BENIDORM. El hotel Don Pancho de Benidorm cumple 50 años. Una establecimiento cargado de historia que nació del sueño de la familia Torrubia en 1969, cuando el turismo despegaba en lo que hoy en día se ha convertido en capital de la Costa Blanca. Se materializó en mayo de 1972 con su inauguración a la que asistió para novedad del sector el ministro de Turismo de entonces, Alfredo Sánchez Bella. Desde aquel entonces, ha servido de alojamiento a miles de clientes venidos de todas las partes del mundo, con célebres personalidades como Julio Iglesias o Mario Vargas Llosa. Con ocasión de esta celebración, el CEO del Grupo Don Pancho, Francisco Quiles, ha concedido una entrevista a este diario, dividida en dos partes, para repasar su historia.
- ¿Cuáles fueron los inicios del hotel?
Es la materialización de un sueño de cinco hermanos que allá por los años 30 nacieron en la ciudad de Benidorm y cuando empezaron a ver el boom turístico a principios de los años 60 tuvieron ese gusanillo de querer hacer algún día un establecimiento. En el 69 es cuando se constituyó la razón social de la empresa y durante dos años, hasta mayo del 72, se estuvo construyendo el hotel. En ese momento abrieron las puertas. Tiene una decoración azteca que rinde homenaje a los muchos años que los antepasados de los fundadores dedicaron a viajar por todo el mundo, sobre todo por Latinoamérica en su condición de marinero. Y quisieron traerse ese recuerdo. Por otro lado, el nombre hace honor a la abuela Panchita, que fue la esposa del tatarabuelo de los fundadores. Era de Filipinas, que es donde la conoció, y se vino a Benidorm por amor. Consiguió el cariño del pueblo y se hizo muy famosa entre la población.
- ¿Cómo ha ido evolucionando el hotel en estos 50 años que cumple ahora?
De la misma forma que su inauguración fue pomposa, fue el único de la época que lo inauguró un ministro de Turismo, el entonces Don Alfredo Sánchez Bella, también en aquellos orígenes los socios fundadores tuvieron muy claro que este edificio tenía que tener una singularidad, un señorío… Tenía que tener su propio sello y su propia marca. Por eso, no escatimaron en buscar al arquitecto de mayor prestigio y reconocimiento en aquellos momentos, García Solera. Hace poquito recibimos el reconocimiento de Docomomo, que es un registro internacional de edificios singulares de una determinada época constructiva, moderna, de los años 60. Hace honor a aquella apuesta por la exclusividad, la singularidad y la diferenciación de aquel momento.