Publicado: 12/10/2025 ·06:00
Actualizado: 12/10/2025 · 06:00
  • Foso del Palacio de Altamira, parte del Mahe -
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Siempre al día de las últimas noticias

Tengo la edad suficiente, aunque no la confesaré, para recordar un buen puñado de agravios que esta ciudad ha cometido contra su cultura y patrimonio. El listado de edificios históricos derruidos, yacimientos arqueológicos arrasados, etc., sería demasiado largo y se comería el contenido de esta tribuna. Solo contaré para comenzar un recuerdo muy personal: se trata de una visita cualquiera realizada con mis compañeros del Grupo Ilicitano de Estudios Arqueológicos al Museo “Alejandro Ramos Folqués”, ubicado por entonces en dos salas muy precarias del Palacio de Altamira que habían pertenecido a la fábrica de lonas de Ferrández. Recuerdo las vitrinas obsoletas, el desorden, la falta de información y cómo el suelo del piso superior temblaba con nuestras pisadas, de hecho se cerró finalmente por seguridad. Si te asomabas después al Patio de Armas la impresión era desoladora, con el castillo en estado de total ruina y abandono, lo que imposibilitaba su visita.

Por aquel entonces solo éramos unos rebeldes con causa que queríamos proteger la cultura y el patrimonio local, con la ingenuidad propia de los adolescentes que llegaban a pleitear contra la administración local cuando considerábamos que se había cometido algún atropello, lo que sucedía bastante a menudo, para salir siempre derrotados ante nuestro particular Goliat. Jamás hubiese imaginado en aquel momento que treinta años después iba a participar en la reforma y modernización de aquel vetusto museo.

En el año 2002 yo trabajaba como redactor en la firma Kiu Comunicación y el gobierno municipal capitaneado por el alcalde Diego Maciá propuso que nos presentáramos al concurso de musealización, pues quería que una empresa ilicitana de confianza estuviera implicada en el proyecto del renovado Museo Arqueológico y de Historia de Elche. El siguiente paso fue buscar dos socios con los que crear una Unión Temporal de Empresas (UTE), una de ellas con experiencia en diseño museográfico (Tiquitoc) y la otra en tecnología museística (Vitelsa), quedando a nuestro cargo la labor de coordinar los contenidos. Tras ganar el concurso nos pusimos rápidamente manos a la obra, pues el objetivo era inaugurar el 18 de mayo de 2006.

Antes de hablar de cómo se concibió el proyecto museográfico definitivo, una reflexión sobre los objetivos que el MAHE necesitaba cumplir. El nuevo museo debía tener como objetivo prioritario presentar a ciudadanos y estudiantes de forma fácil y didáctica el devenir histórico del territorio ilicitano y de las distintas comunidades que lo han habitado, para que el relato de una historia común sirviera como herramienta de cohesión social en una ciudad que ha experimentado grandes transformaciones. También se debía tener en cuenta el emergente turismo, pues son miles los visitantes nacionales y extranjeros que se acercan a nuestra ciudad para conocer su patrimonio, y a los que había que ofrecer una aproximación integral y amena a la historia de la ciudad.

Ahora espero ser capaz de contarles, de forma concisa, las razones por las cuales se llevó a cabo un determinado discurso museográfico, por si alguno de los lectores me puede ayudar a entender por qué se ha decidido destruir un museo que costó varios millones de euros y que la ciudad no ha amortizado, pues ni siquiera ha cumplido todavía veinte años de existencia.

Hicimos una primera visita de inspección a los dos espacios sobre los cuales debíamos actuar, la primera planta del aparcamiento de Traspalacio y el restaurado Palacio de Altamira, acompañados por los arquitectos que habían realizado ambas intervenciones. El aparcamiento era un espacio amplio, vacío y polvoriento, con dos alturas. En cuanto al restaurado castillo, disponíamos del sótano en el nivel musulmán, las dos salas restauradas del ala Este y el Patio de Armas, ahora por fin perfectamente accesible. Esto significaba que, respecto del viejo museo, el nuevo multiplicaba la superficie expositiva, lo que exigiría aumentar significativamente el número de piezas y generar un discurso sobre la historia de la ciudad que llegara hasta nuestros días.

  • Museo de Arqueología e Historia de Elche -

Una de las primeras decisiones relevantes que se tomó fue la de iniciar el recorrido expositivo en el área del aparcamiento, la razón fue la siguiente: Elche ha tenido dos ubicaciones, la antigua urbe íbera, romana y visigoda de La Alcúdia, y posteriormente la actual, originada a partir de la fundación de Madinat Ils, la ciudad andalusí. Así pues, en el aparcamiento se podría ver en primer lugar una imagen aérea del territorio con la ubicación de todos los yacimientos conocidos, y después las etapas de Prehistoria, Íberos, Romanos y Visigodos. En un último espacio sobrante decidimos explicar cómo se realiza una excavación arqueológica moderna.

