AlicantePlaza

Entrevista a Eduardo Porta, Product manager de la firma de calzado alicantina

Unisa incorpora el textil y apuesta por un modelo mixto: refuerzo digital y más tiendas físicas

  • Eduardo Porta, product manager de Unisa: “Seguiremos dotando de recursos a nuestra web para convertirla en la mejor del mercado”. Fotos: LUCÍA GANDÍA

ALICANTE. Con casi tres décadas de historia y unas 30 tiendas repartidas entre España, Portugal y Francia, solo una pandemia podría haber generado en Unisa un cierre de ejercicio negativo. En 2020, la marca de calzado fundada por el eldense Antonio Porta anotó 6 millones de pérdidas, un resultado del que logró recuperarse gracias a la disposición de una cadena de ventas propia y a la consolidación del comercio online. Después de tocar fondo, afianzar la digitalización y continuar su expansión por Europa son las principales apuestas de una empresa familiar que hace tiempo se volvió universal. Para ella, trabajan varias fábricas de la provincia y, ahora también, la madrileña Tinta & Bariloche, cuyas prendas de ropa son las últimas en incorporarse al catálogo de Unisa. Su product manager, Eduardo Porta, nos cuenta con cifras y datos cómo ha afrontado la firma el último año. Luego, un paseo guiado por su sede en el Chinorlet (Monóvar) nos demuestra que tradición y modernidad son aún dos conceptos inseparables en el oficio zapatero.

¿Cómo ha impactado la pandemia en Unisa?

De manera bastante agresiva, ha sido un golpe muy duro. Nosotros veníamos con una trayectoria muy buena de ventas y la pandemia nos ha frenado en seco. Pasamos de estar en 2.000 puntos de venta alrededor del mundo a solo tener activa nuestra tienda online. Pedidos, fabricaciones y todo tipo de trámites en curso se pararon en seco, por lo que hubo que poner mucho dinero encima de la mesa para gestionar la empresa, para pagar los sueldos, para hacer frente a todos esos pedidos que finalmente no se pudieron hacer… En lo económico, fue muy duro, pero en lo personal, también, porque éramos unas 120 personas y, ahora mismo, somos 85. Que esa gente ya no siga con nosotros ha sido un golpe muy fuerte para todos, porque una cosa muy importante y que nos caracteriza mucho es que somos una pequeña familia. Hemos ido recuperando a algunas de esas personas, porque al principio fuimos 75, ahora somos 10 más y la intención es que, en un periodo de tiempo no muy largo, todas las que no hayan encontrado trabajo y quieran incorporarse puedan hacerlo. De hecho, así se firmó en un convenio: aquellas personas que dejaron de trabajar tendrían prioridad en cuanto la empresa se recuperara.

¿Hicisteis un ERTE, por tanto?

Primero empezamos con un ERTE y luego se convirtió en un ERE.

¿Cómo se comportaron el mercado nacional e internacional? ¿En cuál sufristeis más?

El nacional fue muy duro y muy desastroso, porque además se notó muchísimo miedo, más miedo que en otros mercados. Pero también a nivel internacional fue un golpe fuerte. Además, varió mucho por mercados, porque hubo algunos, como el alemán o el holandés, que estaban cerrados pero el comercio seguía abierto. Es decir, dependiendo del mercado había unas políticas u otras, pero en España y Francia, donde tenemos un peso bastante importante, nos golpeó muy fuerte. Fue un cierre total: la gente en su casa, los clientes con miedo y mucha mercancía de vuelta. Eso fue muy difícil de digerir.

¿Con qué cifras de facturación y beneficios cerrasteis 2020 con respecto a 2019?

En 2019, facturábamos en torno a unos 70 millones de euros y nos movimos a cerca de 55 (un 35 % menos). Eso de facturación, pero de pérdidas, que esta empresa nunca en su historia había tenido, hubo 6 millones de euros, un palo muy fuerte. Tuvimos que poner 6 millones del bolsillo, del banco… Tuvimos que hacer una gestión económica muy fuerte para poder sacar la empresa adelante.

¿Se puede decir que ya habéis recuperado el nivel de producción y de ventas previo a la pandemia?

Sí, ahora la situación ha cambiado completamente. También es verdad que, al tener tiendas propias y tienda online, el balón de oxígeno llegó mucho antes, porque no dependíamos de un tercero que vendiera nuestros zapatos, sino que teníamos nuestra cadena propia. Esa cadena ha tirado de Unisa a lo bestia, y ha sido la que nos ha permitido salir del hoyo. Ahora, gracias a la buena gestión de los clientes, también son ellos los que están vendiendo, y la verdad es que la situación es completamente diferente.

¿Habéis tenido que reinventaros de alguna forma?

De muchas maneras. Nosotros estábamos acostumbrados a tratar con el cliente cara a cara, pero, por el dichoso virus, no podíamos hacerlo. Entonces, la digitalización, que en esta casa siempre ha sido algo muy pionero, se fomentó más todavía, y esta sala en la que estamos se convirtió en un showroom virtual. Estando en Oslo, podías conectarte a este showroom y yo podía enseñarte toda la colección e incluso vendértela a través de él. Eso nos ha permitido estar en contacto con nuestros clientes.

¿En el tipo de producto también hubo una adaptación?

Sí. Hubo un momento durante la pandemia en el que todas las marcas se volcaron hacia el lado del zapato de hogar, pero eso era algo muy temporal. Nosotros hicimos también una pequeña incursión, con una selección de modelos para casa, pero ese no es el sustento del negocio de Unisa. Por mucho que quisiéramos adaptar el producto a ese momento, era difícil. Lo que también notamos es que el modelo sport venía muy fuerte desde hacía tiempo, llegó la pandemia y siguió vendiéndose muy bien, pero ahora, tras “la pandemia” (entre comillas), el modelo de vestir está tomando otra vez mucha fuerza. La gente quiere arreglarse más, han vuelto los salones, las sandalias más vestidas… El deportivo, obviamente, ha venido para quedarse, pero se notan otra vez esas ganas de la consumidora por ponerse unos tacones altos.

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo