La credibilidad (y la cintura política) del PP de Luis Barcala va cuesta abajo
La credibilidad (y la cintura política) del PP de Luis Barcala va cuesta abajo
Durante esta semana, el realizador de TVE Fernando Navarrete ha estado estos días en Calp grabando imágenes para el documental sobre el submarino alemán U-77, hundido en 1943 en la bahía, tras ser bombardeado por la aviación aliada de la II Guerra Mundial. Según narra Andrés Ortolà en la historia de Calp, "los marineros de la embarcación local Peñón de Ifach, que se encontraba faenando por aquellas aguas, escuchó gritos-supuestamente pidiendo auxilio-y acudió inmediatamente para ver qué sucedía, encontrándose a nueve hombres ateridos de frío sujetos alrededor de una balsa salvavidas que estaba invertida".
Ese bote salvavidas, repleto de supervivientes, bien podría ser hoy el decreto con todos los nombres de los asesores del nuevo alcalde de Alicante, Luis Barcala, publicado el pasado jueves y adelantado por Alicante Plaza. Los marineros de ese navío llamado Peñon de Ifach bien podrían ser los portavoces de los cuatro grupos políticos que conforman la oposición en el Ayuntamiento de Alicante, en el que curiosamente está Ciudadanos porque -recordémoslo- no quiso respaldar a una alcaldesa socialista, ni tampoco entrar en el gobierno del nuevo regidor popular. Los marineros hoy todavía están sorprendidos por haber encontrado entre los supervivientes de ese decreto a un tal Miguel Ángel Redondo, amigo de la tránsfuga Nerea Belmonte y de su asesora, Elsa Martínez, "contratado con dedicación completa como asesor en la Concejalía de Infraestructuras, con un sueldo mensual bruto de 2.513,41 euros". Esos ruidos eran rumores desde hace días, pero alguien quiso que se supiera ese jueves. Mientras tanto, había silencio oficial.
Continua Andrés Ortolà, en su descripción de los dantescos hechos de Calp, de 1943, que, tras el hallazgo, los marineros, "rápidamente los izaron al bote que habían echado al agua y los subieron a bordo del pesquero donde les proporcionaron café caliente, mantas y alimentos. El patrón del pesquero inició la maniobra para ver si había más supervivientes con vida y durante un par de horas así lo hicieron, no encontrando ni rastro de más supervivientes con lo cual decidieron regresar al puerto de Calp".
Pues hoy, cuatro días después del hallazgo de Alicante, mientras los grumetes del PSPV, Guanyar, Ciudadanos y Compromís empujan porque el asunto entre en la cadena de producción de la Fiscalía de Alicante, como en su día hicieron PP y Cs con Echávarri, el temor y el espanto se ha instalado en la sede del PP de la Avenida de Salamanca por si aparece otro U-77 con supervivientes y, además, con una hoja de reclamaciones y de conocidos en la boca. La turbación no sólo está en la cúpula sino también en el seno del propio grupo municipal popular, donde -almenos- dos de sus ocho representantes todavía no dan crédito a que Barcala haya caído en la supuesta tentación de satisfacer deseos de terceros para corresponder su llegada a la Alcaldía de la mano de un hipotético voto en blanco. El problema es que sólo llevan 50 días en el poder local y, además de los tropezones típicos de la bisoña entrada del gobierno-, el gran temor si es aparece otro U-77 de las dimensiones de Miguel Ángel Redondo con idénticas sospechas y máculas ligadas a las protagonistas de esta fiesta.
Bien es verdad que existe el otro relato, que han pregonado desde el primer día la propia Nerea Belmonte y Elsa Martínez, ya en manos de la Fiscalía, que es todo un ataque aliado contra el viejo PSPV de Alicante, como ha detallado por Raúl Navarro en Alicante Plaza, pero del que es necesario saber si existen pruebas de peso o si se trata de la palabra de una persona contra la otra.
Pero la diferencia entre ambos relatos es el mismo que a Gabriel Echávarri lo he llevado por segunda vez al banquillo de los acusados con el despido de la cuñada del hoy alcalde. Y es que con Miguel Ángel Redondo existe acto administrativo, firmado y publicado en el BOP, lo cual no sólo podría comprometer el futuro del propio Barcala, sino generar un récord peor que el de los socialistas alicantinos a la hora de tirar por la borda la oportunidad de gobernar la segunda ciudad de la Comunitat Valenciana.
Si Echávarri generó el estropicio en dos años largos, Barcala puede haber dinamitado todas las opciones -al menos las éticas-, de ser candidato a la Alcaldía, en sólo 50 días. En política, después de lo de Pedro Sánchez, se ha demostrado que todo es posible. Y en Alicante aún más.
Y lo peor de todo, como he mencionado anteriormente, es que existe el rumor de que entre los 17 cargos de confianza del primer edil puede aparecer otro U-77, como el de Calp, con algún sonrojante superviviente. Lo de la vara de mando de Alicante es para hacérselo mirar.
La credibilidad (y la cintura política) del PP de Luis Barcala va cuesta abajo