ELCHE. Hace ya doce años (2007) desde que las monjas clarisas se instalaran en el actual convento en el que están ahora, en el de Santa Clara junto al Bimil·lenari. Desde entonces, el Convento de la Merced, antes Convento de Santa Lucía, y conocido popularmente como Convento de Las Clarisas, una de las perlas patrimoniales de la ciudad, lleva esperando una actuación integral para su rehabilitación y uso. A pesar de que se sitúa junto a los Baños Árabes, que reciben miles de visitas en verano —y sigue a la espera de un proyecto museístico—, el convento tan sólo ha recibido actuaciones concretas en algunas partes del inmueble. Ahora que llegan las elecciones, se vuelve a hablar del espacio, que lleva más de una década esperando una rehabilitación integral y saber qué uso tendrá. Una inversión que podría suponer en total entre 2 y 3 millones de euros. Incluso se habla ahora de enviar una carta a diversas instituciones y administraciones para que vean el potencial del espacio y buscar financiación.
Desde la cesión de 2007 hasta 2019
Tras la cesión de las monjas clarisas del edificio, a partir de entonces se han ido planteando de forma más o menos abstracta qué opciones de uso se le podía dar a este valioso inmueble y poco a poco se hicieron hasta tres o cuatro actuaciones. Eso sí, con pequeños presupuestos para arreglar primero la entrada, después para impermeabilizar las terrazas —de unos 200.000 euros— por problema de humedades, para que las aguas fueran al alcantarillado y no al claustro u otras partes del edificio. En esa misma obra se acondicionó la antigua Iglesia para multiusos con el mandado popular. Aunque la realidad es que apenas se le ha dado uso. Con la actual corporación se iban a realizar escuelas taller en los jardines del huerto, pero finalmente el proyecto no ha prosperado. Durante esta legislatura, con el presupuesto de Patrimonio —la primera partida que se habilita, aunque de apenas 50.000 euros—, hubo actuaciones en la parte de la Iglesia de la Merced, que fue cuando se descubrió el Altar Mayor, varios arcos y bóvedas de capillas, una cripta con enterramientos de nobleza ilicitana y distinta ornamentación en la que aún quedaban restos de la policromía original. En las actuaciones que tuvieron lugar en el huerto previamente por Alebus ya se encontraron enterramientos del siglo XVIII, sin mortaja y amontonados, lo que muestra que fue una inhumación precipitada, puede que debido a una epidemia.