ALICANTE. (EFE).- Los trabajos de localización de las fosas comunes y restos humanos del campo de concentración franquista alicantino de Albatera, que albergó 20.000 prisioneros, muchos refugiados en el puerto de Alicante que no pudieron exiliarse en las últimas horas de la República, han arrancado hoy y se prolongarán durante varias semanas.
El antiguo campo de concentración de Albatera se ubica actualmente en el término de San Isidro, ya que este municipio se segregó en 1993 del anterior. Ese campo de concentración está considerado como uno de los más duros que hubo en España al final de la Guerra Civil y el proyecto que se inicia hoy, dirigido por el arqueólogo e historiador Felipe Mejías, tratará de "ubicar con exactitud los límites del campo, que pudo tener unos 700 metros de longitud y 200 de ancho, y sacar a la luz las fosas comunes que se cree que existen dentro del perímetro del recinto, recuperar los restos humanos y tratar de identificarlos".
De los alrededor de 20.000 apresados "apenas hay documentación histórica": "No se sabe con exactitud cuánta gente hubo y se desconocen los nombres de los prisioneros", ha manifestado a Efe Mejías, quien desde hace años centra sus investigaciones en torno a este centro de reclusión convertido hoy en "bancales de granados y palmeras, además de parcelas abandonadas".
Según sus palabras, "lo único que queda del campo es una caseta de ladrillo que en su momento fue un antiguo horno de pan del campo". "Empecé a hacer entrevistas a los propietarios de las tierras, dos o tres testimonios orales que me han asegurado que, labrando en los años 50, encontraron restos humanos, entre ellos calaveras con cuero cabelludo; y que en los 70, cuando se disponían a instalar unos tubos para recoger el agua salada del suelo, hallaron a metro y medio cuerpos humanos completos".
"Todo ello me permite ubicar una fosa común", ha calculado el arqueólogo, responsable durante varios años de la identificación de las fosas comunes de la Guerra Civil y la posguerra en la provincia de Alicante, periodo en el que indagó las fosas de Monóvar, Orihuela o ciudad de Albatera.
El primer paso de la investigación es identificar el espacio, del que ya tiene una idea gracias a unas fotografías aéreas de los años 40. Este lunes un equipo de cinco arqueólogos ha comenzado con la prospección intensiva de toda la parcela y durante dos semanas removerán el suelo y, empleando detectores de metales, tratarán de recabar elementos de esos años como "balas o proyectiles". Según varios testimonios, "todos los días moría alguna persona por distintas causas".
La tercera y última semana que está previsto que se alarguen estos trabajos, se incorporará un equipo de cuatro personas del Servicio de Geodetección del Patrimonio Histórico de la Universidad de Cádiz. Estos científicos pasarán por todo el campo un georradar para localizar, de esta forma, esa fosa común antes de que una máquina excavadora realice las correspondientes prospecciones.
Este proyecto cuenta con una subvención de 17.600 euros concedidos por la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática de la Generalitat Valenciana.