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Una historia, dos miradas: jóvenes magrebíes entre estereotipos y realidad

Publicado: 16/08/2025 ·06:00
Actualizado: 16/08/2025 · 06:00
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Reflexiones sobre movilidad, cultura y diálogo intercultural entre el Magreb y Europa

Viajar representa un acto profundamente humano de apertura al otro y a nuevas realidades. Más allá de la mera movilidad física, es un puente para descubrir desafíos y posibilidades compartidas, que aparta las fronteras y las diferencias culturales que a menudo nos separan. Sin embargo, en la relación entre Europa y el Magreb, existen narrativas que distorsionan esa apertura natural y necesaria.

En Europa, uno de los estereotipos más extendidos sostiene que todos los jóvenes magrebíes desean emigrar masivamente al continente europeo. Este cliché, muy difundido en medios y discursos políticos de extrema derecha, simplifica y fragmenta una realidad mucho más compleja, dificultando una comprensión respetuosa de la diversidad y las aspiraciones de estos jóvenes.

Contraste de discursos: Europa versus las voces reales de los jóvenes magrebíes

Al viajar a ciudades como Orán, mi ciudad natal en Argelia, surge una realidad rica y compleja que difiere de los discursos predominantes en Europa. Muchos jóvenes allí expresan el deseo firme de quedarse y construir un futuro digno en su tierra, valorando profundamente su cultura, familia y comunidad. “Qué más quisiéramos que poder viajar como cualquier joven del mundo. Comprar un billete de avión o barco, reservar hotel, un Airbnb o una plaza en un camping rodeados de naturaleza, visitar lugares y volver a casa llenos de recuerdos”, me comentan un grupo de jóvenes a la salida de Cinegold, una sala de cine de Orán. “Nos rompe el alma ver cómo nuestros hermanos y hermanas, engañados por la falsa idea de que Europa es un paraíso, mueren en un mar que, en vez de ofrecerles oportunidades, los traga, dejando a sus familias desoladas”, relatan Fayçal L. y Lina B., estudiantes de arquitectura y química, respectivamente.

Estas voces reales contrastan con el discurso homogéneo que suele escucharse en Europa, que habla de una migración masiva y descontrolada como si fuera un fenómeno uniforme. Para estos jóvenes, la migración irregular no es un objetivo deseado; lo que anhelan es disponer de medios legales y seguros para viajar temporalmente, por ejemplo, mediante un visado turístico accesible que les permita conocer otras culturas y ampliar sus horizontes sin enfrentar peligrosas y a menudo mortales travesías. Esto revela un legítimo deseo de movilidad respetuosa, no una huida desesperada ni un éxodo masivo.

El valor de la cultura propia y la movilidad legal

Este contraste invita a reflexionar sobre la importancia de la cultura propia para los jóvenes magrebíes. Lejos de querer abandonar sus raíces, muchos aspiran a vivir y desarrollarse en su tierra, buscando dignidad y oportunidades, conscientes de las dificultades que enfrentan como la escasez de empleos acordes a sus estudios o el acceso limitado a viviendas adecuadas.

“Llevamos más de cinco años juntos y todavía no sabemos si podemos casarnos. Ambos trabajamos, pero sin contratos estables ni seguridad social”, comentan Aicha M. y Amir S., una pareja que ejemplifica las limitaciones a las que se enfrentan muchos jóvenes en Argelia.

Reconocer esta realidad es fundamental para superar prejuicios y estereotipos, y para promover políticas migratorias y de movilidad más realistas y respetuosas. En particular, las barreras para la movilidad legal –como las complicaciones para obtener visados y las peligrosas travesías marítimas– constituyen uno de los principales obstáculos para estos jóvenes, restringiendo sus opciones de desarrollo personal y profesional y perpetuando narrativas simplistas que alimentan temores y rechazo en la sociedad europea.

En definitiva, valorar la cultura propia y comprender las limitaciones de la movilidad legal son pasos claves para construir sociedades más inclusivas y justas, que respeten las raíces de quienes buscan oportunidades sin renunciar a su identidad, a su casa o a su país.

