MADRID (Europa Press). Los efectos del estrés aumentan un 28% el riesgo de sufrir un accidente de tráfico, debido a que conducir bajo esta condición disminuye la aversión al riesgo, según un estudio de BP, Castrol y Race en el que han empleado herramientas de neurotecnología para monitorizar los comportamientos de los usuarios y medir sus respuestas.
De esta manera, un conductor en estado de estrés experimenta un aumento general del nivel de ansiedad, nerviosismo y precipitación en la toma de decisiones, lo que le impulsa a conducir de manera más agresiva y las maniobras bruscas realizadas y aceleraciones se incrementan un 17%.
Los datos obtenidos muestran que bajo los efectos del estrés se reduce un 12% la concentración, lo que se traduce en un aumento del tiempo para la toma de decisiones, y un 66% la capacidad de recordar el trayecto realizado, tanto en la memoria a corto como a largo plazo. De hecho, un conductor en estado de estrés recuerda un 20% menos de señales de tráfico que uno que conduce bajo condiciones normales.
Por otra parte, el estudio refleja que los sujetos con estrés experimentan un aumento del 12% de su nivel de frustración respecto a un estado normal, debido a que quieren terminar en un menor tiempo el recorrido a realizar.
Asimismo, la tensión muscular aumenta un 50% bajo estas condiciones, lo que implica que la fatiga del conductor crezca más de un 80% incluso en trayectos cortos.
Respecto al campo de visión, los resultados muestran cómo un conductor estresado sufre el conocido como 'efecto túnel', que aumenta a medida que se incrementa la velocidad.
En esta línea, los 'mapas de calor' obtenidos durante la conducción sin estrés indican que el conductor se beneficia de una mayor visión periférica y homogénea que le permite tener una atención más significativa a los elementos exteriores como señales, entorno de tráfico o cruces, así como una mayor atención a los espejos, cuadro de instrumentos y mandos del vehículo.
Por el contrario, en la conducción con estrés las pruebas demuestran que existe una menor visión periférica, basada en una visión por impactos y atención sólo a la zona central, prestando poca atención a los elementos exteriores y una casi inexistente atención a los espejos retrovisores del vehículo.