Como curiosidad, les contaré que enseguida nos atrajo la idea de dejar a la vista el forjado de hormigón, convenientemente tratado, para dar a esta zona un aspecto de museo muy contemporáneo que contrastara audazmente con el Palacio, mientras que todas las canalizaciones de aire acondicionado, electricidad, datos, etc., se resolvió que pasaran por debajo de los visitantes, mediante la colocación de un suelo técnico.

El siguiente desafío fue conectar ambos edificios, pues era imposible “agujerear” la muralla o el Palacio según órdenes de la Dirección General de Patrimonio. Entonces sucedió un pequeño milagro, en el lienzo Norte del castillo existía una pequeña puerta. El arquitecto, Antonio Serrano Bru, resolvió brillantemente la conexión entre ambos espacios creando un pequeño jardín al aire libre, protegido por una valla de pilotes que no constituía una barrera visual y facilitando el acceso a la puerta mediante una rampa cubierta.

De este modo la visita continuaba entrando por el sótano del palacio. Como a partir de este punto íbamos a contar la historia de la actual ciudad, decidimos situar una maqueta a escala, para explicar mediante la técnica del vídeo mapping cómo se desarrolló el crecimiento urbanístico de Elche desde el siglo VIII al XXI. Al encontrarse el sótano en el nivel de la medina andalusí, el propio edificio contextualizaba las exiguas piezas con las que procedimos a explicar dicha época.

Cuando se abandonaba esta sección el visitante pasaba del nivel del antiguo alcázar andalusí al Patio de Armas y contemplaba así el castillo cristiano que amplió dicha edificación, donde instalamos además la Cruz de Término del camino de Alicante. De nuevo era el propio espacio el que contextualizaba el relato, pues no se trataba solo de exhibir piezas, se perseguía que el edificio también formara parte del discurso museográfico.

Hasta aquí había sido relativamente fácil elaborarlo, jerarquizando la información a partir de los textos facilitados por los arqueólogos e historiadores: nombre de la Sala o Etapa Histórica, textos de presentación, entradillas, textos explicativos de las épocas y piezas, y el resto de la extensa información en pantallas táctiles en tres idiomas para quien quisiera profundizar más.

  • Visita al inicio de las obras del Mahe en 2023 -

Las dos próximas salas, las destinadas a contar la historia moderna y contemporánea de Elche suponían el mayor desafío desde el punto de vista de la musealización. Todo comenzó en una reunión de trabajo en el despacho del por entonces Archivero Municipal, Rafael Navarro Mallebrera, quien me preguntó con cara muy seria: “¿Cómo pensáis contar la historia de Elche moderna y contemporánea si no hay casi piezas? Apenas unas dovelas de una ermita, un techo mudéjar, unos tarros antiguos de farmacia, un escudo picado de los Reyes Católicos, alguna escultura…”.

Recuerdo que regresé al despacho cabizbajo y compungido, pensando cómo podríamos contar cinco siglos de historia de Elche. Y entonces se nos ocurrió otra idea que, como no tengo abuela, calificaré de ingeniosa. En una sesión de trabajo comentamos que la existencia de piezas sueltas nos recordaba a los antiguos gabinetes de coleccionistas o a la tienda de un anticuario. Ahí se encontraba la solución, serían las piezas las que nos contarían de forma fragmentaria la historia de la ciudad, por poner un ejemplo y no extenderme demasiado, los tarros de farmacia hablarían de la salud o las enfermedades; unas balas de cañón de la guerra de Germanías; un mosquetón reventado de la de Sucesión, etc. Y para que el visitante recibiera la explicación escuchando las voces de los imaginarios anticuarios, instalamos en esas dos plantas unas campanas de sonido cuyos audios se seleccionaban en una pantalla táctil.

Finalmente, para ilustrar el siglo XX y los inicios del XXI, se optó por una sala oscura final donde tres proyectores mostraban una especie de breve documental, pues la historia más reciente de Elche podía ser contada mediante soportes como fotografías e imágenes en movimiento. De ahí de nuevo al Patio de Armas, o a visitar las murallas y barbacanas y la salida por la tienda de recuerdos, como mandan los cánones. El 18 de mayo de 2006 el museo se inauguró con éxito y con la presencia estelar de la Dama de Elche.

