Andorra, ni puntos ni tabaco

17/10/2019 - 

Les debo confesar que para un servidor es harto complicado escribir hoy unas líneas sobre fútbol, esa cosa tan importante de entre lo que no importa en absoluto. En el presente que nos ocupa, bajo la dictadura de mezclarlo todo a conveniencia, no seré yo el que reproduzca las actitudes de Guardiola, Xavi o Paco González. Todos ellos irresponsables si tenemos en cuenta el altavoz del que disponen. Gastan la misma montura para cabalgar contradicciones, y se tornan en alfiles de los reyes que, a nosotros los peones, nos tiran a la calle para que nos partamos la cara. Lo dicho, ni una palabra.

Vayamos a lo nuestro, que es el Hércules, y que tampoco pinta mucho mejor, salvando las distancias. Mi primer pensamiento en clave blanquiazul tiene que ir para todos aquellos que viajaron el pasado domingo a Andorra, hipotecando un sábado con mejores cosas que hacer, y fiando al más que cuestionable descanso en autobús, un lunes productivo. No merecen la imagen que dio el equipo en Prada de Moles, sí, contra el líder, en un partido complicado del que a punto estuvo el conjunto de Muñoz de sacar un punto, pero con una falta de intensidad vergonzosa, denunciada incluso por el propio entrenador.

Otrora fue costumbre viajar a Andorra y traer determinados bienes de consumo con la promesa de unos precios que, con la historia del "libre de impuestos", nos iban a salir más baratos. La generación de nuestros padres vivió por lo visto entre viajes a Ceuta y a los Pirineos en busca de aquel oasis económico, que luego descubrí que no tenía tanto de verdad. Mi gozo en un pozo, una decepción tan alta como mis expectativas. Algo así como lo que le ha pasado al Hércules, que de endosar un 3-1 al Barça B con muy buenas sensaciones, disputó su primer partido oficial fuera de España arrastrado por la euforia de la primera victoria liguera. Sí, en octubre.

Un poco más de realismo no nos vendría mal a todos, habida cuenta de la situación por la que pasa el conjunto blanquiazul. A tres puntos del 'play-out', a cuatro de la salvación, y si quieren ustedes jugar al optimismo, a once de la promoción de ascenso. Un amigo me decía el otro día que ya saldríamos de ésta, pero claro, uno que como ya saben también tiene parte de corazón colchonero, recuerda que lo mismo se comentaba de aquel Atleti que acabó en Segunda con los Hasselbaink, Kiko y Valerón. Los resultados en fútbol son como la peste en el medievo: meros igualadores sociales. De nada te sirve la historia, y a la propia del Hércules me remito.

Con el Ebro en el horizonte se presenta una semana extraña, como todas las que nos preceden. Y lo es por el hecho de no saber en qué términos competitivos se mueve ahora mismo el equipo. Personalmente el cerebro me invita a pensar que estamos para pelear por la permanencia, y poco más, pero al decirlo en voz alta me sorprende estar en octubre manifestando ésto sobre un conjunto confeccionado para ascender, que no ha salido precisamente barato. En lo deportivo no sé qué decirles más allá de lo que ya saben, que hay jugadores que están muy por debajo de su nivel. El más destacado, Samuel. No lleva una buena temporada, y parece el principal señalado, algo que empuja sin lugar a dudas a Portillo a mover ficha en invierno para fortalecer una de las principales virtudes pasadas del equipo como es la defensa.

En los despachos, salvo algún que otro disparo con balas de fogueo que se vende por ahí como si la Tercera Guerra Mundial estallase, parece que impera la tranquilidad. Portillo, Ortiz y Ramírez han hecho su trabajo, aunque tarde en la parcela del entrenador. No queda más remedio que apretar los puños y creer en lo deportivo. Una futura destitución y un tercer míster sería la confirmación del fracaso, que si bien funcionó de aquella manera en el Martínez Valero con la llegada de Pacheta y el posterior ascenso, no creo que por el Rico Pérez supusiese otra cosa que la prueba definitiva del error, fácil decirlo a toro pasado, de la continuidad de Planagumà. Algo que me pareció bien con los resultados en la mano, pero que en base a como estaban las cabezas en el instante de la decisión, no podría estar más en desacuerdo. Y otro día hablamos de lo de Pacheta, por cierto.

Y por cierto, una última reflexión a modo de consejo si ustedes se lo permiten a éste pipiolo de 28 años recién cumplidos: huyan de sentimentalismos. En Twitter he podido ver estos días demasiado 'drama queen', debido a la insoportable situación del equipo, a algo sin precedentes, a un hecho catastrófico. Es solo fútbol, y aunque me sorprende que esos sollozos provengan desde algunos afamados profesionales de la comunicación, con muchos años a las espaldas, no hay nada como dejar en el terreno de lo banal aspectos, como el deporte, que no nos llenan el plato. Sean responsables, justo lo contrario que nuestros políticos.

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