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'Professor Lazhar'

Los debates contemporáneos de la educación se afrontan en una escuela de Quebec

VALÈNCIA. Duelo por la pérdida de un ser querido, duelo migratorio, individual e intransferible, comunitario. Todos los trances frente a la muerte se exploran en un aula de Montreal en el monólogo teatral Professor Lazhar, programado del 23 al 26 de marzo en la Sala Russafa. 

La compañía La Dependent dedica una oda a la educación a través de la figura de un hombre de origen argelino que comienza a trabajar en una escuela canadiense. Su puesta de largo en las aulas coincide con el trauma que afrontan equipo escolar y alumnado por el fallecimiento de su antecesora. Más allá del choque de culturas, el nuevo docente ha de hacer frente a su asunción personal del exilio y a la disolución de su identidad en el país de acogida. 

La necesidad de homenajear a los maestros es algo intemporal, pero la formación de Alcoi ha sentido ahora el apremio porque, como comparte el responsable de la traducción y adaptación de este montaje, Pasqual Alapont, “hace varias décadas que están en la palestra. Como la salud, el sistema educativo está muy estresado, con situaciones que sobrepasan lo razonable en una clase. La escuela ha de hacer frente a eventualidades como la irrupción de las redes sociales y la llegada de estudiantes que no conocen las lenguas. Hemos conseguido la democratización de la educación, pero si creemos en ella, hemos de poner recursos”.

En esta versión del original, dirigida por Gemma Miralles y protagonizada por Vicent Pastor, el relato sigue desarrollándose en Quebec, porque tiene una cualidad universal. “Piensa en Homero y La Ilíada, a pesar de que sus personajes y tramas suceden en un tiempo, una geografía y un contexto muy determinados, nos han afectado a todos. Los problemas que plantea esta pieza afectan a las escuelas, ya estén ubicadas en Montreal, en Madrid o en València”.

Esos problemas van de la pedagogía del duelo a la integración educativa, de unos parámetros curriculares basados en el pragmatismo y la evaluación constante a las tendencias suicidas. 

La interpelación de la audiencia

La propuesta se inspira en el libro Bashir Lazhar, de Evelyne de la Chenelière, convertido en obra de teatro y, posteriormente, en película. El largometraje, titulado Profesor Lazhar (Philippe Falardeau, 2011), fue nominado al Oscar a mejor película de habla no inglesa y está disponible en Filmin. 

La diferencia entre ambos formatos se basa en la integración de la audiencia. La sabiduría del montaje reside en la interlocución del actor con el patio de butacas, que al ser interpelado pasa a estar integrado por los padres, alumnos y resto de profesores de la historia.  

La asunción de la muerte vertebra la obra y se hace extensible al público, ya que Pastor construye las voces del resto de los personajes al rebotarlos en los espectadores y espectadoras, que han de aceptar la catarsis. 

“Los duelos requieren un tiempo para curar las heridas, pero a veces tenemos mucha prisa. La obra, en contraste, pide no ir de puntillas y analizar por qué nos afectan las cosas. Esta deriva es una herida instalada en el corazón de la sociedad y la propuesta se convierte así, en una lección de vida”, avanza Alapont.

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