En la película 'Las doce pruebas de Astérix', de 1976, que sigue siendo la mejor (y la única no basada en una historieta, sino al revés) cinta del dúo de irreductibles galos creados por Albert Uderzo y René Goscinny, Astérix y Obélix tenían que enfrentar una de las más temibles pruebas, probablemente la que más, en la llamada Casa que Enloquece: salir de allí con el formulario A-38 tras enfrentarse a una caterva de burócratas holgazanes que los mandan de una ventanilla a otra, de una planta a otra, en busca del dichoso formulario y de todos los documentos previos que precisan para obtenerlo. Ahí es nada.
Los ayuntamientos de la provincia de Alicante tienen menos plantas, menos ventanillas y, afortunadamente, menos escaleras que la Casa que Enloquece de la octava prueba a la que el César somete a los galos para que demuestren si son dioses. Pero muchas veces fantaseo con que en su interior se suceden las mismas escenas, pues no de otro modo se puede explicar que una licencia de obra que, por ley, deben conceder (o denegar, si fuera el caso) en dos meses como máximo, se demore en algunos casos hasta un año y medio. El plazo no es una hipérbole literaria, lo han admitido los concejales de la cosa.
Para solventarlo, entre otras medidas, se cambió la ley urbanística valenciana de forma que parte del trabajo para tramitar una licencia se pueda hacer fuera del ayuntamiento, a través de las entidades colaboradoras o ECUV. La normativa está traspuesta a los municipios desde el pasado otoño, pero ha habido que esperar hasta este lunes para que vea la luz la primera, en Orihuela, y protagonizada por el Grupo Marjal, como ha contado este diario. En Alicante se creó hace ya un año la figura de la licencia exprés, para inversiones 'prioritarias' en razón del empleo que iban a generar. De momento, de nuevo a Marjal (para su coliving en el edificio Axa) le costó seis meses conseguirla, y a Perfecto Palacio (para su centro de empresas en la carretera de Ocaña) otros seis. Y eso que eran exprés y prioritarias.
Si las licencias 'exprés' y 'prioritarias' tardan medio año en ver la luz, ¿cuánto tardarán las que no lo son? Si a Perfecto Palacio tardan seis meses en contestarle, ¿cuánto tendrá que esperar mi tío Juan? Obviamente, no tengo ningún tío llamado Juan que esté esperando una licencia de obra, pero ustedes me entienden. ¿Cómo es posible que las licencias que se supone que deberían concederse de forma urgente tripliquen el plazo máximo marcado por ley para las ordinarias? Solo caben dos posibilidades: o siguen faltando funcionarios en las concejalías de Urbanismo o sigue sobrando burocracia. Ambas posibilidades, en cualquier caso, tienen solución política.
La octava de las doce pruebas de Astérix, tristemente, sigue funcionando como sátira de nuestra administración pública 45 años después. Por cierto, que al final, como Obélix no puede liarse a mamporros con los burócratas romanos (aunque entiendo que no le faltarían ganas), el dúo los vence usando sus mismas armas: preguntando por un formulario y una directriz interna que no existen y dejándolos a todos tarumba. Esperemos que no haya que llegar a tanto. Y mucho ánimo si necesitan una licencia urbanística, o el formulario A-38.