POBLE NOU DE BENITATXELL. El Poble Nou de Benitatxell sigue recuperando su patrimonio. Los arqueólogos encargados de la oficina de Patrimonio y Arqueología local han restaurado el horno de la Cova de les Morretes, la primera de las cuatro cuevas situadas en la ruta de los Acantilados que sirvieron como refugio para personas de condición humilde que se dedicaban a la pesca y a la explotación de los bancales aledaños.
Entre los trabajos realizados, todos ellos de forma manual, destaca la limpieza, restauración y consolidación de la estructura del horno, que estaba en muy mal estado. Se encontraba parcialmente soterrado por un estrato de 1,2 metros compuesto de tierra y piedras procedente del hundimiento de su cúpula.
Tras la excavación, salieron a relucir unas llamativas baldosas de barro cocido de color gris de 28,5 cm que, según los expertos, darían información relevante sobre su procedencia. Se cree que estarían fabricadas en una de las teulerías del Puig de la Llorença y que habrían sido cocidas con una técnica reductora, de ahí su color grisáceo. “Fue muy sorprendente que al excavar apareciese un pavimento, porque no lo esperábamos. Esperábamos a lo mejor una capa de arena o de tierra y sal, que era lo común aquí en los hornos de Benitatxell”, han señalado los arqueólogos de la oficina local, Humberto García y Alejandro Gomis.
Una de las curiosidades más destacables es que en una de las baldosas ha aparecido la huella de una cabra. “Cuando la baldosa de barro todavía se encontraba tierna fue pisada por la cabra, dejando la huella de su pezuña. La persona que construyó el horno la colocó justo en la puerta del horno”.
Pese a que no se ha podido determinar para qué se utilizaba el horno, los restos carbonizados sí han revelado que la combustión se hacía con madera de algarrobo, típica de la zona. Además, sorprende a los arqueólogos sus grandes dimensiones. El horno mide 2 x 1,68 m en el interior, 2,40 x 2,10 m en el exterior, y tiene una altura conservada de 1,10 m y una altura probable de 1,40 m cuando se encontraba en uso.
“No es habitual, ya que si la cueva había sido utilizada de forma intermitente por una persona que vivía en el pueblo y que se trasladaba allí unos pocos días al año para recolectar almendra y algarroba, y luego hacer algunos tratos de estraperlo con barcos que viniesen de otros lugares, no se entiende que construyese un horno tan grande”, han destacado. Por tanto, la conclusión a la que han llegado es que el horno habría sido utilizado no solo para dar servicio al dueño de la Cova de les Morretes, sino a todas las cuevas de los acantilados. Esta teoría podría sostenerla además el hecho de que este sea el único horno documentado en toda la ruta dels Penya-segats.
De forma más detallada, la restauradora Andrea Sanz, acompañada de los arqueólogos, han llevado a cabo la restitución y consolidación de la estructura. Para ello se ha utilizado un mortero tradicional de arena y cal sin aditivos. Después de la excavación se han consolidado las paredes, añadiendo una hilada de sacrificio, una estructura superior para proteger la parte original del horno de la lluvia, el vandalismo, etc.
Para la protección del pavimento se ha aplicado una capa protectora de geotextil y, a continuación, otras capas de arena y grava gris oscuro que simbolizaría el color de las cenizas del horno y el de las baldosas.
Además, se ha aprovechado la intervención para excavar una cueva aledaña a la Cova de les Morretes. En ella no se ha documentado presencia humana, pero sí dos pequeños cubiles que seguramente se utilizarían para el ganado, ya que se han detectado dos lechos de paja y algas y algunos restos de excrementos de cabra.
También se ha limpiado y consolidado de nuevo todos los muros y la estructura de la Cova de les Morretes y se ha vallado la zona con cartelería para evitar el paso de forma momentánea hasta que culmine el secado del mortero de cal que garantizará la conservación de la estructura.
Todas aquellas personas que estén interesadas en obtener información más detallada de los trabajos realizados en la Cova de les Morretes, pueden consultar la memoria de la excavación acudiendo a la Biblioteca Municipal (Av. d’Alacant, 11)