ALICANTE. Las explicaciones ofrecidas por el concejal de Cultura, Antonio Manresa (Cs), durante su comparecencia en el pleno ordinario de junio, este jueves, no parece que vaya a dar por zanjada la controversia por el contrato menor de asesoría externa concertado para difundir la programación cultural de la ciudad en medios especializados y reforzar su presencia en redes sociales. De poco o nada sirvió que el regidor detallase que ese contrato (concertado de manera directa con un profesional que ejerce su labor como autónomo, tras ser escogido entre otras dos propuestas), no se había tramitado para suplir a una trabajadora interina que iba a acogerse a una baja por maternidad.
Su relato, sencillamente, no convenció a la bancada progresista, y menos, después de que el grupo municipal de Vox se hubiese aliado con PP y Cs para rechazar la constitución de una comisión de investigación promovida por Unides Podem con la intención de determinar si existieron irregularidades en esa contratación, en aspectos como si el contrato fue para cubrir esa baja, cuando -en ese caso- debía haberse acudido a la bolsa de trabajo, o por qué la oferta escogida fue la única que había presentado un presupuesto ajustado al límite previsto por la Ley de Contratos del Sector Público para los contratos de prestación de servicios de carácter menor (15.000 euros más IVA).
El primer gesto de ese descrédito lo evidenció este mismo jueves el grupo municipal de Compromís, que -solo unos minutos después de la intervención de Manresa- solicitó por registro la entrega del informe que hubiese podido emitir el interventor municipal, en función de las declaraciones públicas formuladas por el alcalde, el popular Luis Barcala, en torno a ese episodio. En concreto, como informó Alicante Plaza, el primer edil apuntó, después de que trascendiese la contratación de la polémica, que dependía de la emisión de los informes de la Oficina Presupuestaria y del interventor municipal para que se detallase si cumplía con las condiciones requeridas para que se cumplimentase.
De hecho, lo cierto es que esas siguen siendo sus únicas palabras sobre el asunto, ya que, durante el desarrollo del pleno, optó por el silencio, sin ofrecer ninguna valoración ni explicación adicional respecto a sus propias manifestaciones. Todo pese a que fue azuzado en varias ocasiones por los portavoces de los tres grupos del eje progresista: Paco Sanguino (PSPV-PSOE), Xavier López (Unides Podem) y Natxo Bellido (Compromís). "Si el señor Manresa está hoy en esta situación, compareciendo por ese contrato, es gracias al señor alcalde", espetaron. Sin embargo, Barcala -que sí hizo múltiples acotaciones al moderar la sesión e intervino en varios momentos del debate plenario-, obvio todas esas alusiones y optó por la callada.
No dijo nada incluso después de que Manresa respondiese a Sanguino y López que se habían dejado guiar por "el camino del engaño", al referirse a la necesidad de emisión de esos informes apuntada por el primer edil. Es más, Barcala tampoco intervino cuando el titular de Cultura se negó a ofrecer más detalles sobre el modo en el que el correo interno remitido por la trabajadora interina (en el que explicaba que se acogía a una baja por maternidad y que iba a ser sustituida por el profesional autónomo contratado) saltó a los medios de comunicación. Manresa dijo sin decir para apuntar a sus socios políticos: "No voy a referirme a cómo se extendió ese correo porque me debo a la lealtad al equipo de Gobierno", explicó. Barcala permaneció inmutable pese a todo, en un episodio que, como ya ha contado este diario, ha causado discrepancias en las filas de Cs y, sobre todo, roces en las relaciones con el PP en el seno del equipo de Gobierno.