Apenas dos años después de su inauguración, el MAHE participó en mayo de 2008 en el Foro Europeo de Museos celebrado en Dublín, donde fue candidato a Mejor Museo Europeo del Año, compitiendo con treinta y ocho propuestas de veinticuatro países, y aunque el ganador final fue el Museo de Arte KUMU de Tallín, en Estonia, el contenedor cultural ilicitano recibió un reconocimiento especial a su realización innovadora.

Pues bien, la reforma que se ha perpetrado, lejos de mejorar o actualizar lo que un museo con casi dos décadas puede necesitar ha optado por mutilar el discurso histórico del museo, que tenía una línea temporal coherente y nítida. Se han eliminado todas las salas a partir de la etapa musulmana y los visitantes ya no pueden saber qué sucedió en Elche desde la Edad Media hasta la actualidad. Me dicen que todo esto se volverá a contar en el espacio que en la actualidad ocupa la sala de exposiciones temporales, ubicada junto a la muralla islámica, lo que indica que se quiere dejar el Museo Arqueológico y de Historia de Elche “Alejandro Ramón Folqués”, MAHE, en la exclusiva ubicación del aparcamiento, desconectando un edificio del otro, perdiendo su sentido y la bella conexión ajardinada que unía los periodos históricos de la urbe. Un discurso museográfico cercenado, un libro al que se le han arrancado la mitad de sus páginas, un bello museo mutilado.

  • Exposición en la anterior sala de exposiciones temporales, en el Mahe - AP

¿Para qué se ha llevado a cabo esta barbaridad? ¿Y quiénes son los responsables? Al parecer, el gobierno municipal anterior no quería pasar a la posteridad solo con el hito histórico de la peatonalización de la Plaça de Baix y la Corredora, su otro gran proyecto era traer definitivamente la Dama a Elche, crear un Museo Nacional de Arte Íbero y reformar el Palacio de Altamira para albergar lo que describían en sus pomposos discursos como “grandes exposiciones”.

Lamento tener que contarles la verdad, queridos paisanos, ni la Dama ha regresado ni creo que regrese nunca, ni jamás tendremos un Museo Nacional de Arte Íbero (no sé con qué abundante colección de piezas pensaban crearlo). Tampoco tendremos grandes exposiciones al estilo del MARQ, es absurdo competir con un museo que está a poco más de 20 km, y que cuenta con el respaldo económico de la Diputación Provincial de Alicante para traer, por ejemplo, a los Guerreros de Terracota de Xian.

El resultado es que el Palacio de Altamira es ahora un edificio ajeno al MAHE, con buena parte de su espacio cancelado, que ha sido convertido en un contenedor expositivo pequeño y poco útil, con un aforo limitado a 100 personas por razones de seguridad, y que para justificar su inauguración trajo prestada una exposición de Eusebio Sempere que se podría haber visto perfectamente en el Centro Municipal de Exposiciones de la Plaza de San Juan, su espacio lógico y natural. Albergo la sospecha de que eliminar al castillo como parte del MAHE le deparará un destino como recinto para esas actividades festeras que tanto gustan al pueblo, ya sin la molesta presencia de piezas antiguas que cuidar ni costoso personal de vigilancia.

Por otra parte, según la Ley 4/1998, de 11 de junio de Patrimonio Cultural Valenciano, art. 68, dice que son funciones de los museos: a) Conservar, catalogar, restaurar y exhibir de forma ordenada sus colecciones, con arreglo a criterios científicos, estéticos y didácticos. b) Investigar y promover la investigación respecto de sus colecciones o de la especialidad a la que el museo esté dedicado. c) Organizar periódicamente exposiciones científicas y divulgativas acordes con su objeto. d) Elaborar y publicar catálogos y monografías de sus fondos. e) Desarrollar una actividad didáctica respecto de su contenido y sus propias funciones. f) Cualquiera otra que en sus normas estatutarias o por disposición legal o reglamentaria se les atribuya.

¿Cumple en la actualidad el MAHE alguna de estas funciones? En mi humilde opinión, no, ni siquiera tiene una web propia, sus redes sociales llevan meses sin publicar nada y la página de actividades didácticas está cerrada. ¿Con un panorama así podemos atraer realmente turismo cultural a la ciudad y no convertirnos en un destino de turismo de chancleta como dice nuestro alcalde?

Este es el resultado final de políticas culturales erráticas, por no decir inexistentes, con dirigentes incompetentes vendedores de humo, responsables de departamento ineptos, incapaces de impedir semejante desastre, y funcionarios a los que no les ha importado destruir un proyecto de calidad que, en su momento, se definió como el portaaviones cultural de la ciudad, con tal de proteger su estatus y ponerse una ridícula medalla en el pecho.

* Juan León Fabrellas fue el coordinador del Proyecto Museográfico del MAHE y ex responsable de los Museos Municipales

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