CASTELLÓ. Hemos resucitado en una Pascua llena de contrastes, de luces, sombras y emociones diversas, de colores aplastantes y de frío en la primavera morellana. Una especie de tregua ante tanta ignominia. Una desconexión y un paréntesis entre tantas maldades. En Morella hemos comido unas estupendas roscas tapadas, elaboradas a base de carne, embutidos, piñones, pimiento rojo, huevo duro… una tradición celestial. Mis nietos están pascueros, viven y trotan en medio de las vacaciones escolares. Sus roscas, las roscas de sus iaias han sido especiales y han disfrutado a tope estos días alterados que cambian contundentemente la rutina. Largos paseos por la Alameda de Morella y columpios en la Plaza Colón. Comidas y cenas para la estima y la amistad. Resurrección ante tanta miseria. 

Pancho también se ha convertido al morellanismo, gozando de sus paseos por las montañas, feliz de regresar a casa, a la casa de siempre. Mi perro conserva una fina memoria que desarrolla a través de los olores. El aire fresco de Morella, entrelazado con el humear de las chimeneas de leña de carrasca, el aroma de los primeros romeros y tomillos. Olores de su infancia y de sus recuerdos. Olores de los recuerdos que atesoras como tus mejores posesiones. Cada aroma guarda un recuerdo, un tesoro. 

Estos días de tregua emocional y socialmente sosegada, he leído un genial artículo, en El País, de la escritora estadounidense Siri Hustvedt sobre el fascismo en Estados Unidos. Siempre certera, Hustvedt alerta del mal uso y abuso de las palabras que va calando en la ciudadanía desde el poder y los medios de comunicación adictos al poder. "El racismo descarado a la hora de buscar chivos expiatorios entre las personas no blancas y los inmigrantes; la demonización de feministas y marxistas; la evocación de una edad de oro triunfal pero ilusoria que se va a recuperar gracias al gran macho líder, cuya virilidad teatral y beligerante encarna una voluntad cuasi religiosa del "pueblo"; el borrado de la historia; el despido de profesores; la prohibición de libros; la restricción de los derechos de la mujer y la insistencia en que los roles sexuales "tradicionales" son "lo natural"; la alarma por el descenso de la tasa de natalidad; el discurso eugenésico de los "genes malos" y la mágica transformación del grupo que domina una sociedad en víctima son elementos presentes en todos los movimientos fascistas (del siglo XX) y neofascistas (del siglo XXI) del mundo entero".

Siri Hustved nos sitúa frente al espejo de las sociedades europeas, frente al espejo propio del pequeño país mediterráneo que habitamos. Aquí, la xenofobia, homofobia, machismo, misoginia y desigualdades están creciendo bajo el mando de gobiernos de la derecha y su ultraderecha, que vienen a ser lo mismo en circunstancias como las que acaecen en nuestro territorio autonómico. Tras la catástrofe de la DANA, en la que perdieron la vida 228 personas, el gobierno valenciano se ha sumido en una constante huída, en un viaje a ninguna parte mediante la ruta de la mentira, la confusión, los bulos y demasiados despropósitos. Pero la verdad siempre se impone y cada día que pasa, las contradicciones y malas intenciones emergen a la luz de la cruda y única realidad. 

Mi vecina Carmen comparte conmigo estos días de Pascua, primero en Morella y hoy, en la Ribera Alta, en Gavarda, para absorber profundamente el olor de la flor del naranjo que se extiende por toda la comarca. El azahar, otro recuerdo guardado celosamente en las cajas de la memoria. Lo que más le ha gustado a Carmen han sido las roscas tapadas morellanas, no hemos parado de comer y degustar los manjares del Bar Prats, las patatas fritas de Olga, de Canyero, y las nuevas delicias multiculturales del Bar y Restaurante del Hotel Rey Don Jaime. Han sido unos días de colmar el paladar y los sentimientos degustando cecina, rinyonets, sepieta, champiñones, jamón, queso, flaons…. 

Hoy, segundo día de Pascua, regresamos al calor de la Ribera, con unas temperaturas casi veraniegas en contraste con el frío morellano. Hoy vibraremos con la mona, la lechuga, la longaniza y el huevo duro en alguno de los bellos parajes de Gavarda. No volaremos el catxirulo que hacíamos en las casas, con un trozo de papel tensado por las cañas entrecruzadas en forma de hexágono, con aquellos trozos de tela en su cola…. Pero hemos subido a algún árbol de la memoria, escalando los sentimientos que nos han ido modelando como espíritus libres. 

La vida nos deja demasiados sacrificios y penitencias, demasiada tristeza. Estos días resucitamos, abrimos la mirada de par en par, aireamos las emociones y compartiendo los corazones. Ojalá el mundo girara como un bello catxirulo empujado por los buenos vientos y la esperanza, siempre, de un renacimiento. 

Buena semana. Buena suerte.