Esta semana ha tenido lugar en Elche el acto de toma de posesión del cargo de cinco nuevos mandos de la Policía Local de Elche. Entre ellos está la primera mujer que llega a este escalafón, María José Aranda. La verdad que me extrañó conocer esta situación ya que estamos muy acostumbrados a ver mujeres policía y para nada sospechaba que solo son el 16% de la plantilla y que por encima de la base, solo hay un 7% mandos y esta es la primera inspectora. Esto en pleno siglo XXI supermoderno y donde algunos piensan que, al menos en este primer mundo “las políticas feministas” no son necesarias.
El sentido común es simplemente el que debe hacernos reflexionar; si las mujeres somos el 50% de la población ¿Por qué seguimos en algunas áreas muy concretas en cotas mínimas de participación? ¿Y por qué cuando participamos nos quedamos en la base y la escala y el ascenso en los organigramas se queda para los hombres? Hoy estamos hablando de la policía local, pero si les cuento que en la enfermería son el 90% y los jefes son mayoritariamente hombres o que las facultades de periodismo están al 70% llenas de mujeres que difícilmente acaban en puestos de poder no terminamos esta artículo.
La propia inspectora ilicitana, María José Aranda, dijo mucho sin querer darse demasiada importancia. Primero reconoció el papel desempeñado por las primeras mujeres que en Elche accedieron a la Policía local, en 1972, Francisca Ballester y María Teresa Tenza. Y luego, a preguntas de los periodistas, reconoció que la conciliación de la vida familiar y profesional es un elemento clave que dificulta el ascenso profesional de las mujeres. Explicó que ella misma en un momento dado se planteó que quería tener hijos y tuvo que hacer un paréntesis durante unos años en su desarrollo profesional. Cómo nos suena esto a muchas ¿verdad?
El jefe de la Policía Local reconoció en el acto que este ascenso supone un referente para el resto de mujeres policía. Eso sí, tengo que explicar que el desconocimiento de lo que significa realmente el feminismo y la criminalización y los bulos que se empeñan en endosarle, seguramente hicieron que en un discurso impecable de Zaragoza, se le colara alguna frase que no tenía ningún sentido: “Es para nosotros un hito, no por el hecho de ser mujer, porque yo no creo en ese tipo de cosas, sino por el hecho de que otras mujeres vean que es posible ascender”.
No entendí que quería decir con eso de “porque yo no creo en estas cosas”. ¿En qué cosas? ¿De qué se excusaba? Excusatio non petita, accusatio manifesta
En su intervención reconoció el porcentaje tan bajo de mujeres y concretamente mujeres mandos en la policía local y dijo que Aranda podía ser un referente para otras, pero luego se despacha con ese “porque yo no creo en eso” como si le diera miedo al hombre decir algo no le vayan a tachar los de forocoches de no sé. Una pena, pero la anécdota la vamos a borrar del hecho en sí para no desenfocarnos de lo importante que es que efectivamente hay mucho trabajo por hacer.
Y el trabajo es transversal y estructural, muy profundo, muy difícil y pasa porque no veamos el machismo solo en los asesinatos de mujeres. Que nos formemos y sobre todo se formen las personas con poder y opinión y sean así capaces de componer un discurso verbal acorde a su pensamiento o al revés, pensar acorde a lo que dicen. María José Aranda es ciertamente un referente, pero Zaragoza también lo puede ser y casi lo fue el otro día porque su intervención estaba siendo impecable hasta que le dio miedo lo de “mujer”. El feminismo es la igualdad de derechos para hombres y mujeres, punto.
O es un movimiento que busca crear conciencia y condiciones para transformar las relaciones sociales, lograr la igualdad entre las personas, y eliminar cualquier forma de discriminación o violencia contra las mujeres. Estoy segura de que si lo piensa un poco más el jefe de la policía local de Elche sí cree en esto, mal andaríamos si no lo hiciera ¿verdad?
Ánimo y sin complejos