ELCHE. Define la RAE 'anquilosar(se)' como ‘causar, o sufrir, la imposibilidad o disminución de movimiento o, en sentido figurado, de avance o progreso’. Una situación que a nivel urbanístico guarda ciertas similitudes con el barrio de Carrús —iba a llamarse barrio de los 'Caídos', muestra de que estos son también hijos del momento—, que todavía sigue sufriendo las consecuencias propias del modo en que se desarrolló, falta de más zonas verdes y espacios colectivos; un urbanismo más cómodo y habitable. Una de las cuentas pendientes del Ayuntamiento con su barrio más poblado, situado en el norte de la línea del ferrocarril, en el margen derecho del río, que tuvo que crecer a marchas forzadas durante los 50 y 60 para acoger a obreros y migrantes que venían para provechar el crecimiento de la industria del calzado. Algo que se mantiene inexorable. Años y años después, son muchos los problemas vigentes. Si bien es cierto que ahora tiene una oportunidad de remodelación con los fondos Edusi, el barrio aún está a la espera. Ya lleva mucho tiempo así.
Retrospectiva de un barrio industrial
Desarrollado como uno ensanche de Elche en los años 20 por el ingeniero municipal Sebastián Canales Mira de Perceval (1908-1987), se consolidaría en el Plan General de 1962, a partir de una suerte de cuadrícula irregular definida por los ejes de la vía del tren y de la carretera de Aspe, aislando el barrio del resto del casco urbano hasta el soterramiento de las vías en 1971 —aunque luego seguiría teniendo poca conexión con el esto de la ciudad—. Una muestra de la ausencia de planificación y su consiguiente desarrollo irregular, con calles laberínticas o manzanas de plantas bajas —creadas muchas para familias trabajadoras— combinadas con bloques. Al igual que otras ciudades del resto del país durante los años 60 y 70, las velocidades del crecimiento poblacional y la capacidad de absorción de las mismas era muy dispar. Como ocurrió en general y también en Elche, esa incapacidad de absorción, requirió respuesta urgente del Estado para construir vivienda social. El principal objetivo era alojar a obreros y emigrantes, algunos procedentes de zonas rurales deprimidas.