Ayer se celebró el Día Mundial de la Enfermería y como todos los “días de”, te queda siempre la sensación de que los usamos para descargar conciencias y al día siguiente, si te he visto no me acuerdo. Con lo que hemos pasado y lo que la pandemia ha visibilizado el sector sanitario en este último año, al menos este día debería servir para detenernos un poco más y conocer la realidad de estos profesionales, estas. Según el INE y el último dato de que dispone, que es de 2019 el 84,2 por ciento del colectivo de enfermería son mujeres. Los cuidados, también estos, están mayoritariamente feminizados.
Ayer estuve un rato hablando con una enfermera que lleva 25 años en la UCI del Hospital General de Elche. Mercedes. Me contó que poco antes de que llegara la pandemia habían conseguido que se empezara a tramitar una iniciativa legislativa popular con un Proposición de Ley sobre ratios de enfermeras para garantizar la seguridad del paciente en centros sanitarios y otros ámbitos. Lo publicó el Boletín Oficial de las Cortes Generales el 20 de enero.
El 14 de marzo se detuvo todo y las enfermeras tuvieron que aparcar cualquier reivindicación laboral para atender la avalancha de pacientes y servicios que se les vinieron encima, junto al resto de profesionales sanitarios. Me explicó Mercedes que en el Hospital de Elche tienen la misma ratio de enfermeras hoy que hace 30 años, 3 pacientes por profesional. Muy lejos en general este y otros datos de la media en otros países europeos.
Es un colectivo, además, muy precarizado, con acumulación de contratos de seis meses en seis meses, que les ocasiona una inestabilidad laboral que afecta en lo personal pero también a la ciudadanía en general en la calidad de la atención que se presta.
Me dijo también que en su servicio, las unidades de críticos requieren una especialización que hizo que en los peores momentos de la pandemia tuvieran tantas dificultades para cubrir sus puestos, que acabaron montando en los pocos ratos libres que tenían, talleres de urgencia gratuitos para formar a otros compañeros en la atención de pacientes de UCI.
Son ellas las que, a base de ensayo error acabaron descubriendo que los pacientes respiraban algo mejor si se les ponía boca abajo. Son las que protagonizaban esas imágenes de pacientes con Covid rodeados por monitores, entubados, con bombas de medicación que eran atendidos por profesionales embutidos en trajes imposibles, mascarillas, viseras, guantes y que aún así tenían la pericia y la profesionalidad de manejar todo ese aparataje y medicación con precisión.
En la UCI general del Hospital de Elche hay habitualmente 12 camas y siempre queda espacio y medios para ampliar. Eso era antes del COVID y allí atendían a pacientes críticos de diversa índole. Con una frecuencia y ocupación más o menos estable o previsible en cierta medida. En pandemia llegaron a triplicar las camas UCI.
Dice Mercedes que cuando llegó la gripe A ya se dieron cuenta que no todo lo que podía pasar en el ámbito de la salud mundial era previsible y controlable. Y cuando llegó el COVID, la experiencia de aquella gripe les sirvió de ayuda. Ayuda para ir a por todas, para echar el resto y para algo tan sencillo como dedicarse a cuidar pacientes que es lo que hacen las enfermeras. Son un pilar básico de nuestro sistema público de salud. Y no solo ellas pero hoy hablamos de ellas.
Las UCIS han estado llenas y han tenido que meter pacientes en almacenes y donde ha hecho falta. Me pide Mercedes que no digamos que ahora están vacías porque no es verdad. No quedan, al menos en Elche hoy, pacientes COVID en las UCIS, pero están llenas de otros enfermos. “No se de dónde han salido”, dice Mercedes que se pregunta cuántos murieron en plena pandemia sin acudir al hospital, aguantándose un dolor en el pecho.
Me pide que demos la información real, a pesar de lo dura que es. No entiende por qué sanidad dejo de contar como pacientes COVID a enfermos que estaban en la UCI 40, 50, 100 días y efectivamente negativizaban el virus, pero seguían allí con todas las patologías que el virus dejaba a su paso.
“La pasada semana salieron de la UCI del Hospital General de Elche dos personas, una pasó a planta y otra a casa, que han estado más de 100 días allí en estado crítico”. “Contadlo”, dice, “y que la gente sepa que ni esto ha pasado ya, ni se quedan vacías las UCIS y nosotros de brazos cruzados.