ELCHE. Mientras que desde este miércoles los vecinos del bloque 8 de San Antón, desalojados, pueden recoger parte de sus enseres, el barrio lleva años viviendo situaciones similares con derrumbes o amagos de ello. Aunque no tan mediáticas como esta por la envergadura. En el caso de José Carlos Candela, vecino del bloque de Obispo Cubero, 3, el techo de su vivienda, en la última planta, colapsó en octubre de 2023, junto a varias más. Aquello acabó con otro informe técnico de 'inhabitabilidad de las viviendas afectadas', pero siente que el trato recibido ha sido muy diferente por la administración local, ya que en aquél caso, el Ayuntamiento no se hizo cargo, ni se le ofrecieron alternativas habitacionales.
Este vecino, que compró el piso en julio de 2023, muestra su "malestar, frustración e incomprensión ante el trato recibido por parte de las autoridades competentes y la administración local", y señala que ha sentido "desamparo" en todo momento por parte del Ayuntamiento y del administrador de fincas porque a su juicio, "actuaron con una alarmante falta de empatía y eficacia". En retrospectiva, fueron cuatro las viviendas afectadas, tanto de su escalera como adyacentes.
Pérdida de mobiliario y situación 'inhabitable'
José Carlos explica que el incidente le provocó la pérdida de enseres y muebles. Aunque avisó al administrador de las rajas que había en el techo, advirtiendo este que la situación venía de hace tiempo, cuando intentó apuntalar, ya fue tarde, y el techo cayó, cediendo también en parte de otro piso anexo, de la vecina Paula Quiles. La Policía Local y posteriormente un técnico municipal acudieron y el funcionario elaboró un informe en el que se declaraba la inhabitabilidad de las viviendas afectadas. Instaba a la demolición y reparación de los techos de todas las viviendas de la última planta en un plazo máximo de tres meses. También el perito constataba que no era seguro vivir allí.
- Situación del piso de José Carlos tras el derrumbe del techo - -
- AP
El arreglo se estableció en 23.000 euros que debía financiar la comunidad a través de una derrama de 1.200 euros por vecino. Pero de los cuatro techos, a día de hoy tan solo se han reparado dos, el de José Carlos y el de Paula, que tardaron más de un año en poder acometer la reparación por la casuística de la comunidad: no asumió el coste porque hay algunas situaciones de ocupación, otras de adeudos o de vecinos que al no estar afectados, no quisieron entrar en la derrama. Entre la reunión del dinero, el trámite de buscar arquitectos, empresa y finalmente reparar, José Carlos estuvo desde octubre de 2023 a diciembre de 2024 en casa de sus padres y volvió a finales del pasado año. Y apunta que "el vecino de enfrente (de otro de los techos caídos) sigue viviendo sin techo". Paula, por su parte, aunque sí reparó, no ha querido volver.
Sin ayuda institucional
Derivado de esto, al no haberse finalizado la obra en todos los pisos afectados, aún siguen formalmente en situación de 'inhabitabilidad' desde 2023. Y pese a la urgencia que establecía el informe, lamenta que "no recibí ningún tipo de apoyo habitacional por parte del Ayuntamiento ni se ofreció solución alternativa alguna, pese a que existen (existían) viviendas vacías en el barrio como parte del proceso de reurbanización ya en marcha". Además, apunta con pesar a la paradoja de la derrama para reparar el techo de una vivienda "que será derribada en un futuro como parte de ese mismo proceso urbanístico".
En este caso, este vecino ya presentó un escrito al Ayuntamiento y se dirigió a Pimesa en 2023, donde circunscribieron el problema a un tema privado y de propiedad horizontal. Sin embargo, al ver todo lo acontecido ahora con el bloque 8, habla de ese desamparo al ver cómo al detectarse grietas estructurales se procedió de inmediato, "con el propio alcalde ofreciendo apoyo directo a los afectados desde el primer momento", destaca, proporcionando alojamientos temporales en hoteles y albergues. "Y se han iniciado procesos de reubicación en viviendas nuevas del barrio. Esta diferencia de trato entre situaciones similares resulta difícil de comprender", explica.
Denuncia doble vara de medir con casos particulares
José Carlos se pregunta por qué en su caso, "que también implicaba un riesgo estructural y la pérdida total de una vivienda, no mereció el mismo nivel de atención institucional, cobertura mediática, ni ofrecimiento de soluciones habitacionales". Aludiendo a que asumió personalmente la derrama, con retraso de las obras por la no asunción de la comunidad de las mismas, "mientras otras personas en idénticas circunstancias han sido asistidas con recursos públicos, acompañamiento y alternativas dignas".
Con todo, pone de relieve que "no se trata de cuestionar la atención prestada a otras personas, que sin duda merecían ese respaldo, se trata de entender por qué mi caso fue ignorado, minimizado y, en la práctica, dejado a la deriva, como si mi situación tuviera menos valor". Ante la falta de respuestas, vuelve a pedir que se reevalúe su expediente y volverá a tocar la puerta municipal. Eso sí, en esta ocasión, y tras los realojos del bloque 8, todos los pisos nuevos vacíos que había de excedente en San Antón ya están ocupados.
Llueve sobre mojado en San Antón
Se trata de otra situación más de las diversas y complejas que se viven en un barrio en situación de degradación desde hace años a nivel urbanístico, mientras que durante los años también se fueron reduciendo servicios como el famoso derribo del centro social o un pino de gran porte. Frente a este caso en concreto, cabe recordar que tampoco es el primer derrumbe de techos. En septiembre de 2023, hubo que hacer otro realojo tras el derrumbe de un techo (justo un mes antes y en la escalera de al lado, la 7). En aquél caso, debido al viento y a la corrosión de las heces de paloma en un techo.
Previamente, como contaba este diario en 2020, algún vecino (ya realojado en uno de los últimos inmuebles) y su hijo pequeño, incluso vivían con el techo apuntalado en varios puntos de la casa porque se había derrumbado el forjado, y caía a diario arena y polvo. Todos ellos son casos que muestran la debilidad o poca calidad de forjados y estructuras. Al menos en algunos bloques.
Difícil equilibrio
Ejemplos que muestran el día a día y la situación de varios bloques con estas situaciones, aunque a raíz del desalojo del bloque 8, solo se detectó este como el de riesgo real e inminente de derrumbe. El resto de inmuebles sigue esperando su turno. E incluso tras esos realojos, sigue habiendo quejas de familias no satisfechas con las alternativas ofrecidas por el Consistorio, que se mueve en este contexto entre la fina línea que puede haber entre la responsabilidad de actuar como administración local, y la responsabilidad o problema particular, como en el caso de José Carlos, quien se pregunta por qué en casos como el suyo no interviene la administración pública, "si el Ayunatmiento y la Generalitat son quienes se están haciendo cargo de renovar San Antón".