ELCHE. Salvo sorpresa mayúscula, no se eliminará el hormigonado del cauce del río Vinalopó a su paso por el casco urbano. El 16 de marzo expira el plazo para presentar esta regeneración a los fondos europeos Next Generation, por lo que debía aprobarse en la Junta de Gobierno de este viernes. No se aprobará porque el PSOE no está de acuerdo con la actuación, una posición en la que llevan meses, mientras no tengan certezas de que no afectará al estado de la ladera a la altura de Carrús y el Bimil·lenari, donde ya están teniendo otros problemas. Un rechazo que criticaba tanto en su comparecencia como en redes la edil de Movilidad Esther Díez, al considerar que se pierde una oportunidad que en unos años acabará siendo obligatoria, y a la que se sumaron otras compañeras de filas de Compromís como la consellera Mireia Mollà.
El objetivo de la propuesta, apoyándose en que otras ciudades con ríos urbanos han concurrido a estas subvenciones, es dotar al río de mejoras relevantes y ecológicamente significativas. orientarse a la mitigación o eliminación de las causas de alteración, acercar al sistema fluvial a la condición más natural posible y evitar cualquier daño o alteración directa o indirecta en el río. Desde la concejalía consideran que es el momento de plantear otras actuaciones hidráulicas teniendo en cuenta el medio ambiente y la sostenibilidad que no se tuvieron en los años 60, cuando se construyeron los muros de la ladera, para posteriormente perfilar primero la acequia y después construir el hormigonado. Esto facilita que la escorrentía fluya rápidamente, evitando malos olores con acumulación de agua y permite un mantenimiento más sencillo.
Apoyándose con el estudio del Cedex para renaturalizar todo el río que le encargó la conselleria, entienden que es viable esa recuperación natural —calificando Díez la actualidad como "un río muerto"— con intervenciones previstas de plantación de especies autóctonas. Según el anteproyecto, esto "consigue que tanto la lámina de agua como las orillas incrementen la conexión de los hábitats situados aguas arriba y aguas abajo del tramo del río que atraviesa la ciudad, mejorando con ello las comunidades de flora y fauna, tanto acuática como palustres y terrestre". Estas especies, como tarais o adelfas, ya están habituadas a resistir inundaciones, aunque se tendría que estudiar qué nivel de altura y frondosidad se implementaría. El coste total está valorado en 3,2 millones de euros, de los que el 95% eran subvencionables por el programa europeo. El mantenimiento no llegaría a unos 50.000 euros después de la ejecución de la obra.
En todo caso, de momento queda en punto muerto, porque el PSOE, que nuclea el bipartito, tiene sus reservas con el proyecto y por ello no irá a la Junta de Gobierno. Aunque se abordará. El propio alcalde Carlos González apunta que "es fundamental tener certezas sobre aspectos determinantes de esa iniciativa, como los que tienen que ver con la garantía absoluta de la estabilidad de la ladera", para evitar que cualquier actuación sobre la solera la comprometa. Otra es que haya garantías que frente a avenidas que motivaron ese hormigonado, no quede comprometida la circulación de las aguas fluviales y que no se generen las avenidas de aguas del pasado. "El río se encauzó para evitar las grandes avenidas de agua como las de 1982 donde el agua llegó al límite".
Quieren garantías técnicas seguras que no generen incertezas. "No podemos llevar a cabo una decisión tan importante sin tener esas garantías", indica el regidor. Temen que la plantación de juncos o cualquier otra especie frene las aguas y genere retención de las mismas, afectando a esa estabilidad de la ladera y no quieren dar un paso en falso a pesar de conocer la tendencia en Europa y en el propio Gobierno. Todo ello en un contexto en el que han aparecido grandes socavones en Porfirio Pascual o hay problemas con el Bimil·lenari que hay que aclarar. En un plano secundario ya estaría la posible aparición de otras especies animales como mosquitos en la nueva vegetación y que ocasione problemas a vecinos. Aunque técnicos de la concejalía entienden que es difícil la aparición de mosquitos en sistemas salobres como el que se generaría.
En cualquier caso, la gran pregunta es si el río podría drenar y tener la capacidad de absorción suficiente sin el hormigón como para poder evitar las inundaciones que evita el actual cauce. Un caso muy diferente al del Manzanares dadas las violentas venidas de agua con las lluvias torrenciales. Los ecologistas siempre han mantenido que hay esa capacidad y se muestra en tramos anteriores al cauce urbano. El Cedex indicó que según sus simulaciones era posible, y este jueves se daba a conocer que la concejalía ha encargado un informe preliminar sobre la capacidad de inundabilidad. A falta de un estudio en mayor profundidad, la respuesta es que sí, aunque condicionada. Y la Confederación del Júcar tampoco se ha manifestado oficialmente.
Precisamente ese estudio indica que es necesario que cualquiera que sea la actuación final de renaturalización escogida, no aumente la superficie inundada ni existan nuevas afecciones derivadas de las modificaciones realizadas en el cauce. Con los análisis realizados concluyen que la actuación de renaturalización por sí sola "afecta de forma innegable a la capacidad hidráulica, si bien no resulta complejo neutralizar esta afección mediante la ampliación de la sección hidráulica, cuestión a concretar en el proyecto que desarrolle la solución". Habría que aumentar la sección hidráulica en determinados metros según el nivel de vegetación que se quiera plantar:
Este estudio preliminar se enfoca como un análisis de sensibilidad en el que se estudia la incidencia en la capacidad hidráulica del encauzamiento en función del nivel de vegetación del mismo, se han utilizado niveles medios y uniformes en la sección debido a las especiales características de uniformidad y linealidad del cauce.
Con seguridad un estudio más pormenorizado, en el que se analicen con detalle los porcentajes de coberturas de vegetación en función de la solución final empleada arrojarán resultados mas ajustados y con una alta probabilidad los requerimientos de sección se podrán minimizar. Cabe concluir que la opción de eliminar el actual tratamiento (solera hormigonada ) y sustituirlo por una actuación con un carácter mas naturalizado no parece inviable desde el punto de vista de comportamiento hidráulico ni supone un incremento del riesgo relevante siempre que se adopten las medidas y condicionantes de diseño adecuadas para este fin.