ALICANTE. Las hamburguesas siempre han sido uno de los productos estrella de la hostelería, pero de un tiempo a esta parte la apuesta por el concepto premium o gourmet le está ganando la batalla al fast food clásico. Y Alicante no es ajena a la nueva tendencia: Goiko Grill, The Fitz, Tepuy Burger... y ahora The Black Turtle. Una franquicia que apuesta por las recetas innovadoras y originales a precios más asequibles que la media de su segmento, y que acaba de saltar a las primeras páginas de los diarios económicos al haberla comprado el fondo de inversión valenciano Atitlan.
Por ahora, Alicante cuenta con solo un local de The Black Turtle, que abrió a principios del mes de junio en la calle Castaños, en el antiguo local de la confitería Seguí. El franquiciado alicantino, Gonzalo Benet, destaca la buena acogida del nuevo local, hasta el punto de que se está planteando abrir otras 'tortugas negras'. Lo que aún está por definir es su ubicación, pero "la intención es crecer y abrir más franquicias, claro". De momento, el establecimiento de la calle Castaños se ha abierto un hueco entre los paladares más exigentes de los amantes de la hamburguesa alicantinos, que pueden encontrar en el The Black Turtle de la capital (de momento, el único fuera de la provincia de València) a las estrellas de la carta de la cadena.
Trece tipos distintos de hamburguesas en la carta a entre 9 y 10 euros, con la Tower Burger (con dos piezas de carne rodeadas de pancakes) como la más vendida, a las que hay que sumar la 'especial del mes' que se vende en todos los locales, se complementan con ensaladas, sándwiches y una variedad de entrantes que van de las patatas fritas y los nachos a las alitas, quesadillas, las croquetas de jamón o las patatas trufadas. "Nuestras hamburguesas pretenden reanimar el concepto de hamburguesas gourmet saturado ya de foie y tomates secos", explica la cadena en su presentación en la web. Todos los productos que rodean a la carne son de proximidad.
La firma valenciana, que lo seguirá siendo a pesar de tener nuevo dueño, nació de la experiencia vital de su fundador trabajando en restaurantes de una franquicia sureña en Estados Unidos. Al margen de la apuesta por una carta innovadora que nadie ofreciese hasta ese momento (y que luego no pudiesen imitar), la franquicia pone mucho cuidado también en su imagen corporativa: la marca, el tamaño del local, la decoración... son elementos clave que deben observar los franquiciados.
El crecimiento del negocio, que cuenta ya con nueve restaurantes en la Comunitat (seis en València, uno en Xátiva, uno en Sagunto y otro en Alicante), ha llamado la atención del fondo de inversión valenciano Atitlan, impulsado por el yerno de Juan Roig, Roberto Centeno. El grupo empresarial de origen valenciano ha reforzado su apuesta por el sector primario, por un lado con el lanzamiento de Future Farming, una compañía de agricultura sostenible, y por otro con su entrada en el negocio de la restauración con la adquisición de The Black Turtle.
La compra de la cadena por parte del fondo permitirá a las 'tortugas negras' crecer más rápido y acelerar el ritmo de aperturas, aunque los franquiciados actuales no notarán el cambio, puesto que los contratos que tenían con la anterior propiedad se mantienen.