Ana Barceló

Papel higiénico por cerveza. En una semana. La birra cotiza al alza en el particular IBEX de las compras cuarentenianas en la nostra terra valenciana. El tiempo del planeta es simultáneo pero las vivencias son únicas e intransferibles. Vivimos divididos por franjas horarias y los sucesivos amaneceres solitarios de la perrita Laika, Mr. Spok y David Bowie en sus naves espaciales. La especie humana es adolescentemente inmortal: nunca me pasará a mí. Con permiso de Don Manuel Fraga Iribarne y sus fans 2020 -la derecha en general, francamente nunca mejor escrito- Spain is not different. El ciclo orgánico es un gas imparable.

Nos conducimos exactamente igual y sucesivamente que chinos, italianos, sudaneses o estadounidenses: pánico y consuelo. El metabolismo de la big data predice que primero nos descomponemos y después sólo nos reconciliamos con lo que pasa huyendo de la realidad. El ritual del festín. Haced esto en conmemoración mía. La necesidad de la evasión. Ande yo caliente y ríase la gente. La historia de la civilización. Ante la intemperie, el refugio, el poder, el enemigo, el tótem, lo sagrado, lo prohibido, el enemigo, el chivo expiatorio, el éxtasis colectivo y… blá blá blá. “Palabras, palabras, palabras”. Huele a podrido en Dinamarca. ¡Eeiiii!... para!. Alguien acaba de finalizar su turno en el hospital.

Alto ahí. Un respeto. El futuro son los héroes que se están dejando la piel más allá detrás del infierno de las noticias. El ejército, los dependientes, transportistas, fuerzas de seguridad y una lista interminable de trabajadores anónimos que se están jugando literalmente su vida. Los españoles hemos pasado de aplaudir al miedo a añorar lo desconocido. Que no cunda el pánico. Todo es capaz de empeorar. ¿Cuántos días tendremos para ir a la peluquería cuando acabe el aislamiento?... Si has llegado aquí, te has ganado el cielo, el infierno y la tierra media agustiniana. Ego te eximo de ir a todas las cenas de navidad, charlas y manis hasta el final del artículo. Amén. 

Vayamos a las negritas. El Papa Jorge Bergoglio, solo ante el vacío, imparte la bendición urbi et orbi resaltando que todos “estamos en la misma barca”. Vamos, que no hay que perder la esperanza, saldremos de ésta juntos. Noé. Puede que haya un cambio de cosmovisión, pero la condición humana será la misma. Llueve sobre mojado. Para los no creyentes la salvación está en la belleza. Degustar a Richard Ford, a Manuel Vicent o ver el estreno el martes de la adaptación de La conjura de América del gran Philip Roth que ha hecho David Simon. Escuchar  estoicamente Murder Most Foul, la nueva canción tras ocho años, de Bob Dylan dedicada al asesinato de JFK y el sueño roto de los 60. Gozar del magnífico resumen de los tres últimos espectáculos que acaba de lanzar Cirque du Soleil. Saborear el artículo ‘Cifras’ que ayer escribió aquí en Alicante Plaza el socialista Paco Sanguino. Que sabe leer y escribir. Hasta en vulcano.

Hablando de titiriteros, la redención también es deleitarse con esos 25 minutos de oro de Luis Barcala entrevistado en esRadio por Federico Jiménez Losantos y Francisco Maruhenda. Fue preguntarle por Carlos Mazón -que tiene más cintura- y quedarse el alcalde mudo. Punto y aparte.

Pablo Casado acabó con su carrera el pasado pleno para sancionar el alargamiento del aislamiento. Santiago Abascal encarnó la derecha pura mucho mas eficientemente. Brilló Pablo Echenique. Joan Baldoví salió al estrado con los guantes de plástico de la fruta de Mercadona. Su Majestad la Reina Letizia Ortiz, recuperada, apareció en la tele hablando junto a su marido telemáticamente con Juan Roig en un cambio de estrategia en La Zarzuela.

De los errores de gestión de la crisis del gobierno mejor -escuece y ya hay periódicos enteros dedicados al tema- sólo decir que todo cambia a la velocidad de la luz y mejor dejar las compras a la gente que sabe, por ejemplo, Vicente Boluda. La política informativa del gobierno, de manual. Se echa de menos que los periodistas entren a matar en vivo y en directo. Ya tenemos el Frente anti-Fernando Simón liderado por Carmen Lomana. La dama y el vagabundo. Cuando pase todo, veremos si la operación derribo Pedro Sánchez ha triunfado.

Europa, un fracaso. La liga la va ganado Alemania y Holanda. El atronador “repugnante” de António Costa, primer ministro portugués, ha resonado hasta en el útero de Bretton Woods. Xi Ping y Trump hablan por teléfono. Boris Jhonson enferma. Cambio de hora. El catedrático Jorge Olcina ha tenido que salir a desmentir que la expansión del virus no se produce por “el aire de la atmósfera”. Un año de Fridays For Future. Greta Tunberg ha caído. También.

Ana Barceló sale todos los días valiente, con coraje, fortaleza, realismo y empatía -exactamente como es- para encarar la mayor crisis que hemos sufrido en los tiempos modernos. Ha sido acusar a Mónica Oltra de perfil bajo y saltar como una pantera. Ximo Puig, bien, muchas gracias.

Cuarentena. Los pescadores salen de caza todas las madrugadas. Tiempo de clóchinas. Hay que quitarles las barbas. Un servidor es que se cree mucho, es muy fan de la Comunitat Valenciana. El País Valencià.

La Rápita, majestuosa, compite con el pico Espadán. Nieva. Todo se desborda. El viento ciega la voluntad. Los lobos aúllan. Surge como una avalancha del hielo del pozo hondo mi nunca bien ponderado ni pagado Herr Direktor Miquel González: espabila, no entras. Son las 5 y muy y pico de la madrugada. La trinchera, La cueva. Se hace un silencio sagrado. Inmaculada De la Concepción me abraza. Me besa. Me recuerda lo que hemos sido. Ni un paso atrás. Nunca. 

El milagro, ahora mismo usted…