ALICANTE. La ansiada reapertura de las terrazas en los establecimientos hosteleros 'pintó' este lunes la imagen del centro de Alicante con una cierta pátina de normalidad, pero desde luego la respuesta de los locales y de los consumidores que acudieron a almorzar o tomar el aperitivo fue mucho más tibio de lo que cabía suponer. La asociación de hostelería Apeha ya había advertido el pasado viernes de iban a abrir menos de un 15% de las terrazas, pese a los sucesivos cambios normativos aprobados por el Ayuntamiento (el último, este mismo domingo), y desde la federación provincial de comerciantes Facpyme confirmaron que la apertura fue testimonial.
La afluencia a las terrazas, ya de por sí limitadas al 50% para controlar el aforo, fue dispar. Mientras los locales en los barrios o en las inmediaciones de Maisonnave abrieron de forma mayoritaria y tuvieron un notable flujo de clientes durante toda la mañana, los establecimientos del circuito más turístico (la plaza Nueva, la calle Castaños, la Rambla, la calle Mayor, la plaza del Ayuntamiento, la Explanada) abrieron mucho menos y se quedaron muchas mesas vacías. Precisamente, la falta de clientes foráneos explicaría que estos establecimientos, habituados a trabajar con el cliente 'de fuera', sirvieran muchas menos bebidas de las que habían calculado.
Así, por ejemplo, el quiosco de la plaza Calvo Sotelo (Sotelo 10), a escasos metros de la muy concurrida Maisonnave, fue uno de los que aprovechó la reapertura, según explica a Alicante Plaza su gerente. Por sus propias características (en condiciones normales, su terraza ocupa toda la plaza salvo la zona de juegos infantiles) el quiosco contaba este lunes con un buen número de mesas, aunque fueran la mitad, y durante toda la mañana estuvieron ocupadas, incluso con alguna 'cola'. "Tenemos las mesas a dos metros una de otra, y la gente se ha tomado bien el tener que esperar o incluso volver luego", relata. Con la reincorporación de una parte de la plantilla, Sotelo 10 pasó toda la mañana del lunes sirviendo desayunos, almuerzos y, conforme avanzaba el día, algún aperitivo.
En el lado contrario, el quiosco del Portal de Elche, Soho, que solo podía disponer de seis mesas (sin posibilidad de salirse del recinto que marca el parque). "Esperábamos que viniese más gente, después de lo que hemos visto que ha pasado en otras ciudades", explica una de las dos camareras que volvieron al trabajo este lunes. "Toda la mañana ha sido muy tranquila, algún desayuno y algún aperitivo" (mientras hablamos, hay ocupadas cuatro de las seis mesas, alguna con un solo cliente). "Nosotros es que solemos trabajar más con gente de fuera, y claro", lamenta la camarera.
Mucho más concurridas estaban las terrazas del entorno del hotel Meliá, tanto junto a la playa del Postiguet como en el paseo del puerto. En cambio, muchos locales de la Explanada, especialmente los situados en el tramo entre la Rambla y la plaza del Mar, permanecían cerrados o mostraban las terrazas prácticamente desiertas. En la calle Mayor apenas hubo aperturas, y en la plaza de Santa Faz, el histórico Casa Ibarra montó media docena de mesas, con escasa afluencia. También fue testimonial la apertura de locales en las calles habitualmente más concurridas del Barrio y en la calle Castaños y su entorno, donde no obstante sí podían observarse algunas terrazas y pequeños grupos de clientes.