ALICANTE. Cuarenta personas se congregaron en la librería Pynchon & Co de Alicante para escuchar a Ana Barceló en su participación en el ciclo de coloquios del Club Chesterton. Propios y extraños aguardaban con expectación a qué empezase el sermón dominical de un jueves. La liturgia desenfadada, el boato sobrio que incitaba a qué el cuerpo se relajara no hizo que la figura de la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Alicante se embriagase ante el calor de un público cercano y el minimalismo sueco de dos sillas de Ikea y una mesa. Tenía el discurso bien aprendido, camuflándose en el ambiente cual camaleón con un toque más distendido que de costumbre pero sin perder las duras escamas que tiene todo político acostumbrado a reptar por la jungla del arte de lo posible.
Estaba tan metida en el papel de portavoz socialista en el consistorio alicantino que al ser preguntada por si cree que el PSPV debería apoyar los presupuestos de Carlos Mazón para hacer una pinza de concentración a Vox le salió del alma invocar al espíritu de Luis Barcala. Después, tras un desdoblamiento que quizá le recordó a su etapa en la Generalitat, dijo que sus colegas en Valencia deberían pedir como condición la derogación de la ley de Concordia; avisó, que precisamente veía complicado un concordato entre los socialistas y Carlos Mazón porque representan mundos distintos.
La guerra de los mundos entre el socialismo alicantino tampoco tendrá paz. Se le planteó un café como el de Francisco Camps y Eduardo Zaplana entre Ángel Franco y ella y rechazó la hipotética suposición festiva; a día de hoy no se ve tomando un capuccino con el que maneja los hilos de un aparato que anhela que funcione a su son como cabeza visible de la formación en la ciudad. El destino, caprichosamente, tras la misiva simulada, hizo que sonase varias veces un teléfono móvil; ¿sería Franco con la intención de hacer realidad ese deseo de un encuentro? Ana no es que no quiera una segunda cita con Ángel, es que directamente le dejaría plantado; ¿dónde está Carlos Sobera cuando se le necesita?
Al terminar, en un momento de liberación, en un instante en el que uno ya está esperando a que todo transcurra con la pulsión de la naturalidad, un hombre afectado por un fondo buitre dijo que le querían echar de su casa; la naturaleza de la vida es dura, el transcurso de ella también lo es para algunos. Mientras los partidos se enfangan en combates cainitas la vida fuera de su cúpula sigue su curso. Estos formatos ayudan a darse cuenta de que uno tiene mucha suerte, de que la vida en política es sencilla pero nuestro ego es el que todo lo complica; mientras unos luchan para mantener o conquistar el poder otros simplemente intentan levantarse para luchar por una vida decente.
