ALICANTE. Su música es "oscura", según sus propias palabras. Un tanto melancólica y pesimista, aunque sin que eso quiera decir que es derrotista. Eso sí, regodeándose en la negrura logra esa "densidad acuosa" que le caracteriza. Esa actitud con la que trata de dar respuesta a preguntas que no se pueden responder. La misma que le obliga a verbalizar las sensaciones que le violentan. Algo con lo que ha conseguido conectar intensamente con su público, que le recibirá en Alicante este sábado, a las 13 horas, dentro del programa de conciertos que se llevarán a cabo durante fin de semana en La Estación de Mahou, en la plaza de Séneca (antigua estación de autobuses).
— Desde 2018 recorriendo España con La caja negra, con muy buen comienzo: rápido fue el segundo disco más vendido en las España, sólo por detrás de Arctic Monkeys. ¿Fue el principio de un éxito anunciado?
— Desde que salió, ha superado mis expectativas en todos los sentidos. La caja negra se me complicó. Se dice siempre que el segundo disco de un artista es el más complicado y en mi caso así ha sido. Fue más difícil de abordar que el primero, si cabe, porque con el primero tienes todo el tiempo del mundo para pensar y hacer criba con lo que mejor te representa, pero en el segundo tienes que jugar con los tiempos y con las expectativas que se han generado. Yo decidí hacerlo de una manera y, después de estar bastante avanzado el proceso, pensé que el disco no estaba yendo a un sitio que a mí me pareciera interesante. Las canciones habían perdido identidad, así que volví a rehacerlo de cero, pero esa segunda vez tampoco quedé contenta y lo hice de nuevo.
— ¿Qué tal fue la presentación de este último trabajo? ¿Qué acogida has percibido?
— Después de todo ese esfuerzo, cualquier cosa que hubiera venido habría sido buena. Poca o mucha, cualquier reacción del público, ya fuese o no masiva, habría sido bastante. Sin embargo, me sorprendió que la gente conectó muchísimo con la sonoridad y las letras que estaba presentando, que rompían bastante con lo anterior. Entonces, no tenía muchas expectativas, más allá de conseguir sacar adelante el disco, así que ver que ha gustado mucho al público a lo largo de la gira, ha sido muy fructífero para el proyecto y para mí personalmente. El pasado 21 de diciembre cerramos la gira en la sala La Riviera de Madrid y fue un concierto increíble por la energía que había. Además, una sala mítica en la que yo he visto muchas bandas nacionales e internacionales, muy posicionadas. Fue un pequeño premio y un pequeño lujo. No pude pedir más.
— Un reconocimiento al empeño por perfeccionar este disco desde el principio...
— Exactamente. Una puede tener unas preferencias en cuanto al sonido, la estética, etcétera... pero luego está por ver que eso pueda llegar a conectar con el público. En este caso, creo que eso ha pasado y me hace sentirme orgullosa. Me da un punto de refuerzo en mi trabajo de producción, porque al final lo produje yo. Me da mucha fuerza que la gente valore esa mano que yo he metido ahí.
— ¿Cuál crees que ha sido la clave para que haya sido así?
— A toro pasado, creo que la clave ha sido esa perseverancia e inconformidad. Porque podría haberlo dado por bueno desde el principio porque, evidentemente, cuando trabajas con gente profesional y en esos entornos, pues, se parte de la base de que el resultado es ya profesional y está todo en orden. Sin embargo, yo quería tratar de ser más sensible en los matices un poco más sutiles del concepto. Quería tratar de conseguir un sonido que apoyara la estética de las letras. Esa perseverancia mía ha sido clave para que me represente de esta manera y le llegue a la gente como un trabajo honesto y arriesgado, dentro de que estamos hablando de pop y que no es nada extravagante.
No era algo concreto sino algo que yo sentía al escuchar el disco completo y al escuchar las canciones individualmente. No estaban del todo en su tempo los elementos. Al haber pocos elementos (ya que se ha hecho a trío, igual que como yo luego he girado) pues todos los elementos tienen que estar muy finos porque hay muy pocas cosas sonando. Tempos y sonidos de instrumentos, incluso también me di cuenta de que las canciones podían dar mucho más de sí e hice cambios de letra y de armonía. Tenían que ser un buen testimonio de mi experiencia vital y musical, así que evolucionó. Creo que fue un acierto volver al principio y finalizarlo. Un proceso que me llevó casi tres años, desde 2015 hasta 2018. Podía llegar a desesperarme, pero al final ha tenido sus frutos.
— Fuiste una de las pioneras en lograr el éxito a través de las redes sociales. En tu caso, a través de Tuenti (ya desaparecido) y después en tu canal de YouTube. ¿Es una herramienta útil? ¿Puede que ahora, quizá, haya una sobrexposición de talento?
