Diesel gustazo

'Diesel gustazo. Diéselo'. Guillermo Summers e Ignacio Sala se disfrazaban de dioses del Olimpo, "el Olimpo de los diesel", para vendernos las bondades de los motores que funcionaban con gasoil, concretamente los de la marca Citroën, frente a los de gasolina. Menos emisiones, sobre todo si, como ahora, llevan el filtro de partículas que cuesta un ojo de la cara cuando se obstruye (sale más a cuenta comprar otro coche que cambiarlo), más eficientes, motores más duros para aquellos que tienen que hacer muchos kilómetros (no es casualidad que sea el combustible de los camiones o de los aviones) y, en aquel momento, menos pesetas por litro.

Pero todo en esta vida es cíclico, o al menos así lo sostenía Giambattista Vico, y al igual que a veces la mantequilla es súper saludable y la margarina una bomba para nuestras arterias, y al año siguiente es justo al revés, con los diesel pasó algo parecido, hasta el punto de que ahora mismo ya hemos decidido que hay que erradicarlos cuanto antes. Del Olimpo de Summers y Sala al Hades en el que acabamos todos aquellos a los que nos carga Greta Thumberg. Que solemos ser los mismos que nos movilizamos en nuestra preadolescencia, cuando en Canal 9 triunfaba 'El capità planeta', porque el agujero de la capa de ozono iba a convertir esto en el futuro de la incomprensible Los Inmortales II (spoiler: no).

Pero no es este un artículo negacionista, como tampoco lo es su autor, sino un pataleo (uno más) contra el afán recaudatorio que curiosamente impregna todas las estrategias conservacionistas de los poderes públicos. La única forma de salvar el planeta, parece ser, es vaciarnos los bolsillos. "No, pero mira, es por tu bien, es con ánimo disuasorio". No fumes, pero págame el 77% de lo que cuesta una cajetilla (el impuesto al tabaco aporta el 4% de la recaudación fiscal anual, 9.000 millones de euros). No bebas, pero págame 6 euros por botella. Mejor que no conduzcas un diesel, pero mientras lo haces págame 30 céntimos por litro más el 21% de IVA, y dale otros 7 céntimos a tu comunidad autónoma.

Así que, para salvar el planeta, a partir de 2025 el Gobierno pretende elevar los impuestos que ya pagamos por llenar el depósito "hasta equipararlos al tipo impositivo de los ocho principales países de Europa". Los sueldos no, pero los tipos impositivos... También cambiarán el impuesto de circulación por otro basado en el uso del vehículo para 'castigar' a los que, pongamos por caso, tenemos a parte de nuestra familia en Extremadura, o parte de nuestro trabajo en Murcia, y nos empeñamos en no usar los fantásticos medios de transporte público disponibles, que recomiendo encarecidamente a los ministros de Fomento que han sido y serán. Y, claro, pagaremos por usar las autovías.

En este artículo publicado el pasado domingo, el director de Valencia Plaza les explica mejor de lo que yo podría hacerlo las razones macro que no admite el Gobierno para esta subida de impuestos, y que son las que realmente la justifican (que no legitiman). Y en esta información de hace unas semanas, el Colegio de Economistas desmonta la falacia de que tenemos una carga fiscal reducida. Yo simplemente añadiré que, mientras el coche eléctrico siga teniendo unos precios prohibitivos y una autonomía de risa (por no hablar, claro, de las tarifas eléctricas que podrían ser objeto de otro artículo y que en unos días nos vuelven a cambiar), lo de disuasorio no cuela.

'Diesel gustazo. Diéselo', nos decían. Y el gustazo, para validar la teoría cíclica de Vico, se lo van a dar los de siempre.