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los restos de una fosa común de la guerra civil se perdieron durante unas obras municipales

Memoria sin huesos: un documental recuerda a los fusilados de Monóvar que acabaron en la basura

  • Paquita Íñiguez (abajo, izquierda), hija del represaliado Pedro Íñiguez, y sus hijas, Francisca Román Íñiguez (arriba) e Inma Román Íñiguez (abajo, derecha). FOTO: Checkout 

ALICANTE. El hecho de que fuese uno de los últimos bastiones de la Segunda República Española ha hecho que Monóvar sea un municipio históricamente relevante. Desde el aeródromo de El Hondón, en una pedanía de la localidad, partió hacia el exilio el último presidente republicano, Juan Negrín, pero antes lo hicieron los poetas Rafael Alberti y su mujer María Teresa León. También el general Cordón, el coronel Núñez Mazas o Dolores Ibarruri (La Pasionaria), entre otros. Muy cerca de allí, en la finca El Poblet (Posición Yuste) de Petrer, trataban de resistir en la esa última sede oficial, donde se acogían los últimos consejos de ministros de la etapa final Guerra Civil.

Tras la caída definitiva, la represión franquista se adueñó también de Monóvar, donde se calcula que hasta 26 personas fueron fusiladas, por causas distintas, y sus cadáveres arrojados a la fosa común del cementerio municipal. Sin embargo, ahora los cuerpos no aparecen. Los trabajos de excavación llevados a cabo durante este verano por la conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática en el cementerio de Monóvar, con el objetivo de recuperar los restos óseos de estas 26 víctimas, han terminado concluyendo que la fosa fue destruida en 1988 durante el transcurso de unas obras de acondicionamiento de la zona coordinadas por el Ayuntamiento.

La consellera Rosa Pérez Garijo indica que, al parecer, "en aquel momento, las máquinas que hacían las obras removieron la tierra que contenía los restos de los cuerpos, después fue trasladada a un zona próxima a un camino, la cual se asfaltó posteriormente". Este tipo de situaciones, tantas décadas después, no dejan de ser habituales en cualquier zona de España, aunque Pérez Garijo asegura que estudiará la posibilidad de encontrar alguna vía legal para "depurar responsabilidades". Por su parte, el director general de Calidad Democrática, Iñaki Pérez Rico, ha explicado que se han realizado hasta un total de ocho catas arqueológicas en el área estudiada, donde se ha comprobado que no estaban los restos de las víctimas y se ha confirmado este movimiento de la tierra, hace más de treinta años.

"En este caso, la reparación no podrá ser posible ya que los huesos no han podido ser recuperados, pero lucha sigue; hay que recuperar los testimonios para que no se olvide su sufrimiento, su lucha y tampoco sus vidas", afirma Carlos Gonga, el foto-documentalista de Valencia que ha decidido rodar un documental sobre estos hechos, junto a la periodista castellonense Isabel Ginés, para que la historia sirva como ejemplo y se traten de evitar estas situaciones, pero sobre todo para dejar grabado el testimonio de los familiares de las víctimas y hacer honor a su memoria. 

Con esa intención han rodado ya otros proyectos. En la cinta La memoria no olvidada, grabada en 2019,  entrevistan a diversos familiares de víctimas de la Guerra Civil o de la represión franquista; personas que han logrado encontrar a sus familiares, que estaban exhumando sus cuerpos o que ya les han podido dar sepultura. A principios de 2020 rodaron El esclavo del franquismo, donde relatan la historia del alcarreño Mariano Vicente, acusado de rebelión por ayudar al régimen de la Segunda República y condenado a trabajos forzados en el campo de penados de Belchite. En estos momentos se encuentran en plena fase de producción del documental sobre las víctimas de Monóvar, Sospirs de la terra, pero además están trabajando en un reportaje sobre las exhumaciones de otras víctimas enterradas en fosas comunes del cementerio civil de Castellón, en colaboración con Generalitat Valenciana.

"Las heridas no están cerradas, sino están abiertas desde entonces, y solo se cerrarán cuando tengan a sus familiares, a quienes perdieron por una depuración ideológica e injusta con cargos inventados y sentencias sin garantías; esos cuerpos pertenecen a sus familias", afirma Isabel Ginés. Aunque en el caso de Monóvar no podrán conseguir los cuerpos, los dos investigadores sí están recopilando el testimonio de sus familias, durante estos últimos tres meses, en un proyecto que está promovido por la edil Júlia Tortosa, responsable de la concejalía de Cultura en el municipio alicantino. "Ya que no se podrán obtener los restos óseos, al menos se dignificará a las víctimas con este trabajo documental con el que quedarán siempre en la memoria", comenta Ginés.

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