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LA OPINIÓN PUBLICADA

Mejor más descrédito que imputación

Publicado: 01/03/2025 ·06:00
Actualizado: 01/03/2025 · 06:00

Créanme que a mí me gustaría hablar de otros temas, pero el gobierno valenciano, y en particular su president, Carlos Mazón, me lo ponen muy difícil. Uno diría que un vídeo hecho con inteligencia artificial para promover el futuro resort de Estados Unidos en la franja de Gaza, culminado con una estatua gigante de oro de Donald Trump (por poner sólo uno de los muchos ejemplos que nos aporta diariamente el hombre más poderoso del mundo para incrementar a un tiempo nuestra sensación de irrealidad y de penetrar con firmeza en la distopía) podría ser una buena temática para este artículo. Pero luego llega Carlos Mazón con su revelación de que llegó al Cecopi a las 20.28, diecisiete minutos después de enviarse la alerta que no sirvió apenas para nada, y claro, tendremos que dejar los nuevos detalles del Gaza Suits Resort & Spa, by Donald Trump, para otra ocasión.

 

La revelación, en sí, no tendría nada de particular... salvo que el personaje la haga cuatro meses después del día de autos. Que lo haga obligado por una resolución judicial que le obliga a ser preciso. Que lo haga tras estar estos cuatro meses haciendo creer a todo el mundo que llegó poco después de las siete de la tarde. Y, para mantener la tensión e incertidumbre por todo lo alto, que lo haga apoyándose en un pantallazo de una cámara donde figura la hora (y en la que se ve a Mazón saludando a los empleados de la puerta, con ese toque lozano y saleroso que ha hecho fortuna en su manera de hacer populismo, pero que quizás no parece muy oportuno ante unos acontecimientos como los que se trataban en la sede del Cecopi).

 

Mazón, este jueves a la entrada de un acto
  • Mazón, este jueves a la entrada de un acto -

 

Este horario, las 20.28, a nadie se le escapa, deja en muy mal lugar, de nuevo, al president de la Generalitat. Reconociendo su llegada a una hora tan tardía queda aún más deslegitimado ante la opinión pública, como alguien frívolo e irresponsable que se pasó nada menos que seis horas en paradero desconocido o impropio (tres horas en el Ventorro de comilona, y otras tres haciendo no se sabe qué ni con quién) mientras se inundaba la provincia de Valencia y morían muchas personas; la inmensa mayoría, sin haber recibido ningún aviso de las autoridades valencianas.

 

Sin embargo, el pantallazo sirve para tratar de zanjar la cuestión judicial, y para eso se aporta: para que la jueza de Catarroja deje a Mazón fuera de la investigación sobre las consecuencias de la inaceptable inacción de la Generalitat ese día. Su máximo dirigente eludiría responsabilidades por no haber estado allí cuando se envió la alarma y por demostrar, notoriamente, hasta qué punto "pasaba" del asunto ese día. Si quieren saber quién es el culpable, se deduce de las declaraciones de Mazón, pregúntenle a la exconsellera Salomé Pradas. La entonces máxima responsable de las emergencias ha dicho que está deseando hablar, y ha apuntado ya cómo hablará: echándole la culpa a "los técnicos" que, según ella, más o menos la incitaron a no enviar ninguna alerta y después a hacerlo tarde y mal. La consellera, se deduce, pasaba por allí y no sabía qué hacer. Esa es una línea posible de defensa, disparar hacia abajo. La otra que le quedaría consiste en hacer justo lo contrario: disparar hacia arriba, hacia su entonces jefe, Carlos Mazón. Porque, estuviera o no en el Cecopi Mazón a las 20.11, eso no le impediría darle instrucciones a la consellera por teléfono. Parece verosímil que ella lo llamase tantas veces esa tarde no sólo para informarle, sino para preguntarle qué quería hacer o pedirle autorización para tomar decisiones. Después de todo, si Mazón no tenía nada que decir ni que hacer allí, ¿qué sentido tiene ir al Cecopi, sea a la hora que sea?

 

Carlos Mazón, en el Cecopi, la noche de la Dana.
  • Carlos Mazón, en el Cecopi, la noche de la Dana. -

 

Mientras vemos cómo evoluciona la instrucción judicial y constatamos si Pradas mantiene su historia (que perfectamente puede ser cierta, por supuesto, y que solamente llamase a Mazón para mantenerle informado) o la cambia, está claro que el mencionado pantallazo debería zanjar la cuestión de la hora de llegada de Mazón y, con ello, facilitar su defensa en el caso que está instruyendo la jueza de Catarroja e incluso eludir su eventual imputación en la misma. También es un elemento más que contribuye a zanjar la carrera política de Mazón, pero eso parece que estaba bastante zanjado ya, de cualquier manera. En todo caso, y dados los lamentables y muy cercanos antecedentes, antes de asumir esta realidad convendría ver si se confirma ese horario de llegada una vez se contrasten los vídeos completos de las cámaras, pues hay testigos que han informado a medios de comunicación y partidos políticos de la oposición diciendo que vieron a Mazón en el Cecopi antes de las ocho de la tarde.

 

Mi teoría de la conspiración favorita es que en realidad llegó a las 19.28, una hora antes de lo que figura en la línea de tiempo del vídeo, porque no habrían actualizado ese día aún la hora de las cámaras (el horario de invierno comenzó dos días antes de la jornada de la Dana, con lo que las dos pasaron a ser las tres y las 19.28 las 20.28). Pero, sinceramente, me parece que esta posibilidad, por entretenida que resulte (recuerden: he renunciado a un Trump gigante de oro por este tema), no puede ser verdad. Porque entraríamos ya en un gusto por mentir no sólo patológico, sino extraordinariamente chapucero.

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