Opinión

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EL SUR DEL SUR

El más difícil (todavía) de Sumar

Será como estar, pero sin estar

Publicado: 02/02/2025 ·06:00
Actualizado: 02/02/2025 · 06:00

Sumar ha iniciado el proceso para tener dirección en la Comunitat Valenciana. Después de los intentos por establecer una estructura política, con dirección, militancia y sedes, la plataforma que lidera institucionalmente Yolanda Díaz, pero de la que dimitió orgánicamente, comienza de nuevo el proceso para tener, digámoslo así, presencia política. Y lo hace, como dice la propia organización, con un despliegue asimétrico, dado que tendrá estructura de partido pero reconoce la posición que tienen los partidos autonómicos de la actual coalición como Compromís, Chunta, Compromís, Más Madrid y Més per Mallorca. En resumidas cuentas, será como estar, pero sin estar.

No es una posición fácil la de Sumar allí donde comparte espacio con uno de sus aliados. Le pasa en la Comunitat, con Compromís, o en Cataluña, con los Comuns. Pero al mismo tiempo, para ser relevante y útil, debe tener un papel relevante como marca nacional para poder canalizar el voto en unas elecciones generales. Se trata de espacios políticos duales, en los que ese votante suele apostar a lo mejor por una marca más territorial como Compromís en una cita autonómica y después lo hace por Sumar, Podemos o quizás PSOE en unas generales. 

Y no es una posición fácil porque, como se ha demostrado, para mantener y hacer crecer una estructura política en un territorio, hacen falta sedes y militantes y sobre todo una conexión constante con la ciudadanía. En el caso de la izquierda, con sindicatos, movimientos sociales y asociaciones vecinales. Y cuando se está en el poder, esa posición es más difícil, porque la correa de conexión pierde eficacia en la propia gestión (cambian los nexos de unión, la presencia en la calle y a veces las rivalidades internas o de socios), y a lo que se suma la burocracia de los cambios, que tardan en producirse y por tanto de rentabilizar. Es decir, como explicaba Guillermo López este sábado su artículo para los diferentes diarios Plaza, las alternativas al bipartidismo -y Sumar lo es- mejor en la oposición. Es verdad que después están las tendencias, y esas tendencias son muy difícil de mover a los intereses de cada, por mucho que un partido haga. Ahí está el caso de la Dana, y el papel de Compromís antes y después de los efectos de la riada. 

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No es fácil, y más en un país como España, donde el bipartidismo está tan anclado y que necesita de una gran crisis para que las piezas se muevan y aparezcan nuevos actores. Así que parten con ventaja aquellos que tienen sede, porque permanecen, con más o menos brío, después de las crisis, y que yo sepa en este país tienen sede PSOE, PP y Esquerra Unida (con la herencia del PCE), y en el caso de la Comunitat, Compromís (por la herencia del Bloc en muchos municipios). Poco más. Así que todo lo que tenga que florecer o asentarse -como Sumar- o permanecer -como Vox- necesitará de una estructura sólida de bases, sedes y dirección para mantenerse en el tiempo. Es verdad, permanece el modelo a cuatro, con dos partidos fuertes -PP y PSOE- y oros dos a sus respectivos lados, Sumar (y lo que queda Podemos) y Vox. Y en las nacionalidades históricas o con una fuerte singularidad, sus correspondientes formaciones, otrora autonomistas, ahora soberanistas, venidas a menos, o más pragmáticas. 

Así que Sumar lo tiene difícil para tener una estructura propia si no lo hace sobre las bases de Izquierda Unida o agentes como CCOO. Y allí donde exista una formación de carácter autonomista o nacionalista, ir de la mano con ella. Se beneficiarán mutuamente, siempre y cuando funcionen de manera coordinada y sin recelos personalistas (que ya es mucho). Y desde luego, y ese coincido con Guillermo López, siempre le irá mejor si parte desde la oposición. Las etapas del poder solo se sobrepasan con estructura y presencia institucional. Por suerte o desgracia, el bipartidismo usa las diputaciones y federaciones municipales para sobrevivir. Y ahí está la oportunidad de un partido municipalista como Ens Uneix (surgido en Ontinyent y su comarca) para aprovechar su ventana de oportunidad y ser influyente, como lo es, en la Diputación de Valencia. En cualquier momento, puede hacer uso de particular botón nuclear, como lo hace Junts (o el PNV) en el Congreso de los Diputados. 

En este nuevo desafío que inicia Sumar, no debe de tener en cuenta su utilidad, la utilidad institucional. Uno puede tener sede, dirección y militantes, pero si no hay utilidad en las instituciones, no hay paraíso. Estar siempre se podrá estar, pero debe hacer que sus objetivos son realizables y tangibles, en su bloque, por supuesto. Y con el contexto de adversidad, de mayoría política de las formaciones conservadoras, todavía más. No será fácil. Todos tendrán que poner de su parte, o de lo contrario, partir de la oposición. Lo del éxito de Sumar desde el gobierno pasa muy pocas veces. Tan pocas veces que ya no es tal y lo que está por ver es si repetible. Otro debate son las personas.

 

 

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