adicional al invertido en su compra, que se materializó en la segunda mitad de 2023 por un importe que no ha trascendido.
El edificio comenzó a funcionar como cine en el año 1979, de la mando de su fundador, Paco Huesca. Desde sus inicios, quedó especializado en la programación de películas de cine alternativo, no taquilleras. No obstante, la crisis generalizada en la afluencia de espectadores motivó un primer cierre en 2006. Un año después, reabrió como espacio dedicado a la exhibición de películas en versión original, alejadas de los circuitos convencionales, con el impulso del empresario Antonio Mansilla. Sin embargo, ese intento de reactivación resultó infructuoso y el cine acabó cerrando de forma definitiva a los dos años.
El Partido Popular (PP) trató de rescatarlo de esa situación al proyectar su compra para darle un uso cultural como compromiso recogido en su programa electoral al que se pretendía dar cumplimiento en el supuesto de que la candidatura encabezada por Luis Barcala fuese la más votada en las elecciones del pasado mes de mayo. Sin embargo, la iniciativa privada tomó la delantera.