ELCHE. La etimología que tanto en castellano, como en el resto de lenguas romances del estado, se utiliza para denominar a esas entidades urbanas con identidad propia y sentido común de pertenencia, proviene del árabe hispánico bárri, cuyo significado es ‘exterior’, que a su vez procede del término arabe para designar lo salvaje. ‘Barrio’, una construcción sociourbanística moderna, nacida con el crecimiento de las grandes urbes, que se ha visto trasladada a toda concentración de habitantes, existiendo barrios ahora mismo incluso en municipios de 5.000 habitantes, o menos. Es típica la interrogación, especialmente entre los valencianos, de si uno se siente de pueblo o de ciudad, siendo la primera la identificación preferida por la mayoría, haciendo referencia a unos orígenes más genuinos, frente a la impersonalidad con la que definen las ciudades, obviando que los mismos pueblos han adoptado dicha estructura urbana, estando compuestos, así mismo, por barriadas más o menos compactas.
El investigador Luis de la Cruz Salanova (Madrid, 1977), autor de Contra el running. Corriendo hasta morir en la ciudad postindustrial (Piedra Papel Libros, 2016) ha publicado recientemente Barrionalismo (Decordel, 2018), una investigación personal que es un manifiesto de la vida en estos espacios urbanos que tanto se parecen a aquellas comunidades primigenias, densas y compactas, que conocemos como pueblos, el modelo social y comunitario de la sociedad rural, frente al aislacionismo de las explotaciones agrarias y ganaderas, y su sentido autárquico de la convivencia. “Me interesan las construcciones sociales que recorren las calles y constituyen las ciudades, a menudo tan complejas y mezcladas que solo admiten aproximaciones: precisamente por ello son tan interesantes. Me importan especialmente las asociaciones de escala lo suficientemente pequeña como para caber en mi cabeza. ¿Ciudad es a sociedad lo que barrio a comunidad?”, nos dice en el capítulo introductorio del libro.