Importancia de los Estudios Árabes e Islámicos como herramienta académica y social

Frente a esta diversidad de realidades, la academia y la sociedad españolas tienen un papel fundamental en la promoción y fortalecimiento de los Estudios Árabes e Islámicos como herramienta crucial. En España, esta disciplina resulta esencial para romper estereotipos, fomentar respeto y formar profesionales con el conocimiento y sensibilidad necesarios para afrontar los retos contemporáneos.

Organizaciones académicas y culturales como la Sociedad Española de Docentes de Lengua Árabe (SEDLA), el Círculo Intercultural Hispano Árabe (CIHAR) y la Unión Europea de Arabistas e Islamistas (UEAI), junto a universidades de referencia como la Universidad de Alicante, la Complutense y la Autónoma de Madrid, entre otras, impulsan una formación especializada que aborda las múltiples dimensiones históricas, culturales, sociales y políticas del mundo árabe e islámico.

Gracias a estas iniciativas, España ofrece una comprensión profunda de las culturas y sociedades árabes y musulmanas, contraponiéndose a discursos simplistas y prejuiciosos difundidos en medios y promoviendo un diálogo intercultural enriquecedor en Europa.

Impacto social: hacia políticas integradoras basadas en conocimiento real

La presencia creciente y diversa de comunidades musulmanas en Europa exige políticas sociales inclusivas fundamentadas en conocimiento riguroso. El reconocimiento de esta diversidad y la convivencia pacífica solo serán posibles mediante diálogo abierto, educación crítica y promoción de intercambios culturales que acerquen a las comunidades.

Este enfoque educativo y social es un llamado a dejar atrás clichés y reconocer la humanidad compartida. Construir sociedades inclusivas y diversas es un imperativo moral y una necesidad para la cohesión social y el desarrollo común.

Llamado a la acción: abrir espacios para el encuentro cultural y educativo

La urgencia de abrir espacios de encuentro cultural y educativo es mayor que nunca. Allí no solo deben escucharse discursos mediáticos o políticos, sino, principalmente, las voces auténticas de los jóvenes magrebíes y las comunidades involucradas. Para comprender esta realidad se requiere la participación activa de expertos culturales, sociales y educativos.

Solo a través de un diálogo informado, mediado por especialistas con conocimiento riguroso sobre el mundo árabe e islámico, podremos derribar estereotipos, superar prejuicios y construir futuros compartidos basados en respeto y convivencia pacífica. Pero también es esencial la voluntad personal de informarse de primera mano y mantener una mente abierta. Solo así se facilitará un encuentro intercultural genuino que promueva el reconocimiento y la valoración mutua.

La movilidad segura y legal, la valoración profunda de las culturas propias y la promoción de estudios interdisciplinarios son, en definitiva, elementos clave guiados por expertos para fortalecer la calidad y el impacto de estos espacios.

España y Europa tienen ante sí una oportunidad histórica para transformar la comprensión superficial en conocimiento verdadero, y convertir la diversidad cultural en un valor que fortalezca la cohesión social. Viajar no es solo movimiento geográfico, sino una experiencia educativa y cultural que, si está guiada por especialistas, abre al entendimiento mutuo y a la riqueza que nos une como humanidad.

Como señalé en mi reflexión reciente, la comunidad magrebí sostiene sectores fundamentales en España y Europa, muchas veces en trabajos invisibles y poco valorados que, sin embargo, hacen posible el funcionamiento de nuestra sociedad. La falta de reconocimiento social, junto a discursos simplistas y prejuiciosos, niega la dignidad de estas personas y amenaza con desmantelar el tejido social. La migración no es una carga ni amenaza, sino una fuerza vital llena de rostros y relatos que merecen ser vistos y valorados. Solo superando la ceguera del estereotipo y abriendo verdaderos espacios de diálogo y comprensión construiremos sociedades inclusivas, justas y humanas, donde la diversidad cultural sea un pilar, no motivo de rechazo.


 

Naima Benaicha Ziani

Profesora de la Universidad de Alicante y 

Vicepresidenta de CIHAR

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