— Cuando yo salí a la luz y empecé a mostrar mis canciones era otro escenario. Comparándolo con la situación actual, pues, han pasado diez años en los que las tecnologías han avanzado a un ritmo frenético y el escenario es totalmente diferente, aunque las plataformas sean las mismas pero perfeccionadas. Hay muchísima más exposición y además nosotros, como usuarios, hemos variado nuestro comportamiento a la hora de consumir y de prestar atención a los contenidos. Se ha reducido nuestra capacidad de sorprendernos e incluso nuestra curiosidad por encontrar nuevas músicas.
Sin embargo, me consta que, en un rango de 15 a 35 años, la gente se beneficia de esa cantidad de propuestas que nacen cada día, pero como que lo tenemos todos mucho más normalizado. A veces lo pienso y a día de hoy me parecería imposible conseguir lo que conseguí. Me parece muchísimo más complicado; no sé si sería factible. Sí es interesante para los nuevos creadores y para la gente joven que está iniciándose, porque también permite seguir formándose de forma autodidacta. Puedes exponerte, pero labrarte un hueco es muy complicado.
— Tu primer paso tras el éxito fue agradecerlo recopilando en un álbum todo lo que habías hecho hasta ese momento para publicarlo de forma gratuita… bonito gesto.
— Rollitos de primavera fue mi incursión en la grabación casera. Lo grabé todo en mi cuarto cuando acababa de llegar a Madrid con mi tarjeta de sonido y mi ordenador portátil. Profesionalizarlo y ofrecerlo gratis me pareció lo más lógico y lo más honesto con la gente. Mis canciones hasta ese momento estaban solo en vídeo y con una mecánica muy casera, con la webcam del ordenador, así que tenía que facilitar que la gente se lo pudiera llevar en sus reproductores o donde quisieran. Era una manera además de ponerle un broche a esta etapa tan casera. Disfruté mucho de ese proceso. Ahora ya no está en las plataformas, pero me estoy pensando volver a colgarlo incluso remasterizarlo.
— ¿Ha habido una evolución como artista? ¿Qué ha cambiado?
— Yo siento que he cambiado. Siento que cambio siempre. Y eso es a base de ir asimilando las experiencias, pero considero que hay un cambio bastante importante en cuanto a mi sonido, desde que cambié la guitarra acústica por la guitarra eléctrica como instrumento principal, pues eso tiene un cambio en el sonido que se hace muy evidente, sobre todo en La caja negra. Pero luego yo como mujer y como persona pues también he cambiado y tengo otro punto de vista sobre las cosas al respecto de la actualidad o de la vida. Algo que trato de reflejar en mis letras y que plasmo en esa evolución.
Mucha gente me sigue desde que empecé a colgar mis primeras canciones en YouTube y me sigue viniendo a ver, diez años después. Me dicen cosas preciosas y me parece fantástico afectar a la gente de esa manera. Hay mucha gente que evoluciona conmigo y que crece con las letras que yo voy expresando. Fundamentalmente es eso lo que ha cambiado, pero lo considero una evolución natural. Yo a lo que aspiro no es a demostrar nada, sino a que la gente sienta cosas en mis conciertos. No tengo que subirme a un escenario para demostrar lo mucho que he evolucionado y lo bien que canto o lo chulo que es el nuevo disco. A lo que aspiro es a que a la gente le pase algo durante el concierto y que la gente se vaya de ahí pensando que algo ha cambiado en ellos. Es lo máximo a lo que puede aspirar alguien que haga canciones y en mi caso puedo decir que lo he conseguido.
— Imagino que pronto estarás presentado nuevo trabajo, ¿estás trabajando en ello?
— Estoy cambiando un poco el concepto. Como estamos hablando, las cosas cambian. Se modifica nuestra visión y también los procesos. Me gusta el concepto álbum porque es muy completo y permite tener un discurso grande con varios matices. Después de haber girado con La caja negra me apetece ahora seguir esta línea evolutiva y experimentar dándole fuerza a mi figura como productora de mi propia música. Me apetece probar diferentes estilos, lo mismo un bolero que un hip-hop, como mi última canción Golpe de suerte. Estoy componiendo muchísimo, trabajando en mi estudio, en mi casa, dándole vueltas a los temas.
Estoy con esa visión para este año. Me gustaría publicar varias canciones sueltas sin necesidad de que esté aglutinado en un disco temático. Sin embargo, también estoy trabajando en otro proyecto más conceptual que gira en torno a la obra de varias personas que me gustan mucho como cineastas o escritores a los que quiero 'musicar' ese universo que ya han creado esas personas. Pero ese es un proyecto a largo plazo que tengo que alimentar.