ALICANTE. El Elche logró el sábado romper una racha de 16 jornadas sin conocer la victoria. Los franjiverdes llevaban nada menos que 120 días sin ganar, una crisis de juego y especialmente resultados a la que puso fin derrotando a un rival directo, el Eibar.
El triunfo llegó tras un cambio en el banquillo, la dimisión de Jorge Almirón y la contratación de Fran Escribá. Aunque en una semana es complicado cambiar muchas cosas, la realidad es que la mano del nuevo técnico se dejó notar: ante un rival fiel al estilo de José Luis Mendilibar, que gusta del juego directo y tratar de sacar partido a las segundas jugadas, el franjiverde fue un equipo más práctico, que asumía menos riesgos atrás y con más presencia en campo contrario.
Tanto con el 4-4-2 como con el 4-2-3-1, vimos un Elche más junto y equilibrado; con Gonzalo Verdú y Dani Calvo trasladando el balón en largo, que pisaba infinitamente más el área rival y que supo aprovechar sus ocasiones, al adelantarse en prácticamente su primer remate entre los tres palos, una jugada ensayada en la que brilló el trabajo de la semana y que, además, vino propiciada por una acción de 'Tete' Morente en la que el extremo linense forzando un saque de esquina.
La intensidad defensiva y ofensiva, el orden, solidaridad y esfuerzo colectivo de la que hicieron gala sus jugadores fueron algunos de los detalles que Escribá destacó en la comparecencia de prensa posterior al choque. El preparador no escondía su deseo de que, con independencia del resultado, en los próximos partidos haya continuidad en lo anterior y es que Escribá es el primero que sabe que cuando se produce un cambio en un banquillo, más complicado que los jugadores se enchufen es conseguir que mantengan ese estado de ánimo a medio plazo.