MALEVAJE EN LA LLOTJA D’ELX EL VIERNES 6 DE OCTUBRE

Antonio Bartrina: “El secreto de la longevidad de Malevaje es que somos felices haciendo este trabajo”

5/10/2017 - 

ALICANTE. Antonio Bartrina es Malevaje y Malevaje es Antonio Bartrina, aunque por su formación hayan pasado músicos que todavía permanecen, como el contrabajista Fernando Gilabert, cuyo pellizco rítmico también forma parte del “tango malevaje” desde aquellos efesvescentes años ochenta que vieron nacer el grupo, entonces con Ramón Godes y Edi Clavo, el que sería batería de Gabinete Caligari, como miembros del combo.

30 años después de aquella primera explosión tanguista en “El Salero”, después de depurar esas primeras aristas rocanroleras que aportaban los coyotes y caligaris Ramón y Edi (Fernando es un Coyote que ha permanecido todo este tiempo al lado de Bartrina), después de pasar por las manos del maestro Osvaldo Larrea, de que el bandoneón arrastre aún más el deje castizo de Bartrina, todos aquellos amigos que estuvieron en la gestación de Malevaje se subieron al Teatro Fernández de Rojas en Madrid en 2014 y dejaron para la posteridad un disco que es un monumento, Malevaje. 30 años de tangos, gracias a que Jacobo Aguirre, su técnico de sonido de entonces lo grabó, aunque no era la intención inicial de ese concierto. Con él han estado girando durante tres años, y esa gira llega a su fin. El viernes 6 de octubre, a las 22:00 horas, harán una parada en la Sala la Llotja d’Elx, ciudad que ya ha acogido alguna vez esta querencia porteña (Antonio recuerda el alojamiento en la “casa del Obispo” o algo así, el conocido hotel Huerto del Cura), con la actual formación de la banda, sencilla, casi minimalista, Fernando Gilabert al contrabajo, Sacri Delfino a la guitarra y el propio Bartrina al deje, el arrastrao y el fraseo de este tango sin lunfardo que es marca de la casa.

A una hora de siesta tardía, pero de siesta al fin y al cabo, Antonio nos cogió el teléfono y se puso a nuestra disposición, para lo que haga falta:

-¿30 años es una vida completa?

Claro, es una vida completa, y ya no son 30, son 33. Eso que dice el tango de que veinte años no son nada, bueno, 20 años es media vida, pero 30 es una vida completa.

-Antonio, ¿qué es el tango castizo?

Pues no tengo ni idea de lo que es, esa es una de esas terminologías que inventa la gente. Cuando íbamos a Francia en los años ochenta, decían que hacíamos “tango rock de la movida”. Y nosotros no hacíamos tango-rock, que no sé tampoco lo que es, hacíamos tango a nuestra manera. Y el “tango castizo” será tango madrileño, digo yo.

-Porque fusión no habéis hecho nunca…

… y si la hemos hecho ha sido sin querer. Que posiblemente, en aquella época, cuando empezamos, aquí no había músicos de tango, así es que conté con mis amigos, que eran de los Coyotes, de Gabinete Caligari, pero claro, ellos no eran músicos de tango, ni habían tocado tango en la vida, ni habían escuchado mucho tango, la mayoría. Puede que hiciéramos fusión, casi sin darnos cuenta, era lo que había en aquel momento. Luego llegó Osvaldo Larrea y nos enseñó cómo se hacían las cosas.

-¿Entonces tu inclinación al tango de dónde surge?

De niño, de la casa de mis abuelos, que era una casa muy grande en la que vivíamos también mis padres, mi hermana y yo, en la calle La Palma, en Madrid, con 13 habitaciones. Mi padre, que se dedicaba a la electrónica, siempre tenía música puesta, era un gran melómano, y yo me impregné de copla, de zarzuela, de Beethoven… y de tangos, que es lo que se me quedó metido dentro.

-Porque aunque el tango es argentino, rioplatense, dicen que hasta que Gardel no pasó por Barcelona y por París, que no dio carta a su existencia…

En los años 40, 50 y principios de los 60, el tango era una música muy de moda, la podías escuchar constantemente en la radio. Lo de Toulouse, Uruguay, Barcelona, París, al final lo que pasa es que todo el mundo quiere ser la cuna de Gardel, pero el tango donde nació fue en el Río de la Plata, en los burdeles del puerto de la Boca y de Montevideo.

-¿Y cual ha sido la relación de Malevaje con esa cuna del tango, qué tal reciben a Antonio Bartrina?

Yo he viajado mucho por allí, hace muchos años que voy asiduamente a Buenos Aires, a Montevideo, he cantado mucho allí… y la gente me quiere mucho. En Argentina la gente es muy abierta, a todo. De hecho, cuando voy a Buenos Aires, se pelean por invitarme a un “asaito”. Flipan, se sienten agradecidos de que un fulano del otro lado del mundo haga su música.

-Y la relación con músicos de allá, transgresores y mitos, como por ejemplo Adriana Varela…

A Adriana la conocí hace muchos años, en el café Homero de Buenos Aires. Su padrino artístico era Roberto Goyeneche, el Polaco, y los conocí allí a los dos. Después hemos coincidido mucho, la última vez en Buenos Aires, que nos pasamos dos horas en un camerino, hablando, conversando y bebiendo cerveza. Me parece que es una intérprete de tango inmensa, de primera fila, diría que interpreta el tango como lo interpretan los hombres, siendo una gran mujer. Ha habido otras intérpretes de tango que lo hacían con un estilo más femenino, pero Adriana es toda una mujer que canta tango como un hombre. Bajo mi punto de vista, ojo, bajo mi gusto.

-¿Y qué se va a poder ver y escuchar en Elche el viernes?

Pues vamos a hacer un repaso de los temas más significativos de estos 30 años de Malevaje, recuperando temas clásicos de aquellos años 80 y damos un repaso por todo este tiempo pasado. Pero con una configuración muy intimista, sólo guitarra, contrabajo y voz, con la idea de mostrar la esencia pura del tango.

-¿Y hasta cuándo Malevaje?

Mira, nadie sabe nunca cuándo se va a morir. En la vida hay que divertirse, y nosotros tenemos la suerte de que nuestro trabajo es muy divertido. Cuando estamos encima del escenario somos gente muy feliz, y eso hay que alargarlo todo lo posible. Y además, como hacemos feliz a un montón de gente, pues adelante con los faroles.

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