de la vía pa arriba / OPINIÓN

Borrón y cuenta nueva

18/06/2020 - 

Cada generación no puede llegar a un territorio arrasar con todo y levantar una ciudad o un municipio nuevo sin consecuencias. No salimos de la nada, no surgimos espontáneamente y nuestra civilización no se entiende sin conocer nuestro pasado y las capas que han ido entrelazándose para que hoy seamos lo que somos.

Hace unos años cuando comenzó a buscarse por parte de algunos colectivos ciudadanos una manera de parar el proyecto del nuevo mercado central de Elche se habló de los valores arquitectónicos del edificio. Un asesor de la entonces alcaldesa, Mercedes Alonso comentó “pero si es un arritranco”.

La misma expresión casi casi que se utilizó cuando hace una década se quería derribar totalmente la antigua Lonja de Frutas y Verduras del barrio de Altabix y de nuevo, un movimiento ciudadano, liderado por la asociación vecinal, logró reconducir el proyecto y que al menos se respetara la fachada y fuera testigo de los que significó ese edificio.

Los inmuebles son feos o bonitos estéticamente según los gustos y usos pero, especialmente los públicos, suponen un testigo del paso del tiempo y tienen una simbología y trascendencia que hace ya tiempo afortunadamente ha advertido mucha gente. Una antigua, fea y cuadrada nave acoge en Ibi el Museo Arcade del videojuego. Esa nave fue un día la fábrica de los populares juguetes Rico, de fama mundial. Esa comarca le debe mucho de su historia a esa empresa y otras del ramo y esa fábrica es el testigo del siglo XXI de esa aportación a la historia.

Estos días hemos conocido el interés de los propietarios de un viejo edificio de la calle Salvador de Elche, por derribarlo. Han solicitado declaración de ruina y orden de demolición. Ha sido un colectivo, L'Institut d'Estudis Comarcals, el que ha advertido que, a pesar de que en su día no se tuvo la sensibilidad de incluirlo en el noventero Catálogo de Bienes Protegidos, es necesario buscar la fórmula de que su significado no se pierda para siempre.

Su arquitectura es singular y cuenta con estilos diferentes que descubren el paso del tiempo sobre sus muros. Su significado para el comercio de esta ciudad también es muy importante y como el edificio de Riegos El Progreso, su desaparición por completo supondría eliminar de un plumazo unos vestigios de nuestra historia como comunidad.

Hace poco estuve en Tenerife, en Cristóbal de la Laguna. Es una ciudad Patrimonio de la Humanidad con un estilo muy definido en su diseño de calles y fachadas. Se ha logrado mantener con más de 600 edificios mudéjares que conserva, alineados, coloristas rectilíneos y preciosos.

Cuando recorriendo sus calles preguntas por ese diseño tan abierto, plano y sin murallas, te cuentan que fue una ciudad diseñada para la paz. Me encantó la historia que además se veía. La arquitectura de esta ciudad tinerfeña, por cierto, es la que apreciamos también tanto en la ciudad de La Habana, donde se copió a la metrópoli. La Laguna recibe miles de turistas cada año.

Si dejamos que todo lo viejo caiga y desaparezca no solo desaparece parte de nuestra historia, también perdemos nuestras raíces, quienes somos, nuestra identidad como pueblo. Incluso desde el punto de vista económico perdemos atractivo y singularidad.

La dura década de los 80 casi acaba con el palmeral de Elche. Todos sabemos reconocer cómo hemos evolucionado como sociedad desde entonces. La pandemia y el confinamiento de estos meses, además, nos ha hecho ver que nuestra vida no es la que hacemos en nuestra casa, en nuestro piso. Vivimos la ciudad, sus calles, plazas, parques, caminos, bancos, farolas, escaparates... Todo eso que al encerrarnos empezamos a echar de menos. Esa percepción y sensibilidad hay que trasladarla ya a nuestras normas.

El Catálogo de Edificios Protegidos de Elche es de 1998, del siglo pasado. Desde el plan del 82 al 98 se derribaron en Elche 20 edificios protegidos. Hace dos años el ayuntamiento dijo que iba a revisarlo y renovarlo y desde entonces no han hecho nada. Ahora de nuevo se anuncia una revisión del Plan General que llevará consigo la renovación de este catálogo. No quiero ser la periodista que escriba la noticia que haga repaso de cuántos edificios protegidos o singulares nos hemos dejado en estos último 22 años.

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