La política, como se ha demostrado en los últimos tiempos, es la gestión de instantes. Tomar la decisión en momentos clave. Desde hace tiempo, Ciudadanos está en muchos de ellos...Andalucía, Madrid, la Alcaldía de Alicante, la Diputación Provincial, etc. Su posición ha sido clave en muchos de estos momentos. Ahora le viene otro: qué hacer en Torrevieja, un consistorio el mismo Ciudadanos privó, en 2015 y bajo el argumento de la corrupción, a los populares de revalidar el poder municipal de manera ininterrumpida desde hace 28 años. Había un ex alcalde en la cárcel y varias sospechas en la gestión que decantaron a la dirección regional de la formación naranja a entregar la Alcaldía al veterano José Manuel Dolón, de Los Verdes, respaldado por varias formaciones de izquierda y un ex regidor del PP.
Ahora, tres años después, Ciudadanos se encuentra en la misma tesitura, con mucho desgaste en lo que queda de ese gobierno: cuatro partidos, en minoría, que sólo han permitido aprobar un presupuesto en tres años...Y a ello se suma la crisis de las nóminas: los pagos a los funcionarios llegaron este mes de septiembre con ocho días de retraso por el veto de la Interventora a los complementos de productividad y a la inclusión, también, de unas ayudas a trabajadores con minusvalías. Y claro, si de por si ya ha estado caldeado el ambiente en la ciudad, con múltiples polémicas de la etapa anterior y en la pesente, sólo faltaba que los sueldos llegaran tarde, principal borrón que puede tener un alcalde -pese a que la responsabilidad sea ajena (ojo, y podría repetirse)- en una plantilla gestada en los casi más de 25 años de gobiernos populares. Toda una bomba de relojería que ha llevado a Ciudadanos a tener que aceptar, pese su voluntad y por la presión laboral (o ciudadana), el diálogo sobre una moción de censura que aparte a lo que queda de gobierno progresista.
Ciudadanos ya ha hecho su lista de prioridades a cambio de respaldar al popular Eduardo Dolón de alcalde después de fracasar, todo sea dicho, de intentar vetar al propio Dolón de liderar el voto de censura. En cualquier otro sitios, esa lista prioridades que han puesto los naranja sobre la mesa sería algo posible de cumplir en cualquier otra ciudad, pero en Torrevieja no deja de ser un trampa para que el PP pique a cambio de sus ansias de poder. Todo tiene su razonamiento: Ciudadanos daría sus votos necesarios para el relevo en la Alcaldía, pero a cambio pondrá a los 11 regidores en una freidora política durante los siete meses que quedan de mandato. Entre otras cosas, Cs exige una bajada de impuestos que es imposible de aplicar en la ciudad salinera y por tanto, le responsabilizaría de ello, en caso de no cumplirse, como sucedería
Razones para una moción de censura había meses atrás, las hay ahora (al calor de la crisis de las nóminas) y posiblemente las habrá más adelante, aún faltando dos meses para los comicios locales. Lo que es sorprendente, a estas alturas de mandato, es el tacticismo de los naranjas, como ya ocurriera en el relevo en la Alcaldía de Alicante: es decir, pudiéndose apuntar tantos, bien sea hacia la derecha o hacia la izquierda, Ciudadanos huye de los momentos clave, no se moja, deja escapar oportunidades a cambio de rentabilizar ese momento. O, ya es mucho pedir, que acabe asumiendo responsabilidades de Gobierno en cualquier institución. Nada. Ni lo uno ni lo otro. O hay lazos amarillos de por medio, o Ciudadanos nunca asume la prueba de fuego. Alguna vez deberá ser.