ALICANTE. Acaba de estrenar nueva película (El comensal), pero ha venido a Alicante para revisitar una obra de 2003, su primer largometraje como directora. Ángeles González-Sinde, cineasta, guionista, expresidenta de la Academia de Cine (2006-2009) y exministra de Cultura (2009-2011), estuvo ayer el Colegio de Abogados (ICALI) para dialogar sobre La suerte dormida, una ficción basada en hechos reales que pone a una abogada en el centro de la pantalla. Aprovechando esta actividad enmarcada en la 19º edición del Festival de Cine de Alicante, este diario digital ha charlado con González-Sinde sobre cine, la reapertura de Ciudad de la Luz y la polémica que ha levantado la nueva Ley Audiovisual.
- La suerte dormida es una película de 2003 y hoy aún se proyecta. Sin ir más lejos, ayer se hizo un pase y luego un coloquio en el Colegio de Abogados de Alicante, en el que estuviste presente...
- Es una película que cuenta un caso real, la historia de una abogada en ese ambiente laboral. Aunque hayan pasado 20 años, la película sigue despertando interés entre la gente del mundo jurídico, porque trata un tema muy específico que a ellos les es cercano. A mí siempre me hace ilusión cuando se recupera una película antigua y más esta, que es la primera que dirigí y que, además, son unos profesionales los que querían verla.
- Como tú dices, fue tu debut como directora, la película por la que te dieron el Goya a mejor dirección novel en 2004. Con la trayectoria que tienes, si echas la vista atrás, ¿qué consejo le darías a la Ángeles de entonces?
- Quizá que no tuviera miedo a tener empuje. Hay momentos en los que las mujeres somos demasiado prudentes, nos pensamos demasiado dar los pasos y hasta que no lo tenemos todo muy seguro, muy atado, no seguimos nuestros impulsos.
- Justo esta semana has estrenado una nueva película, El Comensal. Tiene memoria histórica, ese punto de revisitar el pasado con cierta perspectiva. ¿Es más fácil -o menos arriesgado- hablar de ETA ahora?
- Sin duda. Han pasado diez años desde el fin de la lucha armada, ha transcurrido un tiempo en el que todos hemos podido procesar lo pasado. Y también es verdad que ya no te juegas la vida. El ambiente social es más acogedor para recibir las historias de cada cual. Es importante que estemos más predispuestos a escuchar, incluso las historias de los que piensan diferente a nosotros.