VALÈNCIA. “¡Madre, yo de aquí no me muevo hasta que este zopenco me pague lo mío”, estas palabras podrían haber salido perfectamente de la boca de la cantante valenciana Concha Piquer en una de sus actuaciones en Alicante en 1920. Piquer decía algo así como “si no gano dinero no me divierto” y resulta sin duda una excelente carta de presentación para el personaje de Doña Concha.
La ilustradora Carla Berrocal ha decidido hacerle el homenaje que se merece Concha Piquer con su cómic Doña Concha. Desde Culturplaza conversamos con la autora de este cómic para desgranar la historia de la cantante y actriz española que marcó un antes y un después en el mundo de la copla. Abrimos el baúl de Concha Piquer y las páginas de su cómic.
-Empezamos fuerte, como ilustradora... ¿Cómo de reflejada te sientes con la frase “si no gano dinero no me divierto”?
-Me veo totalmente reflejada, Concha Piquer era una persona muy sabia. Tanto la ilustración como el cómic son medios super precarios, y en el arte mundo a veces parece que como te dedicas a lo que te gusta hay que hacerlo gratis. Pista, para nada es así, y hay que exigir que se nos pague como profesionales.
-¿Consideras que el mundo del cómic está infravalorado?
-Lo que pasa con el cómic es que se infantiliza mucho, como si fuera tan solo para lectores jóvenes que “están empezando” en el mundo de la lectura y que ya avanzarán hacia la novela. ¿Y qué pasa si esos lectores se quedan ahí? El cómic por sí mismo ya tiene un valor cultural, existe esta idea clasista en la que se tiende a despreciar el cómic por ser un medio de cultura de masas o popular y sin duda tenemos que derrotarla. Me hacía gracia hacer un cómic de copla, porque ambos medios populares han sido muy maltratados. Pensé en combinar ambas cosas: un cómic sobre copla, mezclando ambos elementos de la cultura popular.
-Pero este no es un cómic al uso, cuenta tanto con ficción como con inclusiones de expertos que fundamentan la historia.
-Hay un equilibrio. Cuando tratas la vida de una persona que no has llegado a conocer no sabes ni cómo era su carácter ni cómo era ella. A mi me suponía una situación de mucho respeto ponerle voz a alguien que no había conocido nunca, al final es una responsabilidad muy grande. Para ello la parte ficticia, el hilo narrativo, se compensa con la opinión de expertos que matizan lo el personaje hace o dice.
-Hay tres lecturas, la biografía de ella, la inclusión con los expertos y una tercera línea que no he sido capaz de percibir, ¿me la desvelas?
-Son las páginas rosas, si las lees de forma independiente forman otro relato. En este caso se trata de un intento violación que sufrió la artista nada más llegar a Nueva York. Es un libro que requiere de varias lecturas, yo jugaba con eso de que el lector pudiera descubrirlo o no.
-¿Cómo surge la idea de estas tres lecturas?
-Yo no quería hacer una biografía al uso, como narradora gráfica no me resultaba interesante. Me interesaba hacer un libro que tuviera narrativas combinadas y diferentes entre sí, y que además el lector fuera capaz de leerlas. Una biografía puede ser algo muy aburrido, siempre empieza cuando nace la artista y acaba cuando se muere, yo quería hacer algo distinto. Buscaba algo más dinámico, huir de la biografía tradicional. De hecho te diría que no me planteo hacer una biografía sobre otro personaje histórico, al menos de momento, conlleva muchísimo esfuerzo en documentación. Prefiero dedicarme de momento a productos más “ligeros”.
-¿Dirías que la documentación ha sido tu quebradero de cabeza?
-Totalmente. No sabes la alegría que me produjo enterarme de las fechas en las que había estado ella en Estados Unidos. Era algo difícil de localizar pero por suerte lo conseguí, y todo gracias a una base de datos que tienen de todas las obras que se han proyectado en Broadway a lo largo de la historia. En ese listado salía la de El gato montés y a partir de ahí supe situar a la Piquer en su período correspondiente.
-No es ningún misterio que Concha Piquer era una persona con mucho carácter... ¿No temías darte de bruces con algo que no te gustara de ella?
-Constantemente, yo me peleaba un poco con la sensación de decir: “No me quiero encontrar con muchas cosas malas de ella”, me daba un poco de miedo eso, fue una experiencia bastante curiosa.
-¿Nos desvelas algunas de esas anécdotas “malas”?
Lo que más me sorprendió y lo que más fuerte me pareció fue cuando ella contó que se picó con unas bailarinas y las tiró por las escaleras. Tenía mucho temperamento, bueno más bien mala leche. Ella venía de robar patatas y haber tenido una infancia muy dura, se le subieron los humos a la cabeza eso está claro, pero es un personaje que pese a las sombras que tiene nunca hemos sabido reconocer sus luces.
-¿Dirías que ese carácter le viene marcado por su entorno?
-Ella venía de Broadway y creció en un entorno extremadamente profesional. Cuando llega a España vive un cambio muy fuerte. Ella venía de algo que funcionaba muy bien a algo en lo que la gente iba mucho más relajada. Sin embargo en España si tú tenías una compañía a tu cargo o sacabas un poco de carácter o era imposible tirar hacia delante. En aquel momento la Piquer trabajaba con 30 personas más, la mayoría hombres, o se ponía como un rottweiler o era muy difícil hacer que la gente le respetara. Sin embargo, y a pesar de su talante, yo si que siento esa compasión con ella. A pesar de lo brava que fuera creo que se le ha juzgado muy mal, el paso del tiempo ha intentado relegarla a algo muy cutre. Fue un personaje que aportó muchísimo a la cultura española y al que no le hemos hecho la justicia que merece, ni de lejos.
-Considerando la opinión pública del momento en el que vivió… no ha estado nunca nadie de su lado...
-Yo encontré hasta documentales que justifican la relación entre la Piquer y el franquismo pero esto ha sido muy desmentido tanto por su biógrafo como por su familia. Hay una cosa que sucede también en España y es que se nos juzga a todo el pueblo español por haber vivido con franco. Muchas de estas personas tuvieron que seguir con su vida a pesar de una guerra, reconstruirse y continuar con su vida a pesar de que estuviera Franco. Estar en el régimen de franco no te convierte en franquista, no todo el mundo que vivía en España en esa época era franquista… ¡es absurdo! De entre todas las folclóricas Concha Piquer no es una persona que estuviera especialmente afiliada al régimen, de hecho mandaba un cheque cuando tenía que mandarlo y se desentendió. Cumplía pero no era una cosa exagerada, e intentaba escaquearse siempre que tenía la oportunidad.
-¿Por qué consideras que al franquismo le interesaba asociarse con la copla?
-Porque la copla era una música que representaba la unidad de España. Tenía ese sonido un poco aflamencado, se cantaba en español… entonces era una música que le venía bien a Franco. La copla se definió como tal en los años 40, y la forma definitiva de la copla surgió después de la guerra civil cuando Concha Piquer se une con Quintero Leon y Quiroga y forma equipo para hacer el espectáculo de ‘Ropa tendida’.
-Hace poco en Culturplaza abordábamos el tema de la desestimación de las épocas que no se han vivido. Cómo las nuevas generaciones ven con nuevos ojos etapas que tal vez para nuestros padres o abuelos se han vivido de una forma muy diferente… ¿Consideras que en este relato ha pasado lo mismo?
-Yo me puedo acercar al personaje de Concha Piquer porque yo no he vivido la época del franquismo, ni la de la transición, en la que había un peso aún. Yo he nacido en plena democracia y por ello soy capaz de acercarme a Doña Concha sin ninguno de los prejuicios que han tenido las personas que han estado en las generaciones anteriores, por ello le doy otra lectura. El franquismo ha sido una losa tanto para la copla como para Concha Piquer y es necesario que retomemos estos personajes y les demos un nuevo planteamiento, que les libere de este peso, para leerlos de una manera diferente.
-Sí, pero en cierto modo al tratarse de una obra biográfica tienes que acogerte a ese “peso”.
-La copla no es la música de franco, y punto. Esto es una cosa a la que me tuve que enfrentar casi a niveles institucionales. Cuando me dieron la beca de la academia de España lo primero que me preguntaron esde el tribunal era que quería hacer la vida de Concha y no la de Miguel de Molina, que era un hombre que había sido exiliado, y les dije que por dos razones: Primero, porque es una mujer, y como mujer considero que ha estado muy invisibilizada en comparación con Miguel de Molina. Y segundo, porque creo que se ha romanizado la idea del exilio como algo positivo para mostrar la política de alguien pero hubo mucha gente que se tuvo que quedar y continuar con su vida, y hacer lo que le tocó para seguir. Probablemente Concha tendría muchas contradicciones y sus más y sus menos pero es un personaje que jamás se ha reivindicado, y que además siempre se le ha asociado con algo muy cutre y muy facha, cuando para nada es así. A través de las nuevas lecturas podemos cambiar eso, a través de las aproximaciones críticas, la copla fue de Concha Piquer, y ahora es tiempo de que sea nuestra también.
-¿Entonces cuál era el papel de Concha respecto al régimen?
-Considero que para ella la copla era como una forma de hackear el sistema. Aparentemente la copla es una música que es fiel al régimen pero en el fondo está contando historias de mujeres marginadas, de prostitutas, de amantes, de personas que están en los arrabales… no es para nada el discurso de una mujer fiel al marido ni nada de eso. En principio las protagonistas son mujeres fuertes que se enfrentan al marido o al amante, que viven una sexualidad muy liberada… La Piquer cantaba estas letras sin censurarlas, en estos casos prefería pagar multas por una cuestión de dignidad: Por un lado para molestar y por otro motivo por no cambiar las letras originales.
-Y antes de cerrar el baúl de Concha Piquer… ¿Nos puedes decir que hay dentro?
-Muchísimo trabajo y talento, sin duda.