ALICANTE. La maquinaria vuelve a ponerse en marcha al 100% en los hoteles de la ciudad de Alicante. El fin del toque de queda y de las restricciones a la movilidad, que limitaban los desplazamientos entre territorios, ha propiciado que la práctica totalidad de los establecimientos vuelva a recibir huéspedes desde principios del mes de junio, impulsados por el incremento progresivo de las reservas de la temporada de verano. Ese proceso de regreso a la actividad quedará prácticamente completado dentro de un mes con la reapertura del último de los grandes hoteles que todavía permanece cerrado: el Gran Sol Affiliated by Meliá, de cuatro estrellas.
De hecho, sus gestores ultiman su puesta a punto tras acometer una renovación de sus infraestructuras, así como una actualización en su interiorismo, con el objetivo de abrir al público el próximo 1 de agosto tras diez meses de cierre. Meliá había optado por aplazar su reapertura, al disponer ya de dos primeros establecimientos operativos en Alicante desde que se inició el proceso de desescalada: el Hotel Meliá y el Porta Maris, con una suma de cerca de 800 habitaciones. No obstante, la cadena habría considerado que ahora sí se dan las condiciones óptimas para ampliar su oferta alojativa y que el Gran Sol pueda readmitir clientes en sus 123 habitaciones.
La reapertura conllevará también la de su conocido restaurante "Con Vistas", situado en la planta 26 del edificio, desde la que se puede disfrutar de una visión panorámica de 180 grados sobre la bahía de Alicante. "Se trata de uno de los principales alicientes del hotel, puesto que se puede disfrutar de una buena comida con vistas que abarcan desde el Maigmó, hasta el Castillo de Santa Bárbara, el Cabo de las Huertas, Tabarca y Santa Pola", explica su director, Fernando Martínez.