ELCHE. La entrega de los galardones Medalla de Plata del Bimil·lenari, el Ram d'Or y ahora los rescatados —en 2015— Premis Literaris Ciutat d'Elx son una tradición el 9 de Octubre, pero también lo es la carta a las administraciones superiores demandando cambios en diversos ámbitos. Esta vez, en el económico, el fiscal o el urbanístico. En el acto institucional, además de las palabras de solidaridad hacia la Vega Baja con las que empezó el primer edil o la importancia del valenciano como eje vertebrador y cohesionador cultural de la Comunitat, Carlos González aprovechó para reclamar todo aquello que no funciona como le gustaría y que podría suponer mayor eficiencia en la gestión municipal: el techo de gasto, competencias urbanísticas, sociales o culturales.
Por supuesto, en el pack reivindicativo, las primeras palabras fueron para la infrafinanciación autonómica que afectan a todo el territorio valenciano, y como se suele denunciar desde diferentes flanco, incide más en Elche, donde hay un "olvido histórico" a nivel de inversiones según quién lo critique. González no eludió el asunto, señalando que lastran el desarrollo de infraestructuras y servicios de la ciudad. Es por eso que, una vez más, como suelen reivindicar cada cierto tiempo en diferentes foros, pidió una rebaja del techo de gasto para aquellos Ayuntamientos que ya están saneados y que cuentan con superávit, como es el caso del ilicitano. También planteó una reforma del marco fiscal para favorecer una tributación más justa y más progresiva, así como una mayor inversión de administraciones como Diputación, Generalitat, o Estado.
Mayores competencias en Urbanismo o Cultura
Además, no sólo se quedó en ese aspecto para poder invertir más, sino que reclamó diferentes cambios normativos para que los consistorios gocen de una mayor autonomía local, "para que podamos tomar decisiones con celeridad y eficacia, dirigidas a modernizar la ciudad, impulsar el crecimiento económico y del empleo y a aumentar el bienestar de los ciudadanos". En ese sentido, rompió una lanza en favor de una menor centralización en cuestiones, culturales —ahí está el Hort del Gat esperando— y urbanísticas para lograr una mayor proximidad, eficiencia y eficacia.