ALICANTE. Con lo que Antonyo Marest viaja por el mundo, era difícil que el decreto del estado de alarma le pillara en casa, pero por por suerte así fue. Coincidió con una etapa en la que acababa de terminar uno de sus últimos proyectos y empezaba a preparar el siguiente. "Tuve suerte ya que estaba en mi estudio de Madrid ultimando la producción de mi próxima exposición cuando saltó todo esto", cuenta el alicantino. El día 20 de marzo tenía que viajar a Los Ángeles para llevar a cabo una intervención de arte urbano de unos dos mil metros cuadrados en una de las calles más transitadas de la ciudad norteamericana.
"Se pospuso para cuando todo esto vuelva a la normalidad y podamos volver a viajar de un país a otro", explica. A él, al igual que a otros muchos artistas, les han cancelado o pospuesto proyectos que ya contaban con una fecha de elaboración vinculada a un contrato. "Es un poco faena, ya que tenía el año cerrado al 80% y ahora debemos reconvertir nuestra agenda para adaptarla a los cambios y modificaciones que tanto nos afecta a proyectos como los nuestros a la hora de depender de una movilidad internacional", describe.
Estas últimas semana en casa le han servido para darle vueltas y madurar ciertos asuntos que ya tenía entre manos. En primer lugar, las restricciones en el tránsito aéreo le obligarán a permanecer en España y por tanto llevar a cabo ciertos encargos que ya tenía aquí y que ahora debe diseñar. Pero, además, también ha tratado de retomar el contacto con los ayuntamientos de los municipios de Alicante y Villena a quienes ha hecho llegar una propuesta. "Son dos proyectos potentes que seguro que alegrarán a los ciudadanos de estas dos ciudades", afirma el artista. Quién sabe si pronto podremos disfrutarlo.
"Soy consciente de la situación en la que estamos, de la misma forma que sé que, si los teatros, cines y museos permanecen cerrados, necesitamos que los artistas urbanos se encarguen de tomar ese relevo y generar contenido cultural que atraiga y envíe un mensaje positivo a la sociedad", sentencia. La difícil situación a la que se ven abocadas esas salas que no pueden llenar aforo por el temor al repunte de contagios y que, si no es así, no cubrirían los gastos de su apertura, deja ahora un espacio libre al desarrollo del arte urbano, que no es incompatible con lo anterior pero que sí puede ahora tomar cierto protagonismo.
"Al tener una agenda bien organizada, no tengo nada que acabar; siempre terminamos nuestros encargos por debajo de la fecha de entrega, pero sí tengo muchas cosas que empezar y con muchas ganas", confiesa el muralista, acostumbrado a expresarse a lo grande. "Tengo ganas de volver a volar, ver las nubes y, sobre todo, estar en lo alto de la grúa y sentir la brisa del aire sobre mis manos", describe, y a colación se define y lo justifica. "Soy una persona tremendamente positiva, consecuente con mis raíces y con carácter mediterráneo; me encanta la libertad y vivir la vida dando lo mejor de mí día tras día".
Está inquieto, y es que hace ya dos meses que terminó sus últimos trabajos. Un mural privado en Roma y otro en Chennai (India). Sobre este último, dice que lo disfrutó especialmente. Pero algunas de sus últimas acciones también han tenido que ver con exposiciones, como es el caso de la colaboración que llevó a cabo recientemente con la línea internacional de la marca Vertisol, que consistió en un show en la galería Luisa Pita, en Santiago de Compostela. Pero también participó en la semana del Arte de Madrid, dentro de Feria de Arte Urbano Urvanity, con su propuesta Tropitecture, donde combinaba el estudio arquitectónico del Art Dèco que puso en práctica en su última visita a Miami con una gama de colores basados en los amaneceres y ocasos únicos que ofrece el Mar Mediterráneo.
La inquietud por volver a la pintura en gran formato le ha llevado inevitablemente a seguir expresándose, pero esta vez en en una escala de tamaño más reducida. Eso sí, con la misma intensidad creativa. "He realizado, entre mi estudio y mi casa, una obra llamada Diario de una morada, que es intimista y optimista y que habla de cómo nos adaptamos a los cambios, a la par que crecemos", explica. Se la enseñó a un amigo que es comisario de arte y a los dos días le llamaron para consultarle la disponibilidad de la obra, que se expondrá el próximo 15 de mayo en la Galería Underdogs de Lisboa junto a artistas del sector mundialmente conocidos como Add Fuel, Halfstudio, Vhils o André da Loba.
También en este parón casero ha logrado finalizar una serie de seis piezas para una exposición colectiva que tendrá lugar en la galería Stolen Space de Londres. Una colección que se inspira en nuevas expresiones en arte contemporáneo y que se llevará a cabo, previsiblemente, el próximo mes de junio. "Sinceramente, soy muy activo y esto me ha hecho no desanimarme ningún día", comenta. De hecho, también ha realizado un proyecto que siempre había querido hacer y que había visto en otros grandes del arte pero que, por falta de tiempo, nunca se había podido poner con él. "He dibujado un abecedario en formato abstractos que verá la luz en las próxima semanas", anuncia.
Sin embargo, toda esa ocupación artística y creativa no le ha impedido involucrarse en diversos proyectos solidarios ligados a la dura crisis sanitaria que se está viviendo. "He estado conectado con quienes pedían obras de artistas en donación para subasta y posterior apoyo con material sanitario a nuestros profesionales; tengo el orgullo de decir que hemos participado en todas las que han llamado a nuestra puerta en busca de apoyo", destaca. Ha donado piezas a proyectos y fundaciones como Confinarte que realizo una subasta online, donde todos los beneficios se destinaban a Cruz Roja España. Aunque también ha hecho más de una veintena de entrevistas en su perfil de Instagram, con Radio Palmera, ofreciendo contenido divulgativo junto a artistas urbanos, ilustradores comisarios y directores de ferias, que tuvo una gran acogida. "Siempre me ha movido ayudar a la gente y, si eso les puede hacer felices, ahí estaré el primero poniendo de mi parte para llegar a ese fin", afirma.
Lo primero que uno hace cuando tiene más tiempo para estar en casa es aprovecharlo con la familia. "Por mi modo de vida, antes no pasaba mucho tiempo en casa y, gracias a esto, he podido estar más tiempo junto a mi mujer y mi hija Allegra, a quien ahora he visto evolucionar día a día, algo que echaba mucho de menos; me hace enormemente feliz ver cómo despierta o pasar el día junto a ellas", confiesa. A ellas es, por tanto, a quien quiere dedicarles la ansiada 'nueva normalidad'. "Lo primero que me gustaría hacer es volver a Alicante para ver a mi familia y ver el mar; que mi hija sintiera el mar", destaca, asegurando que lo mucho que echa de menos su tierra.
"Cuanto más viajo, cuanto más trabajo o reconocimiento obtengo, cuanto más lo que sea… más echo de menos mi tierra", sentencia. De hecho, uno de sus deseos más anhelados es trabajar en la tierra que le vio nacer y de la que habla con tanto cariño y amor cada vez que viaja fuera. "Hace poco escuchaba una entrevista de Antonio Banderas hablando de su Málaga natal y me sentí muy identificado con ese sentimiento de amor hacia el origen". Por eso aprovecha para hacer un llamamiento a los ayuntamientos de Alicante y de Villena, con quienes ya se ha puesto en contacto. "Quiero que nos pongamos a ello porque me gustaría pintar un mural para los ciudadanos y para la ciudad; va siendo hora de que estas dos ciudades que yo llevo dentro, también tengan un poquito de mí en sus calles", sentencia.