AlicantePlaza

palabras llanas

El detectómetro de odio

  • Foto: LUCA VALENTA/ROTOTOM/EP

A veces las casualidades son curiosas. Durante esta semana el partido socialista y el partido popular aplaudían y apoyaban las declaraciones del Fiscal de Delitos de Odio, Miguel Ángel Aguilar, sobre la persecución de supuestos delitos de odio en redes sociales y la obligación de identificarse en dichas redes sociales.

Esta misma semana en el festival Rototom, en Benicasim, el grupo de rap “Los Chikos del Maíz” desplegaban una pancarta en la que se podía leer “Ortolá Caraculo”, perdonen la expresión, no es mía, y una esvástica tachada.

Bueno, pues aquí puede demostrar su interés por combatir este tipo de delitos el Señor Fiscal, las pruebas están ya en todas las redes sociales y en este caso el anonimato no existe, el propio grupo musical ha publicado su actuación en sus redes sociales.

Ahora populares y socialistas pueden demostrar cuan preocupados están por este tipo de delitos, en este caso el insulto y el señalamiento al concejal de Vox en Castellón, Antonio Ortolá. O quizá el insulto y el señalamiento de un concejal de Vox no entra en su catálogo de delitos que ellos llaman de odio.

Me importa un comino si estos chicos o quien sea, odian a Ortolá, están en su derecho, allá ellos. Lo que sí me importa y preocupa es que le insulten y le señalen.

El sentimiento de odio es una cosa, la amenaza o el insulto otra muy distinta.

Un sentimiento de odio puede llevar a alguien a cometer un delito, pero el solo hecho de tener un sentimiento no puede ser delito.

¿O acaso un sentimiento de frustración no puede llevar a alguien a delinquir? ¿Vamos a tipificar también los delitos de frustración? Imaginen la noticia: “agrede a su jefe porque se sentía frustrado en el trabajo”, ¿sería delito de agresión o de frustración?

Recibe toda la actualidad
Alicante Plaza

Recibe toda la actualidad de Alicante Plaza en